‘Las chicas están bien’, un cuento de verdad

Título original: Las chicas están bien

Año: 2023

Duración: 85 min.

País: España

Directora: Itsaso Arana

Guion: Itsaso Arana

Fotografía: Sara Gallego

Montaje: Marta Velasco

Reparto: Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itsaso Arana, Itziar Manero, Helena Ezquerro, Gonzalo Herrero

Productora: Los Ilusos Films

Distribuidora: Elastica Films

Género: Drama

Ficha en Filmaffinitty


El talento de Itsaso Arana quedó patente como coguionista y protagonista de la notable y vivaz La virgen de agosto (2019) de Jonás Trueba. Gracias a una sólida trayectoria de observación y perspicacia estrena, este 25 de agosto en cines, su primer largometraje Las chicas están bien.

Arana parte de una aparente sencillez para crear un relato que consigue situarse, junto a 20.000 especies de abejas de Estibaliz Urresola Solaguren, en uno de los debuts más meritorios de lo que llevamos de año. Evocando a grandes directores como Éric Rohmer o Mia Hansen-Løve, y sin perder ni un ápice de un asombroso sello personal, Las chicas están bien es un cuento de verano en donde el espectador hallará gratas sorpresas en los pormenores de una historia que juega entre la realidad y la ficción.

Bárbara, Irene, Itsaso, Itziar y Helena se adentrarán en un bucólico universo, perfectamente fotografía por Sara Gallego, bajo la presencia de una niña que desde su mirada ofrece una fresca y liviana brisa de inocencia al inexorable paso del tiempo. Con el pretexto de ensayar una obra de teatro las chicas irán construyendo, mediante diálogos veraces y hermosos silencios, un despertar en el que la libertad y la empatía se acabarán convirtiendo en un estimulante aprendizaje.

Todo el metraje, de apenas 85 minutos de duración, transcurre con grata liviandad en donde las cinco actrices ofrecen interpretaciones de naturalidad casi mágica. Lennie brilla como en cada uno de sus papeles, Escolar confirma de nuevo una capacidad actoral magistral, Itsaso plasma de manera orgánica el sentimiento desde diversos matices, Manero carga un triste pasado con la dificultad de la contención y Ezquerro trasmite con solidez una espontaneidad arrolladora. Y entre todas ellas convergen conversaciones de temas tan complejos como el amor, la maternidad, la actuación o la muerte librándose de tópicos y prejuicios. Un claro ejemplo está en una frase que, tras una escena nocturna de confesiones perfectamente ejecutada, Bárbara Lennie le manifiesta lo siguiente a Irene Escolar sobre el hecho de ser madre:

«…Nunca había sentido ésto, como una obligación de seguir viva».

Así es como la directora y sus actrices realizan lo imposible: mostrar la realidad mediante la ficción; ya sea en textos escritos con sumo detalle a mano, en  teatralidades que buscan de manera divertida una tonalidad adecuada o, en un primer plano de Lennie mirando directamente a cámara mientras se escucha las directrices de Itsaso.

La narrativa de la película no da lugar a juicios debido a que Arana decide posicionarse desde la inteligencia y la ausencia de artificio. Es como si Itsaso colocase cuidadosamente en los oídos ajenos uno de sus auriculares para compartir los compases de Bach con un público que saldrá revitalizado ante su obra. Y aunque el guion nunca llegue a un final grandilocuente, éste sería innecesario ya que el placer de la experiencia vivida restaría solvencia. Itsaso sabe cómo transmitir la expiación, e incluso la redención, a sus protagonistas guardando en el antiguo molino la importancia de los pequeños actos y una de las citas de La mujer singular y la ciudad de Vivian Gornick.

El presente necesita de los valores inspirados y de las libertades exhaladas por cada una de las actrices. Solamente queda dar las gracias a artistas como Itsaso que saben contar historias desde una plena honestidad. Que nadie se pierda esta magnífica obra del cine español, de la cual el espectador deseará quedarse a vivir en ella y con ellas.


Lo mejor: Bárbara, Irene, Itsaso, Itziar y Helena.

Lo peor: La posibilidad de caer en el olvido.

Nota: 9/10