Crítica – ‘La Casa Gucci’

Título original: House of Gucci

Año: 2021

Duración: 157 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Ridley Scott

Guion: Roberto Bentivegna, Becky Johnson. Libro: Sara Gay Forden. Historia: Becky Johnston

Música: Harry Gregson-Williams

Fotografía: Dariusz Wolski

Reparto: Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jeremy Irons, Jared Leto, Salma Hayek, Jack Huston, Alexia Murray, Vincent Riotta, Reeve Carney, Gaetano Bruno, Camille Cottin, Youssef Kerkour

Productora: Coproducción Estados Unidos-Canadá; Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Scott Free Productions, Bron Studios

Género: Drama

Ficha en Sensacine

Cuando pensamos en las grandes firmas de la moda se nos vienen a la cabeza sus increíbles desfiles y el glamour de todo aquel que viste una de estas prendas en las alfombras rojas. En el caso de Gucci, la firma siempre ha sido sinónimo de elegancia, destinada a ser el “Vaticano de la moda”. Sin embargo, detrás de todo esto, hay una trágica y truculenta historia que sacudió al mundo. Lo que empezó siendo un negocio familiar fue degenerando en una lucha por el trono de ese imperio de la moda, y acabó con el asesinato de Maurizio Gucci por orden de su ex esposa Patrizia Reggiani, conocida como la viuda negra de la moda.

Ahora, esta historia llega a nuestras pantallas de la mano de Ridley Scott, para quien parece que el descanso no existe (recordemos que hace nada estrenó El último duelo). La Casa Gucci nos adentra en esta crónica negra, cargada de glamour y belleza, para mostrarnos la decadencia de una familia corrompida por la ambición, avaricia y ansias de poder a lo largo de tres décadas.

La película empieza cuando Patrizia (Lady Gaga) y Maurizio (Adam Driver) se conocen. Ella, al escuchar su apellido, se siente atraída por él como una polilla a la luz. Rápidamente se enamoran y se casan, Maurizio renuncia a su fortuna y a su familia para estar con su amada. La Casa Gucci en sus primeros minutos parece una historia de amor donde los amantes acaban juntos pese a tenerlo todo en su contra. Sin embargo, la película cambia de rumbo cuando Patrizia ve la oportunidad de volver a introducir a Maurizio en el negocio familiar y cumplir así su destino.

En ese momento empieza un juego peligroso (entretenido para nosotros como espectadores) de mentiras y manipulaciones que aumentará la tensión en la familia. Es Patrizia quien, ganándose la confianza de los Gucci, hará que todo salte por los aires para conseguir lo que más ansía: más poder y dinero. Y es que los Gucci son el claro ejemplo de que no todo es oro lo que reluce, ya que hasta lo más brillante puede estar podrido por dentro.

Podríamos decir que La Casa Gucci es un drama familiar o una historia de amor prohibido con un final trágico, incluso que parece una película de mafiosos o que, por momentos, roza la comedia negra. La película al final toca varios géneros, lo que acaba afectando al tono, que a veces cambia según la escena y los personajes que aparezcan en ella.

Y hablando de personajes… Dejando de lado el impostado acento italiano de todo el reparto, la verdadera estrella es Lady Gaga. No es que el resto no dé la talla, todo lo contrario: Adam Driver está correctísimo en el papel de heredero tímido que no termina de encajar; Jeremy Irons (Rodolfo Gucci) y Al Pacino (Aldo Gucci) están espléndidos en estos papeles que les viene como anillo al dedo. Pero es Lady Gaga la que brilla, la que roba el espectáculo cada vez que sale en pantalla. Puede pecar de exagerada, pero interpretar a un personaje tan excéntrico lo requiere.

Y luego está Jared Leto que, para bien o para mal, hace suyo cualquier personaje que interpreta. Puede que su histrionismo choque a más de uno, pero el punto cómico de la película se da gracias a él, ya que su Paolo Gucci a veces roza lo absurdo. Así las interpretaciones de Lady Gaga y Jared Leto se presentan como contrapunto a la corrección del resto del reparto, dando un ese toque camp que tanto pedía esta película.

En ningún momento dejan de ocurrir cosas, como las disputas familiares o los encuentros de Patrizia con su pitonisa (Salma Hayek), pero la larga duración de la película hace que por momentos se resienta. Y es que sus dos horas y media de duración se notan mucho, con algunas cosas que resultan redundantes. Pero lo sorprendente (y algo decepcionante) es que su tramo final se resuelve de manera rápida. Todos las acciones y los acontecimientos nos llevan a ese momento, podría haber sido algo más turbio si se hubiera dado más tiempo al plan, pero al final resulta menos trágico e impactante de lo que realmente fue.

La Casa Gucci es una película con algunas interpretaciones y acentos exagerados, con unos decorados y vestuarios llenos de glamour, pero que no llega a ser la cinta camp que podría (y debería) haber sido. Pese a su duración, el resultado es una película entretenida y atractiva con un reparto de lujo.

Lo mejor: Lady Gaga brilla cada vez que sale en pantalla.

Lo peor: Su larga duración hace que por momentos la película se resienta.

Nota: 8/10