Entro en el Salón de los Espejos del Teatro Calderón en Valladolid y me espera sentada en una silla aterciopelada Gracia Querejeta, con un elegante vestido negro preparada para la gala en la que recogerá su Espiga de Honor por toda una carrera cinematográfica.
Querejeta, una de las directoras más importantes de nuestro país debutó tras la cámara en 1987 con el cortometraje Tres en la marca, primera capítulo de la serie 7 huellas, estrenado en la Sección Oficial de la 32 Seminci. En 1992 dirige su primer largometraje, Una estación de paso que se alzó con el Premio Especial del Jurado en la 37 Seminci y se estrenó en la sección Panorama del Festival de Berlín. A partir de ahí comienza una brillante carrera como guionista y directora.
Charlamos con ella justo antes de recoger su galardón para que nos cuente lo que supone volver a Valladolid, el festival en el que empezó todo y saber un poco más de su última película Invisibles, que se vio interrumpida en su exhibición debido a la pandemia.
P: ¿Qué supone para una directora como tú ser homenajeada en este festival por el que ya has pasado varias veces con tus creaciones?
R: Como es un galardón a toda mi carrera, la verdad es que viene muy bien que reconozcan tu trabajo en estos momentos tan difíciles. Siempre es muy agradable que se acuerden de tío que haces, porque ya son más de 30 años. Y más sabiendo que la Seminci es un festival serio y exigente.
P: Vienes de una familia que lleva años dedicándose a la industria cinematográfica. ¿Qué es lo que te han aportado en tu carrera como cineasta?
R: He heredado mucho de mi familia porque yo empecé a hacer cine con mi padre (Elías Querejeta). Entonces, a la fuerza ahorca, que se dice. Aprendí mucho de él. Aprendí, sobre todo, de su manera de entender el trabajo.
P: ¿Crees que el cine hecho por mujeres está teniendo más visibilidad o sigue existiendo una gran disparidad en el sector?
R: Yo creo que están teniendo cada vez más visibilidad. Hay un montón de chicas jóvenes que empiezan a dirigir. Encuentro a directoras de entre 20 y 30 años que están haciendo cosas muy interesantes y cada vez hay más y más. Supongo que poco a poco se equiparará al número de hombres que hay dirigiendo películas.
P: Esta tarde he ido a ver la nueva película de Cesc Gay, Sentimental, en unos cines de Valladolid y he pasado por el parque Campo Grande. No he podido evitar acordarme de Invisibles, tu última película. ¿Por qué hiciste una cinta tan dialogada y que pasa casi todo su metraje caminando en un parque?
R: Me apetece mucho ver la película de Cesc Gay. No sé por qué realicé la película así. Nació como un proyecto de serie y se convirtió en lo que es. La gran apuesta era esa, hacer una película sin salir del parque, donde la acción este guiada básicamente por los diálogos, no tanto por lo que se les ve o se les deja de ver hacer. Era un reto importante. Parece una película sencilla, pero no lo es. Que estén gran parte del tiempo andando tiene una gran dificultad técnica. A la hora de medir tiempos y de montaje fue complicado, había que medir todo casi al milímetro.
P: El otro día, viendo La Voz Humana de Pedro Almodóvar, me llamó la atención que el personaje de Tilda Swinton dijese que las mujeres con una edad más experimentada están de moda. ¿Crees que es cierto y que Invisibles llegó en el momento justo?
R: No he visto todavía el cortometraje, pero no estoy de acuerdo. Mi propuesta más bien es la contraria. Yo no creo que las mujeres de cincuenta o cincuentaypico estén de moda. Sinceramente, no lo creo. No sé si en otra época y en otra vida fue así, pero yo creo que ahora no. No tengo la sensación de que la experiencia que puedas tener con cincuenta años valga mucho más que la juventud que tienes con treinta. Para según que cosas. Y de ahí viene el título de mi película, porque creo que son Invisibles para muchas personas.
P: La película se estreno el 6 de marzo, justo antes del confinamiento. ¿Cómo ha afectado a Invisibles la pandemia?
R: Ha afectado muchísimo. Lo único que nos dio tiempo a comprobar es que la película iba por muy buen camino ya que arrancó teniendo 33.000 espectadores en menos de una semana. Pero claro, cuando volvimos a las calles, la película se reestrenó y ya no era lo mismo. La gente no iba al cine y todavía no está yendo como antes, con normalidad. Lo que pasa es que lo que ha ocurrido es tan grave y ha muerto tanta gente que al final lo que te pasa a ti es una chorrada. Ha sido algo que no hemos podido evitar y que nos ha ocurrido. Por lo menos tenemos el gusto de saber que había empezado bien.
P: En la rueda de prensa de hace un rato, Julio Medem ha dicho que ahora está muy mentalizado en hacer un cine para plataformas y no para la gran pantalla. ¿Tú en este debate dónde te posicionas? ¿Crees que se puede seguir luchando?
R: Mis siguientes proyectos son uno de serie y un largometraje. Yo creo que siempre seguiré escribiendo para cine, salvo que haya algo que me lo impida. Aunque sé que el recorrido dentro de los cines es más corto que antes. También tengo que decir que mis películas no tienen porque pasar por cines directamente. De hecho, si esta película que estoy haciendo que se llama El jurado, pudiese ir directamente a una plataforma yo haría la película exactamente igual que para la pantalla grande. Para mí es más importante el contenido que la forma de mostrarlo.
P: ¿Qué directores tanto nacionales como internacionales te han inspirado en tu carrera?
R: No tengo ni idea. Soy muy ecléctica. Me gusta el cine de Carlos Saura. Imagino que me influirán muchas más cosas, no lo sé. Me puedo influenciar o me puedo ver influenciada por las cosas que me gustan y son tantísimas cosas las que admiro, tantas películas, tantos directores diferentes unos de otros… No creo que te pueda responder de manera precisa esta pregunta.
P: De hecho, estuviste en un rodaje de Carlos Saura cuando eras pequeña. ¿Qué supuso para la joven Querejeta esa experiencia?
R: Sí, eso fue hace mil años. Sin darme cuenta significó mi inició como directora porque mi tío era ayudante de dirección y yo me fui a su equipo porque era el ayudante de dirección. Si hubiera sido de cámara, probablemente hubiera ido a cámara. En ese momento yo no sabía lo que quería hacer con mi vida, pero de algo me sirvió.