Scream Queens es uno de esos productos con los que no existe un término medio: o te horroriza o te encanta. En mi caso me encuentro en ese sector del público al que esta serie ha encandilado desde el primer capítulo. ¿Y por qué me ha conquistado?
En primer lugar su humor absurdísimo que en ciertos momentos recuerda a la saga de terror-comedia Scary Movie o similares. Sin embargo, al contrario que estas películas que llaman al humor simple y estupido, el (a veces) inteligente desarrollo del guión hará que, aunque no seas muy fan de la comedia, siempre encuentres algún momento del capítulo con el que no puedas evitar reírte. Podríamos definir esta serie como “mamarrachismo ilustrado” ya que la acumulación sucesiva de escenas absurdas y poco creíbles es tal que es imposible hacer un recuento de las mismas. El lado positivo es que al contrario de otras series-mamarrachas (ejem Under the Dome ejem) Scream Queens no intenta venderse como algo que no es, es decir, como una gran serie con una trama bien pensada; sino que desde el primer momento nos encontramos con una producción que es capaz de reírse de sí misma. ¡Mini-punto a favor de los creadores por lograr eso!
Este verano Fox nos vendía esta serie como un American Horror Story para adolescentes. Y parece que no nos mentían, Ryan Murphy aka la calva ha conseguido combinar lo mejor de sus dos anteriores producciones: el humor y el aire naif de las escenas adolescentes de Glee y el suspense y tensión del terror de American Horror Story.
Scream Queens, a pesar de estar destinada a un público pre-adolescente y adolescente, presenta una ambientación que pocas series de este tipo nos enseñan: la universidad americana y sus típicas hermandades. Que yo recuerde la única serie, destinada a un público teen, que ha enseñado la vida en estas instituciones ha sido el drama adolescente Greek. Aunque de una forma menos realista Scream Queens nos abre las puertas de las fraternidades y nos ayuda a hacernos una idea de cómo puede ser el día a día en este tipo de residencias.
Si hablamos de la trama, debemos empezar diciendo que la serie comienza con un flashback, que se recuperará en capítulos posteriores, que nos presenta el primer misterio a resolver: una chica da a luz en una bañera de la hermandad y muere debido a sus descuidadas amigas. Tras esta escena nos trasladan a la actualidad y allí nos encontramos con, en mi opinión, uno de los personajes más importantes de la serie: Chanel Oberlin (Emma Roberts). La jefaza de la hermandad, Kappa Kappa Tau, que no es más que el estereotipo de los estereotipos: una Barbie personificada, niña mimada de papás ricos, egocéntrica, astuta y, aparentemente, sin sentimientos y sin más aspiración que mantener su posición elevada en la pirámide de popularidad. Pero la señorita Oberlin no se encuentra sola, con ella están sus minions o secuaces (Ariana Grande, Abigail Breslin y Billie Lourd). Otro grupo de niñas pijas y mimadas, de las cuales desconoceremos el nombre durante prácticamente toda la serie ya que su jefa las ha autodenominado: Chanels. Esto es una muestra del exagerado egocentrismo de este personaje que ni siquiera se ha molestado en aprenderse los nombres de sus amigas; sino que, como si de una secta se tratase, nos las presenta con su propio nombre y un número identificativo que las diferencia. Todo el mundo elitista de Chanel se viene abajo cuando, por un mandato de la actual decana (Jamie Lee Curtis), debe aceptar a todas las candidatas que quieran entrar en la hermandad, teniendo que convivir entonces con un montón de bichos raros. Al margen de este insulso drama adolescente, nos encontramos con el segundo y principal misterio en torno al cual girará la serie: un individuo disfrazado de diablo rojo empieza a cometer asesinatos en las inmediaciones de la hermandad.
