Series que son un buen negocio (XII): el hundimiento de Japón

Hubo una época, unas décadas más bien, en las que Japón fue una potencia económica contestataria del dominio estadounidense. El rol de la China comercialmente pseudoliberalizada actual. Por ello, los japoneses aparecían hasta en los créditos de casi todas las películas de cierto relumbrón en Hollywood. Pero es casi más parte del pasado, y ya lo abordaremos próximamente.

El futuro del Japón es lo que nos ocupa. Así que es el argumento de la serie El hundimiento de Japón: un pueblo esperanzado (2021). Notable, a pesar de tratarse de la enésima adaptación (anime, telenovelas, documentales y películas) de una novela de 1973 del mismo nombre y escrita por Sakyo Komatsu. Un presente apocalíptico, la fuerza de la naturaleza y la repercusión de la acción del hombre en ella son la base de la trama. El cambio climático como dilema, y causante de todos los males de nuestros personajes.

La catástrofe climática y los desastres naturales están más que explotados en el cine y en las series. Aunque los estadounidenses ya tengan este subgénero cinematográfico más que manido, no hay nada más veraz y realista que una producción nipona sobre una explosión nuclear, una pandemia, un terremoto e incluso podrían hacerlo con una invasión de zombies…

La expectación que suscita la serie desde el principio, proviene de los interesantes dilemas económicos latentes en cada uno de los diez episodios. La economía, la tecnología y el medio ambiente son el centro del argumento de esta fantástica serie. Como única salvedad, exceptuando para “cinéfilos de pro que sólo visionan en versión original”, que no esté por el momento doblada al español en Netflix (España). Aun así resulta igualmente atractiva como para seguirla.

Teruyuki Kagawa (Dr. Tadokoro) y Shun Oguri (Amami) son los agoreros del hundimiento

El arranque de la serie pudiera parecer no del todo original: una catástrofe natural en forma de terremoto y hundimiento de buena parte del archipiélago nipón. Como no puede ser de otra manera, un científico experto en Geofísica, es desacreditado e ignorado pese a que el descubrimiento de lo que se avecina parece estar bastante fundamentado por los propios datos del gobierno.

Entonces, ¿qué puede aportarnos la serie habiendo tantísimas películas hollywoodienses repletitas de FX? Puro realismo, pragmatismo japo y mucha pero que mucha organización. No cabe duda que la economía está en el centro de la controversia que rodea a la gran eventualidad: Japón se sumergirá irremediablemente en nada y menos. “¿Puede importar más la economía que la propia gente?”. El dilema lejos de ser baladí, es de rabiosa actualidad.

Por un lado, la serie plantea enfrentamientos entre defensores y detractores de las teorías del cambio climático y el calentamiento global. A Al Gore le gusta esto, como rezaría el meme. Curiosamente el ‘fracking‘ para descarbonizar la economía y desarrollar el proyecto gubernamental y extraer una nueva fuente de energía limpia, es el acelerador del hundimiento. Incluso entre los geofísicos, economistas y políticos hay disputas intelectuales sobre “hechos científicos probados”. Ya sabemos que la ciencia ni es exacta ni tampoco puede ser tomada como pura ficción…

Tal vez se hundan las islas, pero no el país…

Por otro lado, lo más gratificante de la serie es el pragmatismo japonés para reponerse de las malas noticias y de la catástrofe. Se deciden a afrontarla con un plan ambicioso para el futuro del Nuevo Japón. Mediante una increíble y envidiable respuesta coordinada y planificada de todos los organismos gubernamentales y ministeriales, se llevan a cabo todo tipo de iniciativas. Impensable en una ingobernable Españistán de múltiples autonomías, las verdaderas Autonosuyas de las que hablaba Alfredo Landa.

Con bastante más intriga política y económica que acción o efectos especiales rimbombantes, nuestros protagonistas se enfrentan a dilemas económicos de primer orden, que resolverán a través de los pilares básicos del futuro del Japón: ecología, tecnología y economía. Un ambicioso plan de reinicio de la economía sin tener que recurrir a (supuestos) planes financiados por fondos UE. Todo estrategia a largo plazo y decisiones bien fundamentadas en la prosperidad social y económica. Ojalá algunos políticos recomendadores de series vieran más este tipo de producciones.

Es brillante la exposición del Comité de expertos, contando con personas multidisciplinares y consensuando las decisiones en base a criterios de interés público: negociando con las patronales empresariales, con colectividades, la comunidad científica, o la diplomacia internacional…

La evacuación masiva con planes de migración, revitalización a base de nuevas tecnologías y construcción de ciudades verdes es de lo más esperanzador e interesante.

Actores desconocidos (en Occidente), una interpretación algo chocante por sus histrionismos y golpes de voz exagerados, una trama ingenuamente lacrimógena a veces. No obstante, va a merecer la pena ver cómo afrontan problema tras problema con entusiasmo, determinación y estoicismo.

No hay nada que pueda hundir a un pueblo decidido a progresar y a hacer las cosas bien. Ni maremotos (tsunamis), ni terremotos ni catástrofes nucleares. Todos a una como en Fuenteovejuna.

ありがとう日本, gracias a Japón por esta serie tan estimulante y tanto optimismo.