Crítica – ‘You’ (Temporada 5)

Título original: You

Duración: 60 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Greg Berlanti (Creador), Sera Gamble (Creadora)

Reparto: Penn Badgley, Charlotte Ritchie, Madeline Brewer, Anna Camp, Griffin Matthews.

Música: Blake Neely

Fotografía: W. Mott Hupfel III, David Lanzenberg, Cort Fey, Seamus Tierney

Distribuidora: Netflix

Género: Thriller

Ficha en Filmaffinity

You jamás fue una joya de primera línea dentro del catálogo de Netflix, pero ha ocupado durante años un lugar peculiar entre los suscriptores a la plataforma. Esta serie, basada en una serie de novelas de la autora Caroline Kepnes, se nos ha mostrado a lo largo de sus cinco temporadas como un thriller adictivo que exploraba los márgenes más retorcidos del deseo, la obsesión y el poder en las relaciones afectivas.

Durante cinco temporadas, You construyó un universo narrativo hipnótico en torno a Joe Goldberg (Penn Badgley), un asesino culto y seductor cuya perturbadora lógica interna sostenía un peligroso juego de espejos. Era un psicopata, sí, pero también un romántico, un lector sensible, un hombre «malinterpretado» cuya voz en off envolvía al espectador en una empatía incómoda. Esa ambigüedad —clave en su éxito inicial— ha desaparecido en esta última entrega, en la que ya no queda espacio para la compasión ni para el autoengaño.

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Penn Badgley en una escena de la quinta temporada (Foto: Netflix)

Joe se revela finalmente como una criatura deformada por su propia lógica perversa, y la serie cierra el círculo regresando a Nueva York, el escenario original de su descenso. Una metáfora del laberinto mental al nunca dejó de pertenecer. Vuelve el sótano y la jaula, pero también la nueva versión de Joe que, despojada de excusas o máscaras, ya no intenta justificarse o redimirse. Ha aceptado su yo oscuro, y se entrega a el sin remordimientos. Mata, y disfruta haciéndolo. Así de simple.

Vuelve casado con Kate (Charlotte Ritchie), ahora una influyente figura empresarial. Ha recuperado a su hijo Henry (Frankie DeMaio). Tiene poder, estatus, y las manos limpias. Pero sigue habiendo una pieza que no encaja: su instinto asesino. Este resurge tras un conflicto con un pariente de Kate que amenaza con salpicar su imagen pública.

El primer desliz activa una cadena de consecuencias que se intensifican cuando una joven enigmática, Bronte (Madeline Brewer), irrumpe en su antigua librería. La atracción que siente hacia ella es el catalizador del nuevo descenso. Sin embargo, Bronte no es una Love Quinn, ni una Beck. Ya desde su presentación, su aura de ingenuidad chirría, y se intuye que esconde algo. Es algo que se ve venir de lejos y quizá por eso su arco narrativo carece del impacto que debería.

A esto se suma una subtrama protagonizada por las hermanas de Kate: mujeres poderosas, despiadadas, que amenazan con dinamitar el delicado equilibrio de Joe. La presión que ejercen obliga al protagonista a tomar decisiones cada vez más radicales… y, en ocasiones, tan excesivas que derivan en situaciones casi cómicas, rozando el terreno del autoparodia. Un recordatorio de que You siempre ha jugado al melodrama oscuro, y que cuando se lo permite, también sabe reírse de sí misma.

Eso sí, la temporada final deja cierta sensación de oportunidad perdida. Se recupera, como era previsible, el personaje de Marienne (Tati Gabrielle), cuyo enfrentamiento con Joe era una deuda pendiente. Su regreso tiene fuerza simbólica: representa a todas las mujeres que Joe ha manipulado y destruido, y su lucha por sobrevivir aporta algo de justicia al relato. Sin embargo, se echa de menos la vuelta de otros personajes, como Ellie (Jenna Ortega), cuya historia quedó en suspenso tras la segunda temporada. Su reaparición hubiera sido perfecta para cerrar el círculo de venganza femenina y convertir el final en algo más coral, más contundente.

Madeline Brewer es Bronte, el nuevo interés romántico de Joe en la serie (Foto: Netflix)

Y llegamos así al desenlace. Un final que, sin ser redondo, resulta coherente con la deriva de la serie. Es mejor que el despropósito de la cuarta temporada —con su ridícula trama de personalidad disociada que parecía sacada de otra serie—, y consigue mantener la atención hasta el último episodio. No ofrece redención, pero tampoco un castigo ejemplar. Joe sobrevive, quizá demasiado bien para todo lo que ha hecho. Es un final cínico, ambiguo, y no del todo justo, pero al menos es fiel al tono turbio y desencantado de la serie.

En definitiva, You se despide como lo que fue desde la segunda temporada: un placer culpable. Una serie que muchos seguimos más por costumbre o curiosidad morbosa que por verdadera calidad narrativa. ¿Ha tenido altibajos? Sin duda. ¿Ha abusado de sus propias fórmulas? También. Pero ha sabido sostener, hasta el final, la tensión, el carisma del protagonista. Y eso ya es más de lo que se puede decir de muchas series que se alargan sin sentido.