En resumen, nos encontramos por un lado con una subtrama cliché, que le sirve a la serie para hacer una magnifica crítica de nuestra sociedad hipócrita, consumista egocéntrica y materialista; y por otro con dos subtramas de cierto suspense, que serán las que mantendrán en el espectador las ansias de un nuevo capítulo. Uno de los grandes aciertos de la serie ha sido mantener esa intriga de no saber quién es el asesino hasta el último capítulo, haciendo sospechar de todos y cada uno de los personajes (incluso de aquellos que se suponía que ya habían sido víctimas de Red Devil). Sin embargo, desde mi punto de vista deberían de darle un poco más de horror y un poco menos de humor a los asesinatos de Red Devil, para no estropear la tensión dramática de las persecuciones con unas muertes propias de una slasher movie de serie B.
Y si la trama está llena de clichés, las personalidades de los distintos personajes aún más. Son simples estereotipos que podemos encontrar en cualquier otra serie adolescente a los que sarcástica y magistralmente la serie ha exagerado sus cualidades: el padre ultraprotector (Wes), la heroína ingenua y buena (Grace), la “negra del Bronx” (Denisse), la “negra” reivindicativa (Zayday), el chico rico y mujeriego (Chad), etc. Algo poco acertado en la serie en materia de personajes es el darle demasiado importancia a ciertos personajes planos y sosos (Grace y Pete) llegando hacerse pesadas en algún momento sus escenas; mientras que otros personajes con un gran potencial (la excéntrica y siniestra Chanel 3, la “deaf” Taylor Swift o la blogger de las velas) no han sido suficientemente explotados. Por otro lado hay una serie de personajes relleno, a los cuales no mencionaré por no hacer spoiler, cuyo único fin en la serie es cumplir con el cupo de muertes, dado que su participación es escasísima.
Si pasamos a analizar las interpretaciones de los actores que dieron vida a estos personajes, debo decir que a pesar de que ciertas actuaciones son bajo mi punto de vista de sobresaliente (Emma Roberts como Chanel, Lea Michele como Hester, Billie Lourd como Chanel 3 o la desternillante interpretación de Glen Powell como Chad Radwell) había otras tantas que dejaban mucho que desear (la inexpresividad de Skyler Samuels o del pequeño de los Jonas; la sobreactuación de Abigail Breslin o la pésima interpretación de una Ariana Grande que parece haberse quedado atrapada en su personaje de Sam&Cat).
Otro de los elementos que me llamó la atención de la serie fueron los constantes guiños a otras películas de terror: así pudimos ver el laberinto de El resplandor; la cena de El silencio de los corderos o la escena de la ducha de Psicosis, entre otras. Por otra parte también hemos podido ver parodias del excesivo consumismo provocado por el Black Friday, el fenómeno blogger, las felicitaciones navideñas de Taylor Swift o la serie Orange is the new black. A esto hay que añadir que las orejeras que lleva Billie Lourd durante toda la serie son un homenaje al peinado de su madre, Carrie Fisher, en la saga cinematográfica Star Wars.
Una de las cosas que más se le puede criticar a la serie son sus créditos iniciales. A pesar de ser originales y meterte en ambiente con ese fondo musical tan acertado (You belong to me); también son excesivamente largos y nos venden una serie mucho más oscura y siniestra de lo que realmente es. Quizás por eso los productores hayan decidido incluirlos únicamente en un capítulo o quizá porque se han dado cuenta de que contienen un gran SPOILERAZO de la trama de la serie.
No podía cerrar esta crítica sin dar mi opinión acerca de ese season finale que tanta controversia ha creado entre los seguidores de la serie. Es cierto que ha sido un poco predecible y que esperábamos una masacre mayor y no que sobreviviesen tantos personajes. No obstante, he de decir que me ha gustado. Se nota que no ha sido una historia tan absurda como la propia serie que se hayan sacado de la manga en el último momento; sino una trama bien hilada, justificada y sin incoherencias. Por eso espero que Fox, a pesar de la mediocre audiencia que ha tenido esta temporada, decida apostar por este novedoso formato dándole una segunda oportunidad.
En definitiva, si queréis ver un humor teen fresco con ciertos toques de intriga no os podéis perder Scream Queens. Si os engancha os prometo que hará que estéis pegados a la pantalla hasta el último grito.