En su nada escueto título Los trabajadores del ferrocarril: La historia no contada de Bhopal 1984 (2023), hallamos prácticamente la sinopsis y hasta el final explicado de esta miniserie india, inspirada en hechos reales. Una historia que pone de manifiesto una dolorosa realidad que se sigue recordando, la catástrofe de Bhopal.
Más allá de ser un relato dramático y emocionante, esta producción nos lleva a meditar sobre las terribles consecuencias de la negligencia corporativa, la falta de regulaciones y la desatención a la seguridad laboral. Una buena reflexión sobre la llamada responsabilidad social corporativa (RSC), una acción a veces más estética que ética del mundo empresarial para evitar que sus externalidades repercutan tan negativamente.
Ese fatídico incidente de la planta química de Union Carbide en 1984, resultó en una de las peores tragedias industriales de la historia. Con más de 15.000 víctimas, la fuga de un gas muy tóxico se convirtió en un recordatorio amargo de las consecuencias devastadoras de las prácticas empresariales irresponsables.
En sus cerca de cuatro horas nos detalla la secuencia de eventos que condujeron al desastre, desde la falta de inversión en seguridad hasta la omisión de protocolos de Prevención de Riesgos Laborales (PRL). Hablamos de una enorme fábrica de pesticidas trabajando con un químico muy peligroso, dinamita líquida. Capaz de crear un vapor tóxico mortal. Sus efectos inmediatos tras su inhalación (vómitos y bloqueo de pulmones) son notorios en todos los personajes a lo largo de la trama. Un auténtico veneno dispersado en el aire por su concentración letal.
Esta tragedia no es un caso aislado. Ya vimos ejemplos similares en la fenomenal serie de Chernóbil (2019), el reactor de Fukushima, el hundimiento nipón o derrames de petróleo en el mar, entre otros. Subrayando esa recurrente imprudencia en la gestión de crisis y la falta de responsabilidad corporativa. Sin olvidarnos de los políticos de turno…
La historia de Bhopal es un paradigma de la negligencia corporativa, y la priorización de los beneficios económicos sobre la seguridad y el bienestar humano. Lo hemos visto reflejado en otros ejemplos cinematográficos anteriormente. Sin ir más lejos este caso ya se mostró en la precedente Bhopal, a prayer for rain (2014). Las empresas a veces, motivadas por el aumento de las ganancias o por la reducción de las pérdidas, reducen costes en medidas de seguridad, con consecuencias catastróficas. Además de todo ello, en la mayoría de las ocasiones optan por desentenderse e incluso eximirse de cualquier culpabilidad. La falta de ética y moral en la toma de decisiones no solo provoca pérdidas humanas, sino que también ilustra la desigualdad económica global y los terribles efectos medioambientales.
Menos mal que contamos con los modelos inspiradores de John Travolta (Acción civil), Mark Ruffalo (Aguas oscuras) y Julia Roberts (Erin Brockovich) como paladines de la lucha judicial contra estos gigantes corporativos. Más recientemente se ha retomado la temática con la serie de Extrapolations, aglutinadora de los actores más fervientes defensores de la causa activista contra el Cambio Climático.
Bhopal 1984, aunque puede pecar de cierta teatralidad en su narrativa, nos despierta la cruda realidad tras de estas tragedias industriales. Nos recuerda la importancia de la ética empresarial, la necesidad de regulaciones más estrictas y la urgencia de responsabilidad social corporativa. La historia de Bhopal nos insta a considerar las consecuencias de nuestras acciones, tanto a nivel individual como colectivo, y a exigir compromiso en aras de un mundo más seguro y ético.
Es en lo humano, en el esfuerzo colectivo por mejorar ese aspecto adonde pretende llevarnos. Sin duda de manera muy sobreactuada, con una emotividad algo simplona que busca enternecer forzosamente. Sin embargo, resulta trepidante por la tragedia constante que cierne sobre los protagonistas. Y porque a pesar de no tener el frenesí de Denzel Washington y Chris Pine en Imparable ni la intensidad de Asalto al tren del dinero: Pelham 123, sí refleja crisis de pánico, revueltas y desconcierto en el ámbito ferroviario.
Afortunadamente una vez más aparece el espíritu del bien común, la solidaridad, y prácticamente la heroicidad. El factor humano en su sentido más positivo que resulta ser definitivo. El legado de Bhopal es un recordatorio de esos valores y compromisos.
En conclusión, intenta llevar al espectador a reflexionar sobre nuestras acciones presentes y futuras. Nos desafía a ser guardianes de un mundo más seguro, ético y justo para las generaciones venideras. De ahí este homenaje a las personas que se entregaron y colaboraron para remediar esta terrible tragedia.