Series que son un buen negocio (XXVIII): ‘Extrapolations’ y el Cambio Climático

Aprovechando que el pasado 24 de Octubre fue el Día Internacional contra el Cambio Climático declarado por Naciones Unidas, tenemos este visionado interesante sobre esta tan controvertida temática: Extrapolations, un futuro desafiante (2023).

Un porvenir inquietante y de lo más incierto es lo que pretende mostrar esta serie de AppleTv+. Se presenta como una serie dramática, distópica, ecologista y moralizante. Aunque eso sí, rehúye del género catastrofista, al menos en el sentido más palomitero. Creación del director de la película pre pandémica Contagio (Scott Z.Burns), con buena fama de agorero y previsor de acontecimientos. Aquí se da el lujo de poder vislumbrar lo que nos sucederá en las próximas décadas. Todo propiciado por unos fenómenos meteorológicos con graves consecuencias socioeconómicas y humanitarias.

Claramente concebida para promover (aún más si cabe) la concienciación sobre el Calentamiento Global, donde los más negacionistas o escépticos verán una clara culpabilización del ser humano y un agravio a sus postulados ideológicos. Lo cierto es que hay un evidente enfoque en pro del activismo medioambiental.

En lo visual, cuenta con una muy buena puesta en escena futurista de los acontecimientos y un fantástico reparto. Por cierto, unos actores reconocidamente comprometidos con la causa medioambiental. Siena Miller, Meryl Streep, Kit Harington, Tobey Maguire, Edward Norton, Tahar Rahim, Forest Whitaker, Marion Cotillard, Daveed Diggs, David Schwimmer…

Es moralizante y en algunos momentos hay una clara polarización y división entre «los buenos y los malos». Sin ir más lejos, con un villano muy de animación. Magnate de los negocios y dueño de Alpha, la compañía monopolística de la tecnología y por tanto del mundo entero. Politizada en ese sentido, al idealizar en demasía a los activistas y presentando a los malvados capitalistas muy caricaturescos, sólo preocupados por hacer negocios y dominar geopolíticamente el planeta. Así que, es evidente la moralina que se aguarda.

Fotograma de ‘Extrapolations’ con Sienna Miller de conservacionista

A pesar de que esa politización generará afinidades y animadversiones por igual, cabe señalar que al mostrar un punto de vista no muy exagerado en lo catastrófico, y centrarse bastante en lo humanitario, invita a la reflexión sin caer en muchos excesos de parafernalia propagandística. A sabiendas de que, o profesas un activismo militante y crees en la extinción del planeta (como la predicción maya en la que se basaba la cinta 2012), o eres un negacionista de manual: «esto ha pasado toda la vida: lluvias, tormentas, incendios y cambios de temperatura»… No hay término medio, es la polarización programada en todos los ámbitos de la sociedad.

No obstante, no sigue la estela de Al Gore en Una verdad incómoda (2006) en cuanto a suministrar un torrente de datos y gráficos para reincidir en su argumento central, pero resultará didáctica gracias a las variadas pinceladas sobre la tecnología y la perspectiva de la ecología del futuro.

Así pues, la serie muestra en cada capítulo (ocho en total) varios de los problemas derivados del llamado Cambio Climático. Una voraz actividad industrial conlleva que en cada una de las décadas ficticias nos hallemos con más incrementos de la temperatura global. Aire irrespirable de mala calidad y oxígeno escaso, incendios masivos, sequía, incremento del nivel de mar, extinción de especies animales, crisis de refugiados. Aspectos que hacen vislumbrar un futuro apocalíptico pero sin entrar en lo meramente catastrofista. Intenta incidir en el comportamiento y componente humano, como causa-origen y hasta solución del gran problema.

En su denuncia contra el capitalismo, la explotación al extremo de los recursos nos conducirá a la inestabilidad social y política, migraciones, conflictos y guerras. Como ocurría en la serie británica Years and Years, cada episodio muestra el devenir de todos estos trágicos sucesos, yendo de mal en peor desde 2037 a 2070.

El punto de partida es un mundo en 2037 donde las catástrofes climáticas se suceden en todo momento durante la serie. En un ambiente humeante, amarillento y difícilmente respirable. Miami parcialmente inundado, una Colombia o Tel Aviv de aire irrespirable, el Ártico sin glaciares… Pero como decíamos, se centra en historias personales y en cómo su comportamiento influye en mitigar o acrecentar el problema. O bien por otro lado, en cómo les repercute indirectamente a los personajes.

El ambiente brumoso e irrespirable de ‘Extrapolations’

Afortunadamente, no busca una visión apocalíptica del asunto sobre la que ya hay estupendas del género de acción. Sino que además del cariz humanista, plantea dilemas sobre el uso o no de determinadas soluciones que provienen de la innovación tecnológica. Por ejemplo, la preservación de la fauna animal usando registros de especies y monitorizando su actividad con modernas técnicas. O con la disputa sobre las patentes para evitar la escasez de agua con desalinización.

Las cardiopatías derivadas de una atmósfera recargada de dióxido de carbono y otras sustancias sofocantes, o algunos dilemas éticos e incluso religiosos son buenos puntos de vista en los primeros capítulos. Más todavía lo es la manipulación del clima a gran escala a base de tecnología y química ya desarrolladas para contrarrestar los efectos del cambio climático. Éticamente es jugar a ser Dios. Al parecer algunos países del Oriente Próximo y Lejano están con proyectos de ese tipo. Hablamos de la geoingeniería, mostrada sin escatimar en efectos especiales en El día de mañana o Geostorm. Y sin olvidarnos del ecoterrorismo (The East).

La hiper digitalización, el mundo cripto y el almacenamiento de datos de ‘blockchain‘ con el enorme uso de energía, también están en el punto de mira de las críticas de la serie. A veces evocando pasajes de la propia Black Mirror. Hasta el banco de semillas noruego previsto para una gran hecatombe. Y por supuesto, no puede faltar el juicio final, pero contra el ecocidio…

En definitiva, es una serie que desde el punto de vista idealista funciona bien. Pone de manifiesto su visión de que es el comportamiento humano el causante de todos estos males. Quizá se excede al no ser mínimamente exculpatorio por el hecho de que los efectos de la Madre Naturaleza a veces son totalmente azarosos e incontrolables.

En el realista, ciertamente antes de poder reprocharnos como ciudadanos de a pie ciertas actitudes, y mejorar nuestro mínimo de educación cívica y medioambiental, podríamos esperar que las Cumbres del Clima dejaran de ser una pantomima. Y mucho más que los líderes de la Comunidad Internacional fueran capaces de predicar con el ejemplo en su vida pública y por descontado en su esfera privada…

El día en el que el sentido común impere por encima de dogmas políticos y divisiones predefinidas con ese objetivo claro de captar acérrimos acólitos, irá todo mejor, y hasta rebajaremos unos grados la temperatura global.  Y la de nuestras acaloradas discusiones al respecto…