Título original: Persona (no) humana
Año: 2022
Duración: 108 min.
País: España
Dirección: Alejandro Cuéllar, Rafa G. Sánchez
Guion: Alejandro Cuéllar, Rafa G. Sánchez
Reparto: Candela Moreno
Fotografía: Juan Meseguer Navarro, David Molina
Género: Documental
Productora: Dacsa Produccions
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El pasado viernes 16 de febrero se estrenaba en cines el documental Persona (no) Humana, un trabajo realizado por los directores Álex Cuéllar y Rafa G. Sánchez y producido por Dacsa Producciones. Su objetivo no es otro que el de dar a conocer la batalla legal que se está librando actualmente para mejorar los derechos de los animales.
La idea nace de la proximidad que tiene Álex, uno de los directores, con el Proyecto Gran Simio, tal y como él mismo comentaba en una entrevista: “Mis padres han sido, toda la vida, activistas por los derechos de los animales en diversas ONG. Actualmente, mi padre, Paco Cuéllar, lleva junto a Pedro Pozas la dirección de Proyecto Gran Simio.” Hecho del que habló también en la presentación de la película ese mismo viernes en los Cines ABC de Valencia, a la cual tuvimos la suerte de asistir.
Dicho proyecto busca otorgar a los grandes simios derechos básicos de los que disfrutamos los seres humanos, como puedan ser el derecho a la vida, a la libertad y a no ser maltratados. Pero para conseguirlo se necesita poder dotar a dichos simios de la consideración de personas jurídicas, lo cual no resulta un proceso sencillo.
Persona (no) Humana se centrará pues en contarnos en qué consiste esta lucha a nivel legal, qué conceptos filosóficos y jurídicos se manejan y qué consecuencias ético y morales conlleva la consecución o no de estos propósitos.
La base argumental del documental se apoya en dos historias reales que han sentado las bases de este proceso legalista. Hablamos de los casos de Cecilia y Sandra, dos grandes simios encerrados en zoológicos en situaciones realmente lamentables y a los que tras un proceso increíblemente complejo la justicia ha aceptado un hábeas corpus considerándolas personas no-humanas.
Pero el documental no solo nos cuenta estas dos historias, también desarrolla todo este hilo de pensamiento sobre los derechos de los animales a través de los testimonios de diferentes profesionales y activistas del movimiento, que apoyan estos ideales desde diferentes puntos de vista.
El documental basa su argumento en el hecho de que el ser humano, bajo una óptica antropocentrista elige qué seres son personas y qué seres no lo son, y por ende pueden o no disfrutar de ciertos derechos. Ellos comentan que esto lo hemos visto en momentos de la historia como el Apartheid, el debate del siglo de XVI sobre si los indígenas tenían alma o no, en la privación de derechos a la mujer… hechos que llegan a equiparar al proceso que defienden.
Siguiendo este hilo, ocupa un espacio importante dentro de la película el hecho de que el simio es muy inteligente, de que realmente no es tan diferente de nosotros como especie y que por lo tanto es lógico que tenga le derecho a considerarse como una persona. Esto lo hacen a través de diferentes experimentos que se han hecho, sobre todo en los años 70, sobre los simios y el lenguaje, en el que llegamos a ver cómo estos se comunican con nosotros si les enseñamos cómo.
Es interesante cómo en el pasado intentábamos demostrar que el simio es inteligente desnaturalizándolo, enseñándole a comunicarse como nosotros lo hacemos, lo que si nos paramos a pensar, estamos haciendo desde esa misma óptica antropocentrista que tanto critica el documental.
Pero la película también nos enseña cómo ese paradigma está cambiando y nos muestra también otros experimentos más actuales en los que ya no implicamos directamente al animal, si no que nos convertimos en meros observadores para describir que por si solo, el simio, tiene su propia manera de comunicarse.
También en la película se habla durante algunas escenas de la experimentación en animales. Considero que estas escenas no eran realmente necesarias ya que son imágenes bastante viralizadas que no aportan nada nuevo.
Pero sí que abren un debate muy interesante sobre el hecho de que se experimenta con enfermedades y curas, por lo que yo me pregunto, ¿Vale realmente la pena hacer sufrir a los animales para salvarnos de morir por ciertas enfermedades? Creo que son interrogantes que me ha suscitado el documental pero en las que éste no se ha metido o no se ha querido meter, porque no han abierto realmente un debate ético con voces a favor o en contra de ello. Vemos una suerte de escenas moralizantes muy faltas de objetividad.
En definitiva, considero que el filme consigue lo que se propone que es divulgar entre la sociedad esta lucha a favor de los derechos de los animales y por supuesto generar debate en torno a ello. Es cierto que se tratan temas que pueden ser muy polémicos y que lo hacen a través de una propuesta arriesgada, siendo tremendamente transparentes con su ideología, lo cual evidentemente gustará a los partidistas y gustará menos a los detractores.
Cabe mencionar también el trabajo de la actriz Candela Moreno, quien hace el papel de periodista en las escenas ficcionadas del documental. Además de actriz es fotógrafa animalista por lo que gracias a ella hemos podido disfrutar de unas imágenes realmente increíbles que se proyectan a lo largo del documental, aportando una dosis de creatividad excelente al trabajo así como un trabajo interpretativo reseñable.
Para acabar, creo que tanto si estás a favor como si estás en contra de este tipo de acciones, así como si no tienes ni idea del tema, este es un documental muy enriquecedor. A mí, me ha sacado de mi zona de confort y me ha hecho reflexionar sobre aspectos que quizás jamás habría pensado si no hubiera visto esta película.
Os animo a ir al cine a verla, y a que debatáis y reflexionéis, que es lo que, al fin y al cabo, buscaban Alex y Rafa al hacer este trabajo.