Año: 2024
Duración: 114 min.
País: España
Director: Jonás Trueba
Guion: Jonás Trueba, Itsaso Arana, Vito Sanz
Fotografía: Santiago Racaj
Música: Iman Amar, Ana Valladares, Guillermo Briales
Montaje: Marta Velasco
Reparto: Itsaso Arana, Vito Sanz, Fernando Trueba, Jon Viar, Andrés Gertrudix, Ana Risueño, Francesco Carril, Isabelle Stoffel, Sigfrid Monleón
Compañías: Coproducción España-Francia; Los Ilusos Films, Les Films du Worso, arte France Cinéma, RTVE Distribuidora: Elastica Films
Género: Comedia. Drama
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Este viernes 30 de agosto llega a salas de cine españolas la nueva película de Jonás Trueba. Tras ser galardonada a mejor película europea en la sección independiente de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2024, Volveréis se posiciona como una de las propuestas más sugerentes del cine español. O eso se pretende.
Ale (Arana) y Alex (Sanz) son una pareja que decide tomar una decisión aparentemente absurda después de haber estado quince años juntos: celebrar su ruptura como si de una boda se tratase. Detrás de la construcción del guion se encuentra tanto Trueba como los actores protagonistas, un hecho que se hace patente de forma positiva al inicio del metraje.
Paralelamente a esta historia de desamor se le añade el proceso de creación cinematográfica, en donde Trueba unifica varios elementos que terminan por ofrecer una apreciable carta de amor al cine. El guion está sustentado por una pareja protagónica notablemente interpretada en la que destaca, como ya sucedió con La virgen de agosto (2019), el magnetismo de Arana. Y por otro lado, aunque Sanz carga con naturalidad casi toda la parte cómica, su personaje se pierde en la trama por ese intento tan visible y agotador de Trueba por ser el Woody Allen español.
Volviendo a la trama, el planteamiento inicial comienza a resultar repetitivo en cuanto la pareja va anunciando la celebración a su círculo más cercano. Pero a día de hoy, ¿quién se sorprende por una ruptura? Es cierto que la celebración sirve como pretexto para diseccionar con precisión las relaciones de pareja actuales, pero Trueba no ahonda lo suficiente en una temática que él sin duda sabría cómo hacerla de un modo menos impostado. La mayoría de los diálogos son un cúmulo de referencias culturales que no suman absolutamente nada a los matices de la pareja, sino que terminan por ser un conjunto de acotaciones de diversos autores y obras que marcan sin disimulo los gustos artísticos del director. En el cine las referencias culturales han de ser un reflejo de los personajes, pero nunca el espejo volteado de un director con demasiadas ansias por mostrar y no por demostrar.
Queda claro que Volveréis no termina siendo la obra perfecta en la que desea convertirse, pero sí hay pequeños lugares agradables en los que refugiarse. Ya sea en el bonito homenaje a su padre y todo lo que ello conlleva, o la escena de un selftape muy especial en la cual se atisba ese sentimiento tan profundo que queda olvidado en las calles de Madrid.
Jonás Trueba es un buen director (aquí no existe duda), y aunque se haya quedado anclado en la cultura indie del 2010, curiosamente títulos como Los exiliados románticos (2015) tenían un sello personal muy elogiable. Tanto al crítica (esperemos que no sea por el apellido) como Trueba quieren ver en Volveréis una madurez cinematográfica que sinceramente no llega a ser del todo visible.
Paradójicamente, sin dejar una gran huella, Volveréis marcará un antes y un después en la filmografía de los tres creadores. Y aunque el espectador disfrutará de una película dulce y entretenida, esperemos que ese final típico de barra libre de bar no se repita y Trueba aprenda mejor la lección de cine que ofreció Arana con su primer largometraje Las chicas están bien (2023). Y aquí queda todo dicho al puro estilo del crítico de cine interpretado por Jon Viar. Eso sí es metacine del bueno.