Después de la resaca de finales de verano, con festivales como Venecia, Toronto o San Sebastián, arrancan algunos de los certámenes cinematográficos más interesantes del panorama nacional. Sitges es, sin duda, el que se lleva la mayoría de los titulares, pero conviene prestar atención a la alineación de alguno de los festivales más pequeños, como la recién finalizada 25ª edición del Festival de Cine Francés de Málaga.
- Mon chien stupide (Yvan Attal):
La nueva película de Yvan Attal, actor y realizador francés que ha trabajado a las órdenes de Steven Spielberg o Sydney Pollack, se disfraza de comedia para traernos un relato algo azucarado sobre la depresión. En él, un escritor venido a menos no soporta la cómoda vida que tiene junto a su mujer (interpretada por Charlotte Gainsbourg) y sus cuatro hijos, veinteañeros que aún dependen económicamente de él. La aparición de un enorme perro al que nadie puede o quiere echar de casa vertebra sus vidas en un momento que se convierte en un punto de inflexión en sus vidas.
Aunque a ratos sea una comedia (bastante decente, sin duda), Mon chien stupide evoluciona hasta convertirse en un relato maduro y dramático sobre la depresión, la misantropía y cómo abandonarse a la segunda puede alejar a nuestros seres queridos. Attal cumple en la dirección, sin adornarse demasiado, y su interpretación vende a un personaje con el que es difícil empatizar pero a quien no cuesta comprender.
Lo mejor: encontrar profundidad en una historia que a primera vista parece plana
Lo peor: la película no acompaña al protagonista a sus puntos más bajos, y le regala un final poco merecido.
Nota: 6/10
- La femme de mon frère (Monia Chokri):
La actriz canadiense Monia Chokri, colaboradora de su compatriota Xavier Dolan en Laurence Anyways y Heartbeats, realiza un ejercicio de dirección espectacular en esta película premiada en la Quincena de Realizadores del pasado Festival de Cannes. La película sigue a Sophia y el caos en que se convierte su vida cuando su hermano, con el que vivía y mantenía una relación muy estrecha, empieza a salir con una chica, sustituyendo rápidamente a Sophia.
La película se reviste de colores excéntricos gracias a la fotografía analógica de Josée Deshaies, donde su protagonista es incapaz de destacar por mucho que camufle su vacío interior con amistades excéntricas. El montaje agresivo, que repite planos y corta líneas de diálogo a la mitad, resulta llamativo y mantiene al espectador atrapado. Sin embargo, la historia se deshace poco a poco, y la que comenzaba como una película muy a tener en cuenta termina siendo del montón.
Lo mejor: la fotografía y el montaje exclusivamente merecen la entrada por solos y garantizan que el público no se aburra.
Lo peor: el potencial de la película que se esfuma después de un primer acto muy notable.
Nota: 4/10
- Sauver ou périr (Frédéric Tellier):
La nueva película de Frédéric Tellier abandona el cuerpo de policía al que nos tenía acostumbrados con sus anteriores obras y se centra en la vida de un bombero que vive en el cuartel con su mujer embarazada. Su ascenso meteórico se detiene súbitamente cuando una serie de decisiones durante el incendio de un almacén lo dejan en un coma durante dos meses. Desde este punto, la película nos muestra su proceso de recuperación, y sus múltiples intentos por llevar una vida normal de nuevo cuando ha perdido aquello en torno a lo que había construido su identidad.
La película se ve claramente dividida en un antes y después marcados por el accidente. La primera mitad recuerda a un documental, y resulta verdaderamente fascinante de ver: la fotografía, el montaje y el guion trabajan en conjunto para crear una experiencia de inmersión en la vida del protagonista en poco tiempo y sin demasiados diálogos. Por esto, cuando llegamos al accidente y sus secuelas, nos duele ver ese larguísimo y dilatado proceso de recuperación al final del cual sabemos que no se encuentra lo que nos gustaría. Es una pena que esta segunda mitad no tenga la misma fuerza, pero no se puede negar que estamos ante una gran película a pesar de todo.
Lo mejor: la construcción del personaje y su mundo en la primera mitad.
Lo peor: la sensación de repetición y metraje de sobra en su segunda hora.
Nota: 7/10
- C’est ça l’amour (Claire Burger):
La primera película de Claire Burger como realizadora en solitario cuenta la historia de un padre que intenta sacar adelante a sus dos hijas adolescentes mientras se separa de su mujer. Realizada con buen pulso, y repleta de interpretaciones estimables, la película se queda a medio gas en lo que propone, y no profundiza más allá de su trama básica. Aunque los personajes son interesantes, su desarrollo es escaso, y cuando finaliza el metraje sentimos que no hemos visto una gran evolución en ellos a pesar de un metraje que se siente demasiado largo.
