He aquí la segunda entrega de Devils con el regreso a las andanzas de los tiburones financieros que parecen dominar el panorama de la City londinense. Tal y como ya quedó patente en sus aventuras de la más que interesante primera temporada. En esta segunda temporada, Massimo Ruggero (Alessandro Borghi) y Dominic Morgan (Patrick Dempsey) continúan con su enfrentamiento de estilos directivos y de egos exacerbados para ver quién tiene la cartera de inversiones más larga. Por lo visto mantienen intacto el olfato para los negocios de las Altas Finanzas, más bien el instinto asesino de todo escualo inversor que se precie.
Recordemos que al inicio de la T1, evocaba mucho los roles de ‘Buddy’ (Charlie Sheen) -más emancipado- y de Gordon Gekko (Michael Douglas) -algo más descafeinado- de la imprescindible Wall Street (Oliver Stone, 1987). Ahora en esta T2, se hace mucho más evidente su desligación del cliché maestro y alumno aventajado. Tampoco veremos exactamente dos ‘yuppies’ ochenteros, pero son dignos arquetipos quizá de esta nueva era de la economía financiera digitalizada.
Así que prometen más retos económicos y economía financiera, de lo más agresiva y de altos vuelos. «Todo está cambiando, y el mundo está a punto de volverlo a hacer», pero cuidado porque estos banqueros de inversión «no temen el cambio, porque ellos mismo lo crean». La vanidad y el narcisismo a flor de piel. Parámetros psicológicos que concuerdan con esos ‘yuppies’. Y que motivan a los creciditos bajo pseudónimos como ‘CEO & founder’ de esos múltiples perfiles que abundan por LinkedIn, o de gurú inversor de (Fin)Twitter, que creen haber inventado los negocios con sus ombligos estratosféricos.
Cierto que chirría en exceso esa arrogancia ‘CEO’ que destilan los protagonistas. Eso de inspirar e infundir miedo a los empleados y cierto tipo de ‘coaching’ vergonzante en algunos capítulos, por ejemplo. Por estas cosas, quizá, ahora todo el mundo sea ‘CEO’ de algo… Es relativamente entendible la fascinación de muchos por estas rimbombancias, máxime si se quieren ver reflejados en estos personajes de ficción.
Pero bueno, ese exceso de ego y prepotencia resulta útil para esta ficción. Las peripecias y piruetas financieras van a ser interesantes, eso sí, no esperemos el nivel didáctico de la primera temporada. Ya vimos que fue una generosa y entretenida síntesis de la historia económica y financiera del arranque agitado del siglo XXI. Aquí las noticias y esa estética cuasi documental no son tales, limitándose a breves referencias en los créditos al final de cada capítulo. Unos leves recortes de noticias relacionadas para mostrar una ligera muestra de realismo narrativo.
Se acabó ese enfoque magistral, habiendo un vuelco más evidente hacia lo palomitero (en lo financiero, claro). Dramatismo y entretenimiento más generalista, pero sin descartar para nada aspectos financieros relevantes. Y eso es lo que la hace igual de interesante. Podríamos decir que en la T1, Dominic era el enemigo de la Eurozona y los PIGS durante 2011 y 2012. Ahora en la T2, China es la gran amenaza en este periodo de 2016 a la actualidad (y lo que queda).
En esta entrega, tanto día a día en la oficina y por la City londinense, con sus vaivenes entre jefes y compañeros, la asemeja más a Industry que a la temporada precedente.
Obviamente, están las ocurrencias, negociaciones y artimañas financieras y giros varios, que sin ser muy exageradas ni fantasiosas cargan la trama de finanzas. Y eso que hay algunas operaciones en largo con libras que resultan muy adecuadas para un casino o un bingo más que para un banco de inversión. Ir de listo te puede dejar en calzoncillos en microsegundos, tal y como le pasó al Banco Barings y al estafador de Ewan McGregor de El gran farol.
No obstante, aceptaremos esa aura e intuición de operador astuto e intuitivo por encima del perfil de jugador de cartas ludópata. A veces el tal Massimo Ruggero se las da demasiado de listo, parece un cuñado impartiendo cátedra en la paella dominical. Supo anticipar los efectos de la pandemia y otras tantas consecuencias financieras. Tremendo analista se pierde laSexta…
Así con todo, siendo su ficción más comercial en lo dramático, posee muchas y buenas referencias a las grandes tendencias del mundo global de la Economía y las Finanzas.
