Series que son un buen negocio (LX): ‘El Eternauta’ y el kit cinematográfico de superviviencia

Llamémoslo el don de la idoneidad, no es pura casualidad, otra propuesta que viene a refrendar lo que podría ser una eventual cruda realidad. El género apocalíptico, de ciencia ficción, de desastres variopintos, no es ni novedoso ni puede resultar sorprendente por su originalidad. Sin embargo, generalmente funciona muy bien. Netflix ha conseguido otro rédito más de notoriedad con el estreno de una miniserie que es tendencia temporal, pero al fin y al cabo tendencia audiovisual. Sea su éxito efímero o no, para la estrategia de marketing de Netflix es ideal.

El Eternauta, es la miniserie argentina y protagonizada por el genial Ricardo Darín, que se estrena en la plataforma en plena controversia tras el gran apagón ibérico de hace unos días. Una de las varias catástroficas desdichas que nos asolan últimamente, momento propicio para verla. Aun cuando se base en un relato de ciencia ficción de los años 1950, y al margen de la predilección o no por las producciones con alienígenas o escarabajos pelotudos gigantes…

La supervivencia es habitualmente una de las temáticas que suelen tener buena acogida, ya sea en formato ciencia ficción, intriga o pura acción. Ya sabemos que cualquier peligro bajo amenaza alienígena o catástrofe natural es de lo más inquietante. Quizá en menor medida a la inducida por algún supervillano, o incluso a la resultante de la inutilidad de algún que otro político.

Para los más conspiranoicos como Mel Gibson en Conspiración, creyentes de una inteligencia superior en ese gremio, existe la teoría acerca de una ingeniería social que planifica todos estos eventos trágicos. De cualquier forma, como siempre, el cine evidencia esa delgada línea entre la ficción y la realidad. Unas veces se basa en ella, y otras la proyecta a un futuro, quizá ni tan remoto ni tan distópico.

Ricardo Darín en pleno modo de supervivencia (Fotograma: Netflix)

Esta miniserie de El Eternauta, sin ser extremadamente inédita o singular, es tensa. Con unos personajes siempre en alerta por diversas circunstancias. Entonces, podemos decir que sirve como un elemento más para incluir en un kit cinematográfico de supervivencia.

Para lo más temerosos o los más convencidos, no queda otra que tomar ejemplo. En parte los personajes actúan como aquellos extremistas y radicales canadienses de la película de El declive, construyendo campos autónomos de supervivencia. Coger carretera y manta a buscarse las habichuelas a lo Viggo Mortensen en La carretera, es otra opción que también afrontan. Además de ser capaces de atrincherarse o procurarse un refugio casi antinuclear, o antibichos como Will Smith en Soy leyenda.

Sea como fuere, todas estas referencias audiovisuales, dejan mejores reflexiones e ideas sobre prevenciones y cautelas, que cualquier ridículo vídeo publicado promoviendo un juego o estuche de supervivencia casera por una estúpida política…

El Eternauta plantea varios problemas y situaciones a contemplar lejos de una cotidianeidad normal. Viven un momento en el que de repente nadie conoce a nadie, todos tienen necesidades básicas pero los recursos son limitadísimos. Concepto económico esencial. Así que toca defenderse de cualquier amenaza y proteger los pocos y deseados bienes que se acaparen…La codicia, la autoprotección ante vándalos y saqueadores, ese instinto animal de supervivencia. Muchas desconfianzas e incertidumbres: «muy pronto esto será como la jungla…todos contra todos». La locura que se desataba en la microserie francesa de El Colapso. Pero en definitiva, la pérdida de necesidades superfluas y artificiales. Una ‘nueva normalidad’ según algunos. Simplemente, necesidades fisiológicas y de seguridad. Todo lo demás deja de existir de un plumazo. La pirámide de Maslow convertida en solar.

«Nadie se salva solo» (Fotograma: Netflix)

Así que como una alegoría política, de los paramilitares, de la amenaza exterior, pretende ser un esperanzador alegato al trabajo colectivo y al humanismo. A la resistencia, y la unión. Por ello, la división del trabajo, la planificación y la organización de los recursos se hace primordial para seguir esquivando un trágico desenlace. Para esta pandilla de amigos de toda la vida, Darín parece el más intrépido. Si bien es otro de ellos el que está debidamente formado y concienciado en este tipo de situaciones, técnicas y equipamientos. Siempre vendría bien tener en el grupo a un economista marciano como Matt Damon en su naufragio en el planeta rojo, o a un Robinson Crusoe moderno, el que interpretaba Tom Hanks en Náufrago.

No hay que engañarse, todo lo que sea esperar la ayuda o las soluciones desde la política, es demasiado arriesgado. Para muestra un botón, con la tragedia real que narra la maravillosa serie de HBO Chernobyl, una de las mejores series de la historia. Otras series, como aquella polaca sobre una gran inundación, ponía de manifiesto que siempre hay un político incapaz de por medio. Por deméritos y falta de formación y de inteligencia para solucionar un problema. De lo más realista. Tal vez un currículum como afiliado, y fijador de carteles electorales o aplaudidor de eventos partidistas se antoje algo escaso como para asumir responsabilidades importantes. Robert DeNiro en Día cero anticipaba recientemente otro inquietante panorama, con ciberataques, corralitos financieros y limitación de libertades civiles. Como para no desconfiar de los políticos. Además el propio DeNiro sabe bien cómo funciona aquello de La cortina de humo

Concluyendo, se puede decir que El Eternauta aflora la idea de que «nadie se salva solo», tratando de ser esperanzadora y humanista. No cree en héroes ni en individualismos. No obstante, por si acaso, y mientras tanto, ante hipotéticos casos de supervivencia aplicar el sentido común es una buena solución. La desconfianza y desorientación ante la falta de buenas decisiones, planes y medidas de emergencias no debería ser considerado reaccionario ni anti colectivista.