Título original: La virgen de Agosto
Año: 2019
Duración: 125 min.
País: España
Dirección: Jonás Trueba
Guion: Itsaso Arana y Jonás Trueba
Fotografía: Santiago Racaj
Reparto: Itsaso Arana, Vito Sanz, Joe Manjón, Isabelle Stoffel, Mikele Urroz, Luis Heras y Francesco Carril.
Productora: Los ilusos films/La virgen de agosto AIE
Género: Drama/Comedia
—
Los pájaros autóctonos posados con relajo sobre el rostro de un Felipe III de latón que es el broche de la mayor de todas las plazas. La tímida luz que baña desde el alba con callado mimo cada rincón de la ciudad. La risa incansable de los niños que juegan deseando que el verano nunca acabe. Los turistas maravillados por el solemne y presumido Palacio Real. Hay desde luego poesía en el Madrid de agosto, y a Jonás Trueba le pertenece el mérito de haber reparado en ello.
El particular y muy característico cine de Trueba suele estar impregnado de un aura afrancesada con lentos y cuidados diálogos que llegan fácilmente a conmover. Tal es el caso de su anterior película, La reconquista (Jonas Trueba, 2016). Sin embargo, quien esto escribe no puede evitar opinar que el director ha fallado al darle forma a La virgen de Agosto, cuyos diálogos se sienten a menudo fríos, distantes y algo artificiales.
Pese a sus virtudes (que desde luego las tiene), esta cinta no tiene el poder absorbente de la mayoría de sus trabajos previos. A pesar de un reparto notable, una realización técnica artesanal y un uso impecable de la música, La virgen de Agosto no ha conseguido completar con éxito la que parece ser la razón última de su concepción: emocionarme como espectador. Sin embargo la estructura del guion es interesante y original. La protagonista será el hilo conductor de la historia, que irá adquiriendo sus matices a través de sucesivos encuentros fortuitos con los personajes secundarios. Mención especial para el siempre maravilloso Francesco Carril.
Quizás un espectador más fino y paciente sea capaz de extraerle a este film todo el néctar que yo, desde mi cobriza butaca de los Cines Verdi de Madrid, no supe encontrarle. Creo de justicia reconocer que Jonás Trueba es un talentoso realizador, y que los esfuerzos tras la cámara son más que evidentes. Sin embargo, el misticismo inoportuno y la manida sucesión de monólogos innecesariamente largos de la protagonista se erigen como un muro que impide al espectador disfrutar de cualquier atisbo de realismo o empatía por los personajes.
No obstante, no debe extrapolarse de mis palabras que esta es una película sin alma, pues es un canto sincero y con la mano en el corazón a la ciudad donde se cruzan los caminos. La misma que se vacía en agosto dando paso al camuflado clima cinematográfico que, valoraciones aparte, solo Jonás supo ver.
—
Lo mejor: Los dos primos británicos cantando canciones de las brigadas internacionales.
Lo peor: La larga duración de algunos de los monólogos de la protagonista.
Nota: 5’5/10