DocumentaMadrid 2019: Críticas Sección Oficial

El pasado jueves 9 tuvo lugar la gala de inauguración del Festival DocumentaMadrid, que afronta su decimosexta edición. El cine panafricano y feminista de Sarah Maldoror, la memoria histórica presente en la obra de la austríaca Ruth Beckermann y el cine expandido de Carlos Casas, serán los protagonistas de las secciones paralelas de esta edición.

Estos dos últimos estuvieron presentes, dando breves discursos. Ruth Beckermann recibió un premio a su trayectoria, sobre cuyo diseño bromeó. Carlos Casas invitó a los presentes y a quien lo desee a presenciar sus sesiones de live cinema.

Andrea Guzmán y David Varela, directores del festival, recalcaron: “frente a lo homogéneo y lo banal, #Documenta2019 confía en el poder del cine documental como método con el que ir desmontando los sistemas de poder audiovisual convertidos en una forma casi única de lenguaje visual y sonoro contemporáneos”.

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Andrea Guzmán y David Varela, directores del festival, durante la gala inaugural.

Este festival en su pasada edición reunió a más de 14.500 espectadores en Cineteca Madrid, Filmoteca Española, Casa de América, Institut Français de Madrid y Sala Equis. La 16ª edición, que tendrá lugar del 9 al 19 de mayo de 2019, sumará como nuevas sedes oficiales a la UCM, el Círculo de Bellas Artes, el Museo Reina Sofía y Nave 0 de Matadero Madrid. Nada menos que 123 películas, muchas de ellas inéditas en España hasta la fecha.

Una oferta inmensa de cine documental prácticamente inabarcable gracias a la cual también en varios barrios de Madrid podrá verse cine documental, ya que en esta edición DocumentaMadrid llegará a varios Centros Culturales.

35 Milímetros vuelve a cubrir este festival durante su totalidad. En este artículo podréis encontrar las reseñas e impresiones de todas las películas a las que nuestro compañero Eloy Gurucharri asistirá. Actualizadas de forma diaria en la medida de lo posible.

  • Manu

A sus 76 años, Manu Bonmariage afronta la enfermedad de Alzheimer. En esta obra, su hija Emmanuelle Bonmariage trata de capturar la esencia de su padre antes de que se pierda. En sus propias palabras, recurre al documental porque «el cine deja huellas que dan vida, de otra manera, a otro tipo de memoria«.

Manu es sin duda un personaje interesante. Cineasta belga, dedicó la práctica totalidad de su filmografía a una forma de documental a la que se refiere como «cine directo». En ocasiones vemos extractos de sus películas y reportajes, en otras, al propio Bonmariage, casi siempre cámara en mano.

Resulta encantador en sus escenas más humanas y cómicas, y estimulante cuando nos plantea la dicotomía entre la manera de hacer cine del padre y de la hija, la verdad contra lo impostado, lo real contra el artificio. Emmanuelle Bonmariage intercala secuencias desde distintos ángulos de este debate, aunque finalmente en esta película triunfa lo humano, lo más cercano al corazón por inesperado o por cotidiano.

Lo mejor: Los momentos en los que lo real y lo humano se dejan ver.

Lo peor: Que no llegue a profundizar en ciertos aspectos.

Nota: 6

  • La valla fronteriza

En esta película, Nikolaus Geyrhalter realiza un estudio geopolítico sobre la situación actual en el Paso del Brennero. En resumidas cuentas: en el año 2016, se comenzó un proyecto en Austria para construir una valla en la frontera con Italia y así frenar la llegada de refugiados a la región del Tirol.

El director de la cinta se centra en gente común, a la que suele entrevistar directamente en sus lugares de trabajo. Dejándoles que hablen y sólo interviniendo de vez en cuando, con una buena dosis de ironía, para dejar en evidencia el racismo que abunda tanto en Europa.

Vemos a los austríacos: algunos henchidos de orgullo ante la firmeza de las leyes anti-refugiados, a policías actuando ante esta crisis humanitaria como pollos sin cabeza, a refugiados que trabajan en un país repleto de gente que odia al débil…

Lo mejor:  Cuando el director deja en evidencia a la policía.

Lo peor: En ciertos momentos se vuelve un poco pesado.

Nota: 6’5

  • La ciudad oculta

Víctor Moreno y su equipo se zambullen en el subterráneo de Madrid para mostrarnos el inframundo que funciona bajo nuestros pies. Aquí el director nos propone un ejercicio de forma. Los espacios y las luces de ese extraño mundo, el líquido fecal transcurriendo por las cloacas, se nos muestran a través de un prisma muy particular.

En esta obra el sonido cobra bastante importancia, acorde a la propuesta del festival de darle una gran relevancia al ídem. Como posibles referencias podría citarse Stalker (ese pausado recorrido por los largos túneles cóncavos involuntariamente me recuerda al avance de los protagonistas soviéticos por esa picadora).

No obstante, no estamos ante un filme que trate temas metafísicos como el de Tarkovsky. Más allá de la reflexión suscitada sobre esa realidad subterránea sin la cual la metrópoli situada por encima no funcionaría, el fondo palidece frente a la forma.

Lo mejor:  Cuando se deja llevar y nos hace viajar por lo desconocido.

Lo peor: Cuando vuelve a incidir en ciertos elementos.

Nota: 7

  • By The Name Of Tania

Podría llamarse Tania o de cualquier otra manera. La peruana Mary Jiménez y la belga Bénédicte Liénard, tras su paso por la Berlinale, presentaron su documental. En esta obra, sintetizan los testimonios de muchas afectadas por la trata de seres humanos dentro del personaje de Tania y su periplo en Madre de Dios.

