Terry Gilliam, Manuel Gutierrez Aragón, Orson Welles,…varios son los realizadores que, dentro y fuera de nuestras fronteras, se han enamorado de la historia del caballero de la triste figura y su fiel escudero. Una historia con más que cuatrocientos años que aún sigue dando mucho que hablar.
El joven realizador Miguel Faus (Barcelona, 1992) es uno de los últimos cineastas que ha querido aproximar su trabajo a launiversal obra de Miguel de Cervantes. Su cortometraje The Death of Don Quixote, premiado en el Festival de Sitges de 2018, se ha estrenado en abierto esta misma semana tras exhibirse en Filmin, el día 23 de abril, coincidiendo con el Día Internacional del Libro y el aniversario de la muerte del llamado ‘Manco de Lepanto’.
Miguel Faus rinde homenaje al último capitulo de la obra cervantina, la epístola del ilustre caballero andante que en su lecho de muerte recobra la cordura perdida. Pero lo hace no solo aproximándose a la novela, sino también al cine en sí. The Death of Don Quixote narra los extremos intentos de un director de cine por rodar la escena final de su película. Un tributo cinematográfico, que bebe mucho del cine más clásico, dedicado a todas aquellas personas que trataron llevar al Quijote a la gran pantalla.
PREGUNTA: ¿Cómo definirías, en pocas palabras, The Death of Don Quixote? ¿De dónde surgió la idea de contar la historia de este cortometraje?
RESPUESTA: Es un cortometraje sobre la maldición que han sufrido a lo largo de los años aquellos que han intentado llevar el Quijote a la pantalla. La idea surgió del afán de unir dos de mis obsesiones: el Quijote, y las películas sobre el cine, y todo lo que tiene que ver con lo meta-cinematográfico.
En un momento dado, me di cuenta de que en realidad esas dos obsesiones eran una sola, de entrada porque el Quijote es la primera gran novela meta-narrativa, una obra que lleva la idea de lo “meta” a niveles de una modernidad radical que no sé si alguien ha alcanzado aún en el cine) y también porque hay pocas aventuras más quijotescas que la de hacer una película.
En los directores se da a menudo esa mezcla que tan bien representa Don Quijote, de una ansia romántica de gloria con una megalomanía bastante patética. Esto me llevó a pensar que una película sobre el Quijote debería ser una película sobre el empeño (siempre quijotesco) de llevar la novela al cine, y sobre cómo ese empeño y las dificultades que origina ponen en juego muchos de los temas de la obra de Cervantes.
P: El Quijote ha sido una figura difícilmente trabajada en la historia del cine por grandes realizadores y actores. ¿Qué retos te supuso el rodaje de este corto?
R: Un reto divertido que tuvimos, y que además es muy quijotesco, fue la continuidad de la barba de John O’Toole, nuestro querido Don Quijote.
Rodamos primero toda la parte de localizaciones (las escenas en el camerino, y todo lo que no ocurre en el set de rodaje), y luego hicimos un parón de una semana para construir el decorado. Durante esa semana, John estuvo rodando un pequeño papel en un proyecto de Ridley Scott, y el día antes de que empezásemos la segunda parte del rodaje nos llamó para decirnos que seguramente tendrían que afeitarle la barba. No estaba todavía confirmado, porque la decisión final la tomaría el propio Scott en unas horas, pero toda nuestra producción amenazaba con irse al traste si perdíamos la barba de Don Quijote, que tenía continuidad con las escenas ya rodadas.
Finalmente la maldición que persigue a quienes intentan rodar el Quijote nos dio una tregua, y el bueno de Ridley Scott decidió no afeitar a nuestro Don Quijote, que apareció al día siguiente en nuestro set luciendo su flamante barba, y listo para morir frente a la cámara.
P: El recorrido por festivales de The Death of Don Quixote ha sido bastante notable. ¿Esperabas que tuviera el éxito o la acogida que ha recibido? ¿Cómo esperas que reaccione el publico tras su estreno online?
