Crítica – ‘La invitación’

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Título original: The invitation

Año: 2015

País: EEUU

Dirección: Karyn Kusama

Guión: Phil Hay, Matt Manfredi

Música: Theodore Shapiro

Fotografia: Bobby Shore

Reparto: Logan Marshall-Green, Michiel Huisman, Tammy Blanchard, John Carroll Lynch,Mike Doyle, Emayatzy Corinealdi, Karl Yune, Toby Huss, Marieh Delfino, Michelle Krusiec, Lindsay Burdge, Aiden Lovekamp, Jordi Vilasuso, Jay Larson, Danielle Camastra

Productora: Gamechanger Films / Invitation, The / Lege Artis

Género: Thriller

Ficha en Sensacine

Atmósfera. Si hubiera que buscar una palabra para definir la nueva película de Karyn Kusama (Jennifer’s Body), quizás esa sería la primera que se me pasaría por la cabeza. Porque La invitación te atrapa desde su maravillosa primera escena y no te suelta hasta el final, jugando con el espectador y sus expectativas.

Una casa, una noche, un viejo grupo de amigos que hace mucho tiempo que no se ven y una extraña invitación por parte de la pareja anfitriona son los elementos principales que sirven como cimiento para el punto de partida de la película. Una enigmática velada que nos despertará cada vez más sospechas gracias al buen trabajo de guion, de dirección y a una muy buena interpretación de Logan Marshall-Green en el papel protagonista dando vida a Will, guía de las sospechas y aliado del espectador en desenmarañar ese extraño puzzle que parece sobrevolar una simple reunión de amigos.

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Logan Marshall-Green en el papel de Will

La película explora el sufrimiento y el dolor de la pérdida. Eje principal de la trama, el debate entre continuar con tu vida alejando todo ese dolor o aceptarlo como propio y aprender a convivir con él sirve de base para los tensos debates entre amigos. Will y Eden (Tammy Blanchard), la anfitriona de la fiesta, han compartido y vivido mucho, para bien y para mal, pero un trágico suceso les ha cambiado y ya no saben reconocerse. La situación se le hace aún más extraña y hostil a Will con la presencia de dos nuevos amigos de la pareja. Todos ellos parecen haber vencido a sus demonios con facilidad, y Will no tardará en descubrir cómo, abriendo una caja de pandora que sólo parece estar en su cabeza.

El reparto, que no tiene caras excesivamente conocidas, eleva la película con unas interpretaciones perfectas por parte de cada uno de los secundarios. Todos cumplen a la perfección su papel en el puzzle y profundizan aún más en una pregunta que nos sobrevolará durante toda la película: ¿Qué está pasando aquí? Es una de esas películas que recomiendo ver sin saber nada de su trama, ir al cine virgen y dejarse llevar por la pequeña joyita de Karyn Kusama.

Volvamos a esa primera palabra: atmósfera. Oscura, atrapante, inquietante… se pueden usar muchos adjetivos para describir la sensación que se siente en cada plano de la película. La dirección, la fotografía, las miradas, los silencios actorales y la música, todo ello parece formar un vals perfecto que traspasa la pantalla y llega al mismo nervio del espectador. Una sensación de angustia nos sobrevuela y nos pasamos los primeros minutos preguntándonos qué clase de película estamos viendo y hacia dónde va. Pero hay algo innegable desde su comienzo: queremos verla.

Lo mejor: La logradísima atmósfera. Te convenza o no la resolución de la historia, la película te atrapa desde el inicio hasta el final.

Lo peor: El final puede antojarse previsible.

Nota: 8’5/10