Los grandes aprendizajes son principalmente el efecto del resultado del Brexit. Relativamente hay menos de la pandemia. Y absolutamente esencial para la trama el poder hegemónico geoestratégico, económico y financiero de China. Unos buenos puntales para las tramas de estos ocho episodios.
China será la obsesión de Dominic durante toda la serie, además de suponer una larga sombra sobre su vanidad como tiburón de las finanzas. Ahí tiene a Cheng Li Wei (Joel de la Fuente) como banquero chino emisario del gran capital oriental, su némesis. Un poco de nacionalismo antiglobalista a lo Trump, y realismo acerca de cómo China le va arrebatando la hegemonía mundial a EEUU, explican esa intensa enemistad. Hegemonía de la que Ramón Tamames insistía en sus escritos desde hace años.
Chinos adelantándose a todas las fusiones y adquisiciones corporativas y ‘startups’. No cabe duda de que «China es un monstruo que se va a comer a sus creadores». No hay seducción mediante el libre comercio ni democracia que valga, China pretende dominar el mundo. E igual que Rusia, lo intentará hacer por los viejos métodos. Una realidad palpable de la serie es que EEUU se sume en deudas, mientras China innova e invierte en I+D+i y tecnología.
No es sólo animadversión de Dominic hacia el NYL Bank y Li Wei o lo que huela a chino, Massimo tiene bastante claro también quién es el rival a batir, el villano de la serie. Controlar la tecnología del 5G es ganar la guerra comercial. British Telecom y Huawei a punto de asociarse, ante los escalofríos de los yanquis. Y el que dice 5G, puede referirse a microchips (el asunto de Taiwán), Inteligencia Artificial, videojuegos, o tecnología de cualquier tipo…
Al margen de quien tome la vara de mando, el gran perdedor es el ciudadano de a pie. La protección y la privacidad de los datos en alerta máxima de seguridad. Chinos o estadounidenses ansían controlar esa información. «La tecnología y la información contra el petróleo y las crisis económicas». Los datos son el nuevo petróleo, pero no es como el petróleo, son infinitos. Cada dato se analiza, registra y se convierte información muy valiosa.
En un par de capítulos se centran en la ‘infoxicación’ con datos en las redes sociales y medios de comunicación para revertir el a priori vencedor ‘No’ al Brexit. Ese vínculo entre el Brexit y la gestión de datos a gran escala, es un ejemplo claro de los peligros que acechan a las libertades. Los algoritmos para rastrear y perfilar ciudadanos son a todo punto esenciales para entender este nuevo orden mundial.
«La matemática ya ha controlado al hombre»: privacidad, datos, vigilancia, manipulación… Es la guerra de la información y los datos. El 5G, la biometría y las redes sociales (TikTok y similares) para ubicar y categorizar a las personas y poder gestionar voluntades con publicidad programática y personalizaciones de lo más invasivas. Realidad superando la ficción, como siempre.
Las teorías conspiratorias están más que justificadas para Dominic y Massimo. Este último considera con mucho convencimiento que la pandemia fue una oportunidad para China como una reestructuración social y un pretexto por el que implementar restricción de movimientos, reconocimientos faciales y rastreos de dispositivos.
Como pretende ser puras finanzas y actualidad, ofrece una clara referencia a varios movimientos disruptores. Uno es ese presunto movimiento de democratización de los mercados financieros. Un guiño muy claro al caso Gamestop donde en Reddit (los foreros de Flamestar en la serie) se pudo revertir el valor de las acciones en contra de los grandes fondos especuladores que articulaban el valor para su beneficio.
Presentado como el fin del poder de los grandes inversores y fondos. Regresa con ese mensaje de nuevo algo ingenuo y positivista de que se puede vencer al gran capital y los (inmensos) fondos de inversión.
Tan optimistas que incluso se atreven a buscar a la leyenda de Satoshi Nakamoto, genio de las matemáticas e inventor de los Bitcoin. Para Dominic y Massimo: «el Bitcoin es la criptonita de China». Los criptoactivos son toda una grandísima incógnita por el momento.
En definitiva, muchos apuntes a tener en cuenta en esta (menos, aunque igualmente) recomendable temporada. Por supuesto en la Bolsa, en los mercados financieros, la geopolítica y la Economía; todos estos condicionantes son cruciales.
Vaya que Devils con estas dos temporadas ha encontrado su sitio entre las mejores producciones de filmeconomía en lo que se refiere al mundo financiero.