GameStop, o cuando le quitaron la cartera a Wall Street

Se cumplen tres años de uno de los acontecimientos más inesperados en el mundo de las finanzas. Obviamente, por ello no nos referimos a la enésima crisis financiera u otro caso de corrupción o estafa más. El fenómeno de GameStop podría haber sido una historia original hollywoodiense de no ser pura realidad. Es un giro inesperado a la cotidianeidad a la que nos tienen acostumbrados los mercados financieros.

Aún quedando algo ensombrecido por el efecto mediático de la pandemia en 2021, es un momento memorable, notable por su connotación simbólica de lucha de unos inversores minoristas contra los gigantes de Wall Street. Un sentimiento de venganza por las últimas graves crisis financieras, un resquemor por los rescates bancarios y por tanta esquilmación de sus pequeños ahorros e inversiones.

Afortunadamente, era de esperar que el universo cinematográfico y audiovisual no dejara escapar la ocasión de reflejarlo en alguna película o serie. Las propuestas disponibles ahora mismo son Golpe a Wall Street (Gillespie, 2023) en formato película, o Corte de mangas a Wall Street: La saga GameStop (Love, 2022) como miniserie documental de Netflix.

La efeméride merece sin duda la pena, no en vano no es nada habitual ni previsible que Wall Street se vea atacado de esta manera. Las alarmas de todo el sistema estuvieron resonando varias semanas ante un hecho insólito cuando un grupo de inversores minoristas, liderados por un ‘friki de las finanzas’, influenciador en redes, identificó una oportunidad única en GameStop (GME). Un valor, que él consideraba totalmente infravalorado según sus análisis fundamental y técnico.

Lo más interesante acerca de este hecho son las implicaciones más allá de los pingües retornos de la inversión de los que se aventuraron a seguir a este líder de opinión, esta especie de prescriptor en las redes sociales. El que por cierto, consiguió multiplicar x700 su apuesta de 50 mil dólares, convirtiéndose en millonario embolsándose unos 34 millones. Jugada maestra.

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«Hola Señor Mercado, aquí ganamos también», «nosotros controlamos el precio, y no Wall Street»

i. El análisis técnico, el análisis fundamental y las pseudociencias financieras

Uno de los aspectos más llamativos es la confirmación fehaciente de que millones de informes, hojas de cálculo y análisis de gráficos pueden ser de la misma utilidad que cualquier afirmación con visos de sentencia concluyente que pueda darte un tipo cualquiera en redes sociales.

Estamos ante una empresa de tiendas físicas de videojuegos como GameStop, aparentemente en números rojos, obsoleta y amenazada por los canales de distribución de Internet. Una analogía muy similar a la cadena de videoclubs Blockbuster, que por cierto remató el gigante Netflix. La constatación es que ni el sentido común ni el análisis más concienzudo sirvieron para nada.

La psicología del dinero y las fuerzas ocultas del mercado esta vez se volvieron en contra de los operadores (creadores) de mercado. Irónicamente, el arma que tanto suelen utilizar para manipular y dirigir el mercado hacia sus intereses inversores, se les volvió totalmente en contra, sin poder anticiparlo ni reaccionar.

La metodología de inversión de esta improvisada agrupación de inversores minoristas se destacó por desafiar esas prácticas convencionales de Wall Street, prácticamente emulándolas y aprovechándose de las circunstancias. Mientras los fondos de cobertura infravaloraban a GameStop, estos aficionados la veían como una oportunidad de ganar dinero.

ii. El poder de la tecnología y los nuevos canales de comunicación

Una oportunidad asimétrica identificada por Roaring Kitty o Deep Fucking Value o Keith Gill (Paul Dano en la película). Este analista de una pequeña firma financiera, se enmascaró con su ya característica estética de cinta roja, gorra y ambiente de sótano. Y al parecer, de manera accidental, consiguió desafiar la perspicacia de los banqueros y grandes fondos de cobertura de Wall Street. Unos operadores que desconocían las nuevas formas de comunicación y de información de los pequeños inversores. Foros como Reddit o canales de Telegram, el propio YouTube u otras redes sociales sirvieron para que una comunidad cada vez mayor de usuarios se planteara unirse para la inversión en GameStop como un buena opción para generar beneficios.

La tecnología y la comunicación jugaron un papel fundamental al reducir la información asimétrica de los mercados. En este escenario se entremezclaron figuras informadas y autodidactas con otras totalmente extrañas a la materia, que desafiaron las reglas tradicionales de la inversión bursátil.

La narrativa de la revuelta se consolidó aún más al ensalzar la sabiduría de este ‘friki de las RRSS’. El golpe de efecto de las tecnologías para popularizar la inversión entre personas sin formación ni educación financiera, es más que evidente. No hay más que ver la expansión de las criptomonedas, y por supuesto, de la proliferación de los criptoboys.

Ni medios de comunicación tradicionales (canales de TV, radios, diarios) vieron venir la explosión de las redes sociales, los influenciadores o los foros de opinión como una alternativa, como su sustitutivo real.

Digamos que han perdido el monopolio de poder difundir mensajes interesados, comerciales o desinformados que están fuera de toda lógica financiera. George Clooney muestra la frivolidad y el espectáculo bochornoso de la información financiera en Money monster (Foster, 2016), de una manera esclarecedora.

