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‘The Lord of the Rings in Concert’, la ROSS transporta Sevilla a la Tierra Media

Hay momentos en los que la música se convierte en algo más que un simple acompañamiento, en los que las notas trascienden las partituras y se transforman en emociones puras. La música de cine muchas veces produce ese efecto. Un poder único para evocar sensaciones, transportarnos a otros mundos y elevar las historias a un nivel completamente nuevo.

Las bandas sonoras tienen la capacidad de sumergirnos en una historia de una manera que las palabras o las imágenes solas no podrían. Basta con escuchar unas notas de una canción para que toda una película resurja en nuestra mente. Un don reservado a unos pocos compositores como John Williams, Hans Zimmer o Ennio Morricone. Pero, sin duda, uno de los mejores ejemplos de este arte es el trabajo de Howard Shore en El Señor de los Anillos.

La noche del 28 de febrero, coincidiendo con el Día de Andalucía, el auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (FIBES) se transformó en un lugar mágico donde la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) trasladó a los asistentes a un mundo de fantasía y pura épica. Sean, damas y caballeros, bienvenidos a la Tierra Media.

Con The Lord of the Rings in Concert, la ROSS brindó una experiencia inmersiva en la que el cine y la música en vivo se fusionaron con la proyección de La comunidad del anillo, la primera película de la trilogía firmada por Peter Jackson, en una pantalla gigante. Un evento único en el que más de cien músicos, junto a una impresionante formación coral, transportaron al público al mágico mundo de J.R.R. Tolkien desde el primer acorde.

Un ejército sinfónico al servicio de la épica

Desde el primer instante, la imagen sobrecogía: en el escenario, un ejército perfectamente alineado, dispuesto a darlo todo. La ROSS era un batallón listo para la batalla. Las cuerdas, afiladas como espadas; los metales, sólidos y rotundos como el choque de escudos; la percusión aguardaba su momento para golpear con la fuerza de un tambor de guerra.

Junto a ellos, cinco coros preparados para alzar sus voces. La Coral Ángel de Urcelay, el Coro Polifónico Orippo, el Coro del Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla, el Coro NovAria y la Escolanía de Los Palacios darían vida a los diferentes idiomas creados por Tolkien.

Desde la afinación previa, el ambiente ya era tenso, como el momento en que un ejército afila sus armas antes de la batalla. El auditorio estaba prácticamente lleno y el murmullo del público se apagó en el instante en que el maestro Shih-Hung Young hizo su entrada. Un caluroso aplauso de bienvenida le recibió, dejando claro que la expectación era enorme.

Las luces se atenuaron y, en la pantalla, surgieron las primeras palabras doradas, dando paso a las nueve notas del leitmotiv del Anillo Único que marcaban el inicio de esta travesía.

El prólogo de la película, narrando la forja del Anillo y la colosal batalla contra Sauron, se convirtió en una prueba de fuego para la orquesta. Sobre todo ello, los coros añadieron una dimensión casi sobrenatural. Sus voces, profundas y solemnes, envolvieron la escena con un halo de fatalidad y destino ineludible. Era la música del poder, la ambición y la tragedia.

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Shih-Hung Young dirigiendo la orquesta (Foto: ROSS)

La luz de la Comarca y la sombra de los Jinetes Negros

A medida que la historia avanzaba, la música reflejaba con precisión cada cambio de atmósfera. Cuando la pantalla mostró los verdes campos de La Comarca, la orquesta adoptó un tono luminoso y cálido. Las flautas y los violines tejieron Concerning Hobbits, el tema con el que Shore evocaba la sencillez de la vida hobbit. En ese instante, el auditorio ya no estaba en Sevilla, sino en Bolsón Cerrado.

Pero la paz era efímera. A medida que la oscuridad se cernía sobre Frodo, la música se volvía cada vez más intensa. Pronto la música mutó cuándo las primeras notas graves anticiparon la llegada de los temibles Nazgûl. El clímax de la primera parte del concierto llegó con la escena del ataque en la Cima de los Vientos, con los violines replicando los movimientos de las espadas en la penumbra, y la entrada de la la voz, pura y etérea, de la soprano Grace Davidson en la interpretación del tema Give Up the Halfling.

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La corista Grace Davison (Foto: ROSS)

«Tambores. Tambores en lo profundo»

Las un breve intermedio, la segunda parte desató toda la fuerza y majestuosidad de la partitura de Howard Shore. Cuando la pantalla mostró a la Comunidad de Anillo emprendiendo su marcha desde Rivendel para cruzar los umbrales de las puertas de Moria, el cuerpo de trompetas y trombones rugió con una épica y potencia abrumadoras.

Al llegar a las minas, algo antiguo despertó de su largo sueño en la oscuridad. «Tambores… tambores en lo profundo.» La frase de Gandalf (Ian McKellen) se reflejó de inmediato en la percusión de la orquesta, que estalló con un ritmo constante, anunciando la llegada de una amenaza invisible.

Y entonces llegó el momento esperado: la interpretación de The bridge of Khazad-dûm. La orquesta, en perfecta sincronización, aceleró el ritmo mientras la percusión resonaba como los tambores de los orcos en las profundidades de la mina. Cada golpe de timbal coincidía con los pasos de la Comunidad, cada estallido de los metales con la furia del Balrog.

Y en el momento más desgarrador, cuando Gandalf cayó en el abismo y su voz entonó el mítico «Corred, insensatos», un instante de silencio absoluto recorrió la sala hasta que los coros rompieron en una elegía devastadora.

La ROSS interpretando en director el tema The Great River (Foto: ROSS)

Un final apoteósico

En la segunda parte del concierto la música también se volvió más introspectiva y emocional, con temas como Lothlorien o The breaking of the Fellowship ejecutados con una sensibilidad extrema llenando el auditorio de melancolía y esperanza. Aquí es donde hacemos especial mención al coro de niños cuya interpretación aportó un matiz pureza en unos momentos tan desgarradores como la muerte de Boromir (Sean Bean).

Y entonces, con Frodo (Elijah Wood) y Sam (Sean Astin) contemplando en la lejanía las montañas de Mordor, la pantalla se fundió en negro. El último acorde se desvaneció lentamente. La sala quedó suspendida en el silencio, como si nadie quisiera ser el primero en regresar del hechizo.

Pero la magia no acabó aquí. La ROSS continuó tocando un poco más. Los títulos de crédito finales comenzaron a aparecer en la pantalla, pero incluso entonces, la música siguió fluyendo hasta que, al concluir, el auditorio explotó. El rugido de cientos de personas en pie, aplaudiendo con fervor mientras Shih-Hung Young, con los brazos en alto, dirigió su gratitud a todos los músicos presentes.

Artífices de una velada que quedará grabada en la memoria de todos los asistentes, la ROSS hizo que los espectadores camináramos junto a Frodo, lucháramos con Aragorn y sintiéramos la oscuridad de Mordor. Si la música tiene el poder de transportarnos, de hacernos soñar y hacernos creer en la magia, esta noche en Sevilla, la magia fue más real que nunca.

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El maestro Shih-Hung Young saludando al publico (Foto: ROSS)

El segundo concierto de The Lord of the Rings in Concert de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla tendrá lugar el sábado 1 de marzo a las 20:00 h. en FIBES Sevilla. Entradas disponibles en fibestickets.es