R: La verdad es que no esperábamos absolutamente nada de lo que ha pasado con el corto. Como decía, todo empezó como un ejercicio de dirección del máster, que hicimos sin más objetivo que aprender y, en mi caso, intentar hablar de esas obsesiones quijotescas, pero sin pensar nunca más allá.
La noticia de que el corto se estrenaría en el Festival de Sitges fue una alegría inmensa, y cuando encima ganamos el Meliès ya no nos lo podíamos creer. Pero todos los que participamos en el corto estamos muy contentos de que haya conseguido conectar con el público e interesar a tantos festivales. Lo que esperamos del estreno online es esto mismo, en realidad: que el corto encuentre su público, que la gente que esté interesada en estos temas pueda verlo y que encuentre algo valioso en él.
P: Estudiaste ADE y Humanidades, pero con tres trabajos a tus espaldas, tu verdadero interés radica en el cine. ¿Qué fue lo que te empujó a dirigir tu formación profesional en torno al séptimo arte?
R: El cine ha sido mi gran pasión desde muy joven, y ya en el instituto hice algunos cortos de esos que espero que nunca vea nadie, así que lo extraño fue más bien que estudiase ADE y Humanidades, y no la decisión posterior de volver al cine. Creo que las pasiones nos eligen a nosotros, y no al revés, así que podría decirse que simplemente respondí a una llamada.
P: ¿Qué opinas de la situación del cine actualmente en España? ¿Y de la relación entre la industria y el mundo digital?
R: Creo que se están haciendo películas buenísimas en España en los últimos años. Tenemos la suerte de contar con muchos directores (relativamente) jóvenes con un talento enorme, como Carla Simón, Oliver Laxe, Carles Marqués Marcet, Neus Ballús, Albert Serra, Jonás Trueba, Isaki Lacuesta, Sorogoyen, Raúl Arévalo, Belén Funes, Carlos Vermut… por citar solo a algunos de los que más me interesan.
Ojalá todos ellos puedan seguir haciendo películas aquí, y en las mejores condiciones posibles. Sobre la relación con el mundo digital, no sé demasiado sobre el tema, pero como espectador me siento muy afortunado de disfrutar de Filmin, que me parece la mejor plataforma de VOD del mundo.
P: ¿De qué forma crees que puede afectar la crisis sanitaria actual derivada del COVID1-9 a la industria cinematográfica?
R: No lo sé, esperemos que menos de lo que parece.
P: ¿Puedes citarnos algunas de tus referencias que te hayan marcado como profesional? El cine clásico parece, sin duda, ser una de ellas.
R: Soy de influencias muy eclécticas, la verdad, porque como espectador soy muy omnívoro: me gusta tanto un western de John Ford como la nueva película de Hong Sang-soo, o casi. Pero sin duda el cine clásico me ha influenciado mucho, sobre todo el propio Ford, Hitchcock, Lubitsch, Hawks, Buñuel… y también cineastas un poco más modernos como Fellini, Godard o Jacques Tati. Pero también me encanta el cine de directores contemporáneos como Paul Thomas Anderson, Leos Carax, Mariano Llinás, Pawel Pawlikowski, Nanni Moretti, Wong Kar Wai, James Gray… y últimamente me gustan especialmente las películas de mujeres cineastas como Claire Denis, Céline Sciamma, Alice Rohrwarcher, Greta Gerwig, Mati Diop, Lucrecia Martel…
P: ¿Qué puedes contarnos de Calladita? Tienes previsto que este corto se convierta en tu primer largometraje. ¿Qué otros proyectos tienes en mente sacar adelante?
R: Calladita es mi último cortometraje, que rodamos en la Costa Brava el verano pasado y que se estrenará en el Festival de Málaga, cuando finalmente pueda celebrarse. Va sobre una empleada doméstica que tiene que servir a unos veinteañeros exuberantes mientras busca sus propios espacios de libertad.
Ahora estoy escribiendo la versión de largometraje, con el valiosísimo apoyo de los programas DAMA Ayuda y del Short to Feature Lab, y esperemos que la película pueda hacerse realidad el año que viene o el siguiente.
Puedes ver The Death of Don Quixote de Miguel Faus en el siguiente enlace.