 

Ni hablemos de los políticos, que por ignorancia supina de todo y falta de incentivos, todavía no lo acaban de entender. Las criptomonedas, por ejemplo, son una variante al dinero FIAT, al control de los Bancos Centrales. Algo que debe espantarles, y con razón. Principalmente por incomprensión.

iii. La lucha de clases en el universo financiero

Así se ha vendido este relato. Llegando a convertirse en una fábula sobre una lucha entre los inversores minoristas y los gigantes de Wall Street. Ese espíritu revolucionario es posiblemente lo que motivó a muchos aficionados y novatos a adentrarse en esta inversión bursátil.

La visión de la película es puramente romántica, mostrando a un Paul Dano como un tipo sin segundas intenciones, como un idealista. La miniserie documental, por contra, sí que permite entrever la posibilidad de que su ánimo colectivista inversor no fuera sino pura necesidad e interés particular para alcanzar su objetivo de reunir adeptos y multiplicar su inversión. De lo contrario, hubiera sido imposible.

Sin la apuesta fuerte de otros grandes inversores como el CEO de Chewy o Elon Musk, la historia podría haber tenido un devenir diferente. La recompra de acciones por parte de los fondos, para evitar pérdidas, tuvo un impacto más significativo que la simple entrada de pequeños inversores. Pero claramente indica cuánto lograron inquietar a los gigantes financieros.

iv. Las conspiraciones en el mercado bursátil

Aquí reside el aspecto más interesante y curioso. El karma aplicado a los grandes fondos de inversión mil millonarios que sufrieron en carnes propias una jugada maestra por un actor insospechado e improbable.

El estrangulamiento de cortos (‘short squeeze‘) se convirtió en una estrategia clave. Si los grandes fondos estaban apostando por la caída de GameStop para generar enormes márgenes, la jugada estaba clara. Había que comprar masivamente para que el valor subiera, cambiar la tendencia y pillarlos a pie cambiado. Pequeñas inversiones de miles de pequeños inversores harían subir el valor, cuando habitualmente todo suele estar bajo el control de unos escasos fondos con ingentes cantidades de dinero.

La pregunta recurrente para estos pequeños inversores era: ¿vender o mantener? La respuesta se sintetizó en ese concepto de «manos de diamante» manteniendo la posición (‘hold‘) pase lo que pase, desafiando así a esos tiburones, vividores de información privilegiada y rescates gubernamentales.

Fue como una artimaña propia de pelis de los ochenta y noventa con Whoopi Goldberg (Cómo triunfar en Wall Street) y Eddie Murphy (Entre pillos anda el juego). Unos foráneos en el exclusivo mundo de las élites financieras. En esta última película ya pudimos ver cómo usando información asimétrica (y privilegiada) se puede arruinar a dos banqueros de tradición centenaria estrangulando sus posiciones en el mercado sin que nada puedan hacer. Justicia poética. Un buen escarmiento.

 

Por eso resulta tan recomendable complementar ambas, película y miniserie documental. La película muestra una perspectiva de revuelta financiera centrándose en el movimiento colectivista, pero la realidad se revela más compleja al examinar el documental.

Esta ‘Revolución Francesa de las Finanzas’, mostró que se puede de alguna manera equilibrar la desigualdad de información. Obligando actualmente al 85% de los grandes fondos a rastrear internet para anticipar tendencias y evitar nuevos estrangulamientos de cortos.

Es importante tener claro que, como evidencia el caso GameStop, la psicología del dinero y las fuerzas del mercado desafían la lógica matemática. La manipulación o el uso de estrategias, no relacionadas con el valor contable o expectativas reales de una empresa, son casi más relevantes para ganar dinero en este gran Casino de los mercados financieros.

En definitiva, las historias cinematográficas que se han mencionado no sólo son una crítica al juego financiero. También suponen una reflexión sobre cierta democratización de los mercados, el papel fundamental que la tecnología y las redes sociales desempeñan en la formación de tendencias financieras, y en el acceso de información de un público más amplio.

El gran riesgo es que tanto en plataformas audiovisuales como en redes sociales se suele romantizar el juego y el azar, de manera que cualquier persona con necesidades acuciantes o ensoñaciones de convertirse millonario por la vía rápida, asume un riesgo enorme con la probabilidad de perder buena parte de su patrimonio. Casos que sí muestra la miniserie.

Por ello, la clave es entenderlo, creer en ello y, sobre todo, aplicar sentido común y educación financiera antes de embarcarse en la emocionante, y arriesgadísima travesía financiera. En palabras del propio protagonista: «es alarmante lo poco que conocemos del funcionamiento interno del sistema financiero y el mercado de valores, aún hoy sigo sin comprender todo lo que sucedió…»

 

Nota: Este artículo no constituye asesoramiento financiero sino una reseña filmeconómica. Se invita encarecidamente a los lectores a realizar su propia investigación antes de tomar decisiones de (des)inversión, apuestas o jugadas. Y sobre todo a no dejarse engañar por charlatanes, ni medios de comunicación tradicionales, ni por otros por muy alternativos o tecnológicos que sean. Que luego pasa lo que pasa…