Mientras dure la guerra, habrá dolor y gloria

Este sábado se celebra en Málaga el 34º Premios Goya. Andreu Buenafuente y Silvia Abril repiten como presentadores en una gala que contiene títulos interesantes, pero con dos claros protagonistas: Mientras dure la Guerra de Alejandro Amenábar y Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar.  

De antemano quiero pedir disculpas al resto de candidatas, pero tengo una guerra particular que superar, donde hay mucho dolor y a la vez gloria. Este artículo va para las películas con más nominaciones de la noche, casualmente las que más le han gustado a un servidor. 

Con 17 nominaciones, el filme de Amenábar es la más nominada, teniendo acceso a los premios más importantes como mejor película, mejor director y mejor actor, al igual que Almodóvar que cosecha con su Dolor y Gloria 16 nominaciones. 

En mi opinión, las dos mejores películas españolas del año. Cada una exaltando lo que mejor sabe hacer. Cada director con su propio estilo, han logrado conectar con el público. Uno con un tema recurrente y el otro con un tema personal. Uno con un estilo americano y el otro con un cine de autor. 

Antonio Banderas en una escena de Dolor y Gloria
Antonio Banderas en una escena de Dolor y Gloria

Dos monstruos de la dirección de cine se enfrentan en un año con mucho talento en la palestra, pero que sólo la maestría se vuelve eterna en la historia del cine, y son estos dos, Alejandro Amenábar y Pedro Almodóvar los que cumplen ese perfil. 

Pero no todo van a ser flores, aquí viene mi guerra. Mi eterna batalla con Pedro. Sí. ¡Pedro! Imagina que lo estoy gritando ahora mismo como Penélope. El señor Almodóvar, conmigo, como que no. Consigo sumergirme en la objetividad del cine, observando con ojos de crítico y aparentando ser un experto en la materia para valorar su cine. Y lo consigo. Pero es que el otro, Alejandro, es el que ha conectado y siempre conecta conmigo. 

Pedro se caracteriza por hacer un cine más personal, más suyo. Tan suyo que a veces no es de nadie. O tal vez los que han vivido experiencias similares a las suyas. Os juro que lo intento, pero no hay manera. No me logra emocionar, me aburre en su ritmo (excepto en Amantes pasajeros, cuyos personajes histriónicos logran hacernos olvidar que estamos dando vueltas en un avión) 

Pues así a veces me siento yo con don Pedro, en un avión dando vueltas esperando a aterrizar en algún puerto emocional. De mi cabeza, de la suya, pero en algún lugar.  

Dolor y Gloria es muy buena, bellísima. Con un Antonio Banderas maravilloso. Con unos planos que quitan el hipo, detalles estéticos propios de un maestro. Pero no la volvería a ver. Para una clase de cine en la Universidad está de lujo. Para analizar el guion, la fotografía, la banda sonora, la importancia de los personajes secundarios en la psique del protagonista… Que sí, que está muy bien. Pero se queda ahí. En una clase magistral de cine. Sin embargo, Amenábar te remueve con Mientras dure la guerra. No es una historia personal, es colectiva. Su visión sobre lo que somos. Pedro nos muestra como es él, lo que ha sido y lo que probablemente será. 

Alejandro Amenábar dando instrucciones a Karra Elejalde en Mientras dure la guerra

Amenábar no mira su ombligo, nos invita a debatir sobre la capacidad que tiene el pasado de recordarnos que no hemos avanzado nada como país. 1936 nunca ha estado tan cerca de la actualidad como en esta película. Un tema manido, cuya industria se encuentra desde hace años saturada. Una guerra civil que ya cansa, pero que Alejandro ha sabido leer en el contexto español actual y ha decidido darle otro enfoque a la situación. Haciéndonos preguntas mediante personajes que se encuentra entre la ironía y la sátira. Diálogos que nos gritan una y otra vez que somos un país bipolar, contradictorio, a veces carente de sentido y sin término medio. 

Una cachetada sin mano, como diría mi madre. Mientras dure la guerra no habla de la violencia bélica, habla de la violencia de las palabras. De los actos acordados en un papel, firmados por gente que no pertenece ni a una España ni a otra. Por un Unamuno (Karra Elejalde) que representa al ciudadano español que junto con Amenábar, acaba de descubrir la posibilidad de una Tercera España. 

Una España libre de prejuicios y de bi-partidismos. Un país que se encuentra como yo, un ciudadano en guerra que le cuesta comprender el mundo interior de otro (Pedro). Si conseguimos superar el muro de lo tradicionalmente conocido, será una gran victoria. 

 Aunque lamento decirte querido lector que mientras dure la guerra, siempre habrá dolor y gloria.