Con el fin del año a la vuelta de la esquina, se termina una década que ha sido increíble para el cine de terror. En estos años se han estrenado verdaderas joyas que han revolucionado el género de manera espectacular, algunas óperas primas que han cosechado buenas críticas allá donde han ido. Han aparecido directores con propuestas arriesgadas, al igual que otros se han consagrado como los nuevos maestros del terror.
Por la gran pantalla han pasado muchas películas de terror lo bastante buenas como para hablar de ellas en varios artículos; pero, aunque ha sido difícil elegir entre unas u otras, en este artículo solo me limitaré a repasar 10 de ellas (una por cada año), con algunas menciones especiales.
Cisne negro (Darren Aronofsky, 2010)
Estamos ante un terror psicológico tratado con elegancia y precisión para mostrar la obsesión por la perfección y, consigo, la autodestrucción. La atmósfera creada por Aronofsky destila locura y paranoia, donde la metamorfosis y el descenso a los infiernos quedan retratados de manera majestuosa gracias a la actuación magistral de Natalie Portman.
Mención especial: Insidious (James Wan) y The Crazies (Breck Eisner).
La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2011)
La autoparodia y la autoconsciencia es algo que caracterizó al slasher después de los años 90. La cabaña en el bosque sería una bocanada de aire fresco, algo novedoso para el género. Reírse de sus propias convenciones sería su punto fuerte, al igual que ese increíble tramo final para justificar todo lo que habíamos visto hasta ese momento.
Mención especial: You’re next (Adam Wingard) y Livide (Alexandre Bustillo y Julien Maury).
American Mary (Jen Soska y Sylvia Soska, 2012)
Una bloody Mary que busca venganza, reconfiguraciones anatómicas, mutilaciones, escenas sádicas… el segundo largometraje de las gemelas Soska, un body horror en toda regla, es inquietante y perturbador. Jen y Sylvia Soska nos introducen en un mundo oscuro y sórdido lleno de personajes insólitos y violencia.
Mención especial: Sinister (Scott Derrickson).
Expediente Warren (James Wan, 2013)
Así es como daba comienzo una de las grandes sagas de la década. Basada en un caso real documentado por Ed y Lorraine Warren, la película mantiene un ritmo y tensión constantes, al igual que dosifica bastante bien los sustos. La película de James Wan se ha convertido en todo un clásico del terror moderno.
Mención especial: Posesión infernal (Federico Álvarez).
It follows (David Robert Mitchell, 2014)
Con permiso de las otras películas que se estrenaron este año, It Follows fue la propuesta más interesante y por ello se ha convertido en una joya del cine de terror que todo amante del género debería ver. Tiene un guion tan bien construido que consigue sobresaltar al espectador tras haber conseguido meterlo de lleno en esa atmósfera tan incómoda.
Mención especial: Babadook (Jennifer Kent), Honeymoon (Leigh Janiak) y Goodnight mommy (Veronika Franz y Severin Fiala).
La bruja (Robert Eggers, 2015)
La película de Eggers se cuece a fuego lento y prefiere sugerir en lugar de ser tan explícita, y esto es su punto fuerte, aparte de las buenas interpretaciones y la atmósfera creada a partir de una excelente fotografía y una piezas corales que armonizan la cinta. Una película de brujas y fanatismo religioso que se ha convertido no solo en un referente para el género, sino también en una película de culto.
Mención especial: La Invitación (Karyn Kusama).
Crudo (Julia Ducournau, 2016)
Un coming of age teñido de sangre y canibalismo, que muestra el despertar sexual como un hambre insaciable por la carne humana. Trae de vuelta ese cine tan violento y explícito propio del nuevo extremismo francés. La carta de presentación de Ducournau es una propuesta inteligente y ejecutada de la misma manera, que demuestra, una vez más, que el cine de terror dirigido por mujeres puede ofrecer perspectivas nuevas e interesantes.
Mención especial: The Neon Demon (Nicolas Winding Refn), The void (Jeremy Gillespie y Steven Kostanski) y Train to Busan (Yeon Sang-ho).
Verónica (Paco Plaza, 2017)
Estamos, quizás, ante otro hito en la historia del cine de terror español. Basada en el caso Vallecas, Paco Plaza nos presenta una historia cargada de costumbrismo y elementos sobrenaturales donde no todo se reduce a los típicos jumpscares que acostumbran a verse en este tipo de películas.
Mención especial: La cura del bienestar (Gore Verbinski), Vuelven (Issa López) y Get Out (Jordan Peele).
Mandy (Panos Cosmatos, 2018)
Creo que todos los que fuimos a ver Mandy salimos del cine preguntándonos “¿qué locura acabo de ver?”. Tras una primera parte en la que se nos presenta a los personajes en un ambiente enrarecido, Panos Cosmatos nos hace adentrarnos en una historia de venganza llena de sangre, sectas, brutalidad y motosierras que difícilmente podremos olvidar. Porque Mandy no solo es una locura, sino también la película más visceral del año.
Mención especial: Hereditary (Ari Aster), Suspiria (Luca Guadagnino), A quiet place (John Krasinski) y Ghostland (Pascal Laugier).
Midsommar (Ari Aster, 2019)
Ari Aster demuestra que no hace falta la oscuridad para crear una atmósfera aterradora y asfixiante. Midsommar se presenta como la cara b de Hereditary, la luz frente a la oscuridad; sin embargo, ambos escenarios son igual de terroríficos. Con esta propuesta arriesgada, me atrevo a decir que Ari Aster se consagra no solo como uno de los directores del género más prometedores, sino también como uno de los nuevos maestros del terror.
Mención especial: Daniel isn’t real (Adam Egypt Mortimer), Bliss (Joe Begos) y Us (Jordan Peele).
Y para ti, ¿cuáles son las mejores películas de terror de la década?