Dream scenario
Fotograma de la película 'Dream Scenario' (Foto: Vértigo Films)

‘Dream Scenario’, ¿sueñan los androides con Nicolas Cage?

 Título original: Dream Scenario

Año: 2023

País: Estados Unidos

Dirección: Kristoffer Borgli

Guion: Kristoffer Borgli

Fotografía: Benjamin Loeb

Reparto: Nicolas Cage, Julianne Nicholson, Michael Cera, Tim Meadows, Dylan Baker, Dylan Gelula, Kate Berlant, Jessica Clement, Lily Bird

Productora: A24, Square Peg, Wildling Pictures

Género: Comedia, Drama, Terror

Ficha en Filmaffinity

«¿Qué es la vida?«, se podría preguntar uno cuando termina de ver Dream Scenario. Si nos adentráramos a contestar una de las preguntas más intrincadas de la filosofía, obtendríamos varias respuestas en forma de más preguntas: ¿Acaso no es una ristra de verbos como reir, amar, sufrir, comer o llorar que en su conjunto discierne su esencia? ¿Tal vez es un simple proceso biológico entre el nacimiento y la muerte al que intentamos fútilmente de dar un valor innecesariamente elevado? ¿O puede que solo sea una concatenación de sucesos que escapan a nuestro control en el que la primera y la segunda pregunta se mezclan de manera compleja y agonizante para nuestra existencia como seres pensantes? Calderón de la Barca escribía aquello de que la vida era sueño y, por ende, libertad. Y de subconsciente y libre albedrío, aun de soslayo, nos habla esta Dream Scenario.

Nicolas Cage (mastodonte, máquina, titán, maestro,…) interpreta a un tipo cualquiera llamado Paul Matthews, un donnadie ciertamente patético en la línea de los protagonistas de las películas de los Coen. Este mantiene una mundana vida como profesor de universidad y en casa disfruta de una vida familiar rutinaria con su mujer y dos hijas. Toda su existencia, su vida, prosigue con el mismo tedio hasta que, fruto de un suceso inexplicable, todo el mundo a su alrededor empieza a soñar con él. Tampoco son ensoñaciones destacables en la medida de su habitual lógica interna salvo que en todas aparece como si estuviera de paso, sin hacer nada reseñable. Un punto de partida, sin duda, más que estimulante desde el que se acaba construyendo un relato entre lo distópico y lo surrealista , divertidamente afilado y de innegable actualidad.

Dream Scenario
Fotograma de Dream Scenario. A la izq. Nicolas Cage y a la dcha. Dylan Gelula (Foto: Vértigo Films)

Su director, Kristoffer Borgli, viene además curtido en lo de representar la sociedad contemporánea y sus carencias que nos abocan al oscuro abismo personal del neoliberalismo en la notabilísima Sick of myself (2022). Apuntes que el oriundo de Noruega utiliza aquí para hablarnos de la volatilidad y toxicidad de la fama, casi como un ente sobrenatural y etéreo, tan caprichoso y aleatorio como lo puede parecer el algoritmo de las redes sociales. O el de un Nicolas Cage en perpetua extensión de su leyenda cinéfila, en esta ocasión vehiculando con todo el oficio del que siempre ha hecho gala un devenir argumental que parece ir más a tientas a medida que avanza. Desde el sueño febril del ascenso exitoso de su protagonista hasta la pesadilla profética de una inminente y esperada caída.

Y es aquí donde Borgli vuelve a demostrar, al igual que en su anterior obra, el punto fuerte en su tesis autoral y estética. Echando mano de lo variada oferta en el lenguaje visual que ofrece el onirismo, este consigue ir conjugando la comedia negra con el drama de tintes absurdistas (que algunos obviamente compararán con las propuestas de Charlie Kaufman y colaboradores), dejando pequeños destellos de genio en sus fugas hacia el terror. Porque si en la película anteriormente citada estos venían de la mano del body horror en escalada sorprendente, aquí  le es más sencillo de aplicar los códigos del género (por su propia narrativa) en el viraje que realiza el tono entre el segundo y tercer acto.

Momento en el que el guión, también de Borgli, vuela libremente hacia el cielo (o el infierno) de la incertidumbre. El de ese futuro hipercapitalizado (los anuncios «con consentimiento» en mitad de los sueños y con ese cameo finísimo de Nicholas Braun) capaz de romper todo lo que de verdad importaba (el amor de quien no sueña contigo porque ya te ama en la vida real). Por eso no importa mucho que el caótico montaje y su literalidad contra la ambigüedad que elije escoger el relato lastren un poquito lo que cualquiera debería saber ya: «¿Qué es la vida? Un frenesí/¿Qué es la vida? Una ilusión/una sombra, una ficción/y el mayor bien es pequeño/que toda la vida es sueño/y los sueños, sueños son«.

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Lo mejor: La secuencia final. Momento glorioso por ver a Nicolas Cage enfundado en aquel traje de David Byrne
Lo peor: La pretensión de Borgli de querer aprovecharse de la propia condición de su narrativa onírica y no imponerse ciertos límites en cuanto a su estructura dramática
7.5