En palabras de sus directoras, esta es “una película que ha nacido del calor, de ese calor húmedo. Una película mestiza, que refusa todo tipo de identificación o tipo de cine. Una película transgénero”. En ella trabajaron durante cuatro años de documentación y dos meses de rodaje (amén del montaje, etc).

También la calificaron como “un lento desplazamiento de un lugar a otro”, y es que la película sigue el trayecto de Tania por el río hacia su corazón de las tinieblas particular.

Si en Las uvas de la ira se prometía la abundancia en California, aquí se insta a las menores a seguir al río para llegar hasta un lugar donde “pagan a las chicas con pepitas de oro” o la gente “tiene tesoros escondidos”.

En efecto, hay buscadores de oro (que en su mayoría acaban volviéndose adictos a gastar todo su dinero en prostitución y drogas), pero la cruda realidad es que no hay nada en California. Hay un infierno de esclavitud, opresión, una iluminación roja que sólo permite a nuestra protagonista languidecer a la espera de un milagro que la saque de ese bucle. Las mujeres que hay allí no pueden volver nunca sin una ayuda externa que nunca llega.

En cuanto a la realización, las directoras esclarecieron varios puntos interesantes de este documental-ficción. La actriz protagonista (no profesional), Lidia, recibía el testimonio de una víctima de trata cada día y la trabajaba en su casa, con sus propias palabras. Resulta muy interesante este proceso de transmisión oral para darle forma a las voces en off que hilan el relato. Con esto acaba siendo una historia ficticia pero que a la vez es la historia de cualquier víctima de trata.

Mary Jiménez explicó que se centraron en rodar “planos secuencia que sean unidades espacio-temporales con valor en sí mismos”. Enfrentándose al rodaje con pequeñas decisiones de preproducción, sin un guión establecido, decidieron darle forma así a la película.

Con mucho respeto, aclararon finalmente: “queríamos evitar servirnos del dolor de la mujer”.

Lo mejor: La belleza de los planos en el río.

Lo peor: Que no suene Calle 13 en más ocasiones.

Nota: 7

  • Monangambeé

Para iniciar la retrospectiva dedicada a Sarah Maldoror, tuvo lugar la proyección de dos de sus obras con un coloquio previo. La cineasta es un estandarte vivo del anticolonialismo, la negritud, el feminismo y en definitiva, del panafricanismo y la lucha contra la opresión.

La primera proyección fue Monangambeé, que en castellano significa “muerte blanca”. Un cortometraje en blanco y negro, 16mm, cuya única copia existente, muy deteriorada, fue restaurada y remasterizada de la mejor forma posible.

En este corto, con una enorme carga política, se critica a los colonizadores (en este caso, tratantes de esclavos portugueses) y los ridiculiza mientras se muestra la grave opresión que ejercen contra los habitantes de Angola.

Ante la ausencia de un tráiler, os mostramos este frame del filme.

Lo mejor:  La banda sonora y la actriz protagonista.

Lo peor: Que no se conserven mejor películas de este calibre.

Nota: 6

  • Sambizanga

Continuando con la retrospectiva de Sarah Maldoror, se proyectó su largometraje Sambizanga. Al igual que Monangambée, los originales han sufrido una conservación negligente (en parte como castigo a la implicación política de las cintas y su directora) y había momentos de la obra en los que temías por la integridad del celuloide.

En esta película, su protagonista se enfrenta contra su particular proceso kafkiano a la hora de tratar de sacar a su marido de la cárcel, donde ha sido encarcelado por pertenencia al Movimiento de Liberación Angoleño. Sambizanga no sólo es ferozmente crítica con los opresores portugueses, también con los angoleños que colaboraron con el gobierno.

Para ilustrar lo crítico de la película, citaré un diálogo: «El rico es enemigo del pobre. El rico da de forma en la que el pobre siga siendo pobre y sólo con el trabajo del pobre se puede hacer más dinero del dinero y que el rico sea más rico

Nota: ante la ausencia de tráiler, os dejamos este extracto de la película.

Lo mejor:  La necesaria denuncia presente en ella.

Lo peor: El actor protagonista.

Nota: 7’5

  • Lapü

Este documental en 4:3, tras pasar por Sundance y la sección Fórum de la Berlinale, participa en la competición internacional Fugas de DocumentaMadrid 2019.

Con un ritmo muy pausado, el ritmo de la muerte, César Alejandro Jaimes y Juan Pablo Polanco acompañan el viaje teológico de la protagonista de la cinta: una joven wayúu que sueña con su prima, fallecida tiempo atrás. Al consultar a su abuela, esta le explica el significado del sueño (acorde a la concepción wayúu): su prima le estaba pidiendo que exhumara sus restos para enterrarlos en el cementerio familiar, en la alta Guajira.

Doris (la protagonista) irá profundizando lentamente en los recuerdos de su relación con su prima a medida que va teniendo lugar el ritual del Segundo Entierro. Con planos fijos, los realizadores se aproximan con solemnidad uno de los momentos más importantes de la vida de un wayúu.

Antes de la proyección, uno de los directores comentó que esta había sido la primera película para todos los miembros del equipo (excepto el técnico de sonido). Y, como curiosidad, en los agradecimientos se citaba a Jose Luís Guerín.

Lo mejor:  Contemplar un ritual tan extraño y fascinante.

Lo peor: El ritmo se hace demasiado pesado en algunas partes.

Nota: 6/10