Series que son un buen negocio (XI): el alto precio de la energía

Occupied es una serie noruega de lo más interesante y trepidante. Y no exclusivamente por el hecho de que cuente con una animada acción bélica, sino porque es pura intriga política y económica.

Y es que un escenario en el que Europa afronta una crisis energética no es ninguna ficción descabellada. Nada de retratos de una sociedad distópica y menos en un momento alcista en precios como el actual y un Putin envalentonado. Eso sí, no espere el espectador acabar poder descifrando una factura eléctrica ni mucho menos entender el sistema de fijación de precios de la energía de la Unión Europea. Pero al menos obtendremos una buena dosis de emoción, entretenimiento y bastantes ideas sobre cómo funcionan los hilos de la geopolítica.

Como buena serie nórdica, hallamos mucha intriga y acción política de compromiso socioeconómico. Como la vista en otras como Borgen o la de El gran fondo. Afortunadamente no encontramos (tanta) vacuidad o la verborrea facilona ni «resiliente o ecoamigable» de los discursos de políticos de latitudes mucho más cercanas…

Ya sabemos que Noruega es un pozo sin fondo de recursos energéticos y que su economía ha sabido perfectamente explotar las bondades y ventajas de todo ello. Por ese motivo, es un lugar perfecto para desarrollar el argumento de la serie. Ser el proveedor principal de petróleo y gas de la Vieja y empobrecida Europa no es moco de pavo. La convierte en un punto de máxima importancia geoestratégica, y en eso se basa toda la trama.

El «que vienen los rusos» es una constante de la acción de ‘Occupied’

Si bien hemos oído muchos cantos de sirena sobre el fin de los combustibles fósiles, éstos continúan siendo prioritarios. Sobre todo en economías como las europeas que carecen de los recursos naturales y energéticos de otras como Rusia o Estados Unidos… La falta de independencia energética de la Unión Europea y su desorientación, la hace absolutamente dependiente y vulnerable. El papel del Comisario de la Energía recae en el actor francés Hippolyte Girardot, el cual personifica lo perdidos que van los euroburócratas aliándose con los rusos y sin mucha clarividencia sobre el asunto.

 

Por consiguiente, la ocupación de Rusia con el beneplácito de la Unión Europea es el leitmotiv de la serie, y sobre la que giran el resto de historias secundarias. La madre Rusia que tanto recelo despierta entre sus vecinos de la Europa escandinava, báltica y del Este, invade Noruega para controlar y asegurar que las reservas de gas y petróleo noruegas continúen abasteciendo al mercado de la UE..

Y es que el Primer Ministro de esta ficción (Henrik Mestad) plantea una agenda verde tipo 2030, de mucha hiperconcienciación medioambiental y progresismo social. Su planteamiento de cesar la explotación del Mar del Norte y aprovechar el torio como elemento nuclear de la generación de energía, desata una tormenta de acciones políticas y bélicas contra su extenso y gélido pero poco poblado país.

 

Esa crisis energética desatada compromete el programa político noruego de transición a energías verdes y renovables. El cambio climático cala mucho en un país en el que los desastres naturales son una auténtica preocupación como muestran La ola (Bølgen), Terremoto El túnel. Es la clásica guerra abierta por los recursos naturales, el fin de la era del petróleo está lejos por la presión y amenazas de la llamada Comunidad Internacional.

Los protagonistas Henrik Mestad, Eldar Skar y Janne Heltberg

Quizás se echa en falta un poco más de exposición de las posibilidades del torio como fuente energética alternativa, ecosostenible y duradera. Tan limpia y barata que permitiría el ansiado cambio de estándares de los vehículos contaminantes y tan pretendida por muchos. Muy en la línea de la idea utópica de energía accesible que vimos de parte de los científicos Keanu Reeves y Morgan Freeman en Reacción en cadena. O en esa fórmula para la fusión fría de Elizabeth Sue en la que Val Kilmer pone todo su empeño en conseguir en El Santo.

En consecuencia, una serie de calidad para reflexionar sobre las carencias de la Unión Europea en materia de seguridad energética y cómo la satisfacción de la demanda de gas natural de todas las partes depende de todo tipo de tejemanejes pseudodiplomáticos. Algo que no podía ser de otra manera tratándose de tan codiciado recurso.

¿Y dónde están los estadounidenses? Sólo europeos y rusos metidos en harina, el embajador estadounidense aparece un par de capítulos, pero sin más pena que gloria. Los estadounidenses ya aprendieron la lección durante los años setenta con los grandes shocks de oferta después de unas complejas relaciones con el mundo árabe y el mayor suministrador mundial, Arabia Saudí. Como síntesis, valga la escena inicial de La sombra del Reino:

 

Los estadounidenses más avezados que los europeos en esto de la geoestrategia, al igual que los chinos, andan liados con la fracturación hidráulica y su independencia energética. El ‘fracking‘ que intenta vender Matt Damon en Tierra prometida a terratenientes y pequeños propietarios del Medio Oeste.

 

Como decíamos al inicio, a pesar de que la serie tenga carácter nórdico no peca ni en simplicidad ni poca pomposidad, atendiendo a criterios hollywoodienses. Por el contrario, aporta todo tipo de emociones e intrigas que van a entretener sin ningún género de duda. Las tres temporadas se pasan volando a golpe de espionaje, contraespionaje, operaciones militares de asalto, movimientos paramilitares y activismo de resistencia anti ocupación, movilizaciones rusófilas y rusófobas… Hasta golpes de estado, fugas al estilo Puigdemont y conspiraciones de todas las formas y colores.

Reivindica ese orgullo patrio y espíritu de soberanía democrática frente a la agresión externa de otras grandes potencias con desleales intenciones. Como demostró la historia, y también la película La decisión del Rey, con su firme convicción de resistencia ante la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial.

En definitiva, de todo un poco, no deja un minuto sin interés. Sin huecos de guión ni rellenos innecesarios que tanto mal hacen a algunas series con las cuales es sencillo desconectar. Disponible en Amazon Prime Video (temporadas 1 y 2). La tercera y definitiva no se emite en estos momentos, pero bien vale la espera.