Lo mejor: las buenas interpretaciones de todo el reparto, especialmente el trío protagonista.
Lo peor: la ausencia de una línea narrativa interesante que hace que el interés sea bajo.
Nota: 3/10
- Les misérables (Ladj Ly):
Ladj Ly ha basado su carrera en contar una y otra vez la misma historia: partiendo de las revueltas que tuvieron lugar en su propio barrio en 2005, primero presentó en formato de cortometraje y, ahora, en un largo premiado en el Festival de Cannes y presentado por Francia a los Oscar la historia de tres policías que, en un altercado, disparan una pelota de goma a la cara de un niño, y se dan cuenta de que un dron los ha grabado.
El largometraje está grabado con un tremendo pulso y maestría para contar la historia que quiere, pero es precisamente esa historia la que falla en una película que comienza como un ejercicio de desafío al espectador a formar su propia opinión, pero comienza a dar vueltas sobre su propuesta ideológica. Ladj Ly olvida tener en cuenta que mostrar ciertas actitudes junto a otras tiene un efecto e implicaciones concretos, y que jugar a que todos somos iguales no es divertido cuando esa igualdad implica convertirnos a todos en algo malo.
Lo mejor: las interpretaciones del trío protagonista, que venden perfectamente a sus personajes y mantienen en vilo al espectador.
Lo peor: la ambigüedad moral que presenta el guion, convirtiendo a todos en posibles culpables.
Nota: 1/10
- Hors normes (Eric Toledano, Olivier Nakache):
Tras entrar en la escena mainstream con Intocable, Éric Toledano y Olivier Nakache han pulido su estilo característico de forma sencilla y narrativas con gran peso emocional a lo largo de diferentes obras como Samba o C’est la vie. Su nuevo largometraje, presentado en el Festival de Cannes, continúa esa línea de películas.
Especiales, como se ha traducido el título en España, trata sobre los directores de dos centros de acogida de jóvenes con casos extremos de autismo y otros trastornos, y la investigación que se realiza desde el Ministerio de Sanidad en uno de los centros por la falta de autorizaciones. Carece de cualquier atractivo formal, pero la historia es tan emotiva como puede esperarse de ella, sin llegar nunca a ser triste, y en ocasiones con repuntes divertidos aunque nunca termina de ser una comedia. Es sencillo dejarse llevar por una película como esta, que se empeña en buscar toda la luz posible en una historia en la que casi todo es oscuridad.
Lo mejor: la sinceridad y falta de cinismo de Toledano y Nakache.
Lo peor: la ausencia de un lenguaje cinematográfico interesante a lo largo del metraje.
Nota: 8/10
- Fahim (Pierre-François Martin-Laval):
Es difícil criticar una película tan inofensiva como Fahim, que no intenta absolutamente nada que pueda enfangar un guion al que confía todo, pero que no ofrece lo suficiente. El protagonista, que da nombre a la película, es un niño de Bangladesh que se proclamó campeón nacional de ajedrez en Francia a los 12 años, cuando ni él ni su padre habían regulado su situación en el país.
Aunque no cabe duda de que Martin-Laval y todos los involucrados en la película sienten fascinación por Fahim, el lenguaje cinematográfico que utilizan para comunicarla, o la ausencia de una comprensión básica de cómo funcionan los recursos de este, impiden que el público comparta el entusiasmo.
Lo mejor: es una película fácil de digerir que no se hace pesada en ningún momento.
Lo peor: una cámara y mucho dinero no son lo único que hace falta para hacer cine.
Nota: 2/10
- Portrait de la jeune fille en feu (Céline Sciamma):
Céline Sciamma puede no ser la cineasta más reconocida en circuitos comerciales, pero no es nueva en la industria, y en Portrait of a lady on fire demuestra que es una realizadora más que competente. Cuenta la historia de una pintora que viaja a un castillo para retratar a la hija de la señora, que va a casarse pronto. A través de una narrativa que puede parecer sencilla en cuanto a contenido, Sciamma habla de homosexualidad, libertad femenina e introduce una subtrama sobre el aborto.
Su punto de vista es carente de cinismo, pero no esconde la dureza de su historia. Se apoya en una fotografía espectacular en la que cada fotograma parece un cuadro. Aunque alguna de sus subtramas carezcan de la fuerza suficiente para dejar huella en el espectador, la relación que mueve la película está filmada con suficiente pulso y ternura, culminando en unos diez minutos finales que dejan al espectador con escalofríos y sin poder moverse de la butaca.
Lo mejor: Los diez minutos finales.
Lo peor: El ritmo lento que hace que la película se resienta en ocasiones y parezca algo repetitiva.
Nota: 10/10