Mostra de Valencia
Festival de Cine de Valencia.

Festival Mostra de València 39ª – Cinema del Mediterrani 2024: Críticas

Del 24 de octubre al 4 de noviembre, el Festival Mostra de Valencia-Cinema del Mediterrani, de la 39ª edición, traía títulos verdaderamente interesantes de la cuenca mediterránea como son Un bany propi, Fotogenico, The Life Apart, y otros como Parthenope que no tuvieron la oportunidad de ser proyectados por fenómenos meteorológicos que sufrió la ciudad días después del comienzo. El 30 de octubre, el festival fue cancelado horas después en señal de duelo por los sucesos causados por la DANA en el sur de la ciudad, entre el nuevo cauce del río Turia y, más allá también, del barranco del Poyo (Paiporta, Picaña, Masanasa, Catarroja, Alfafar, entre muchas más).

Todo el equipo de la revista se solidariza y preocupa por los afectados y su situación. El compañero Richie Valero, quien pudo cubrir varios títulos antes del cierre del festival, no veía oportuno publicar este artículo en esas fechas tan definidas. Ahora, que estamos en Navidades y ya ha pasado un buen periodo de tiempo donde también fueron publicados los premiados hace poco, decidimos que es buen momento para informar de las opiniones sobre las películas.

Sabemos todos que, todavía, la situación sigue sin ser positiva para los afectados, y mostramos todos los respetos posibles desde la revista y este artículo para desearles todo nuestro apoyo a aquellos que, incluso, hayan perdido, no solo cosas materiales, sino familiares, amigos, mascotas… Intentemos todos pasar unas Navidades como mejor podamos y valorar lo máximo posible cada segundo que nos da la vida. Mucho apoyo a todos los afectados, estamos con vosotros.


SECCIÓN OFICIAL

‘UN BANY PROPI’

EL BAÑO DE VIRGINIA WOOLF

Cuando repetí el cuarto año de la Educación Obligatoria volví a empezar a sumergirme en las páginas de los tantos escritores que existen. Empecé por El Hobbit, porque es una obra maestra. Seguí con El Guardian entre el Centeno, que mi padre, aparte del primero, también me insistió durante largas temporadas con que leyera a este Salinger de 1951. Y gracias a mi padre y al escritor, Holden se convirtió en algo más que un simple personaje de una novela, en mi vida. Por último, acabé la trilogía de mi depresión literaria con Frankenstein, y descubrí un tipo de latido totalmente diferente, empecé a obsesionarme más por Mary Shelley que por mi crush del instituto. Me di cuenta que debí, y sigo debiendo, conocer más el verdadero feminismo. Por ello, descubrí instantáneamente a Virginia Woolf, por Una habitación propia. Compré el ejemplar, pero mi profesora de literatura castellana me lo vio un día en clase y me lo pidió (¿¡qué profesora de literatura —encima ella feminista— no ha leído a la Virginia Woolf de 1929!?), pues nunca lo volví a recibir de vuelta. Y todavía no lo he leído.

A veces pienso que ya no existe el feminismo que tenían todas estas diosas: Mary, Virginia, Carmen Laforet, Judith Butler, Hildegart Rodríguez y otras. La tontería se me quita con Un bany propi, la ópera prima de Lucia Casañ, que retumbó las paredes del Palau de la Música el pasado jueves 24 de octubre en la gala de inauguración de la 39ª edición de la Mostra de Valencia. En ella cuenta, con un amor propio y profundo, aunque algo pomposo en ciertos momentos, la historia de Antonia, una ama de casa que solo limpia y cocina, y su obsesión incomprendida por los baños, tanto privados como públicos. Es su único deseo, es lo que le hace escapar de esa rutina injusta. Lo único que necesita es irse a un baño, encerrarse y ponerse a escribir, vivir entre la comedia absurda, que a veces irrita, y la fantasía de una mujer que busca ser más independiente, encontrar una soledad justificada. Un arte. Y su entorno, su propio espacio.

Nuria González y Carles Sanjaime en ‘Un baby propi’

Y es que, Antonia no es tampoco alguien fácil, aunque no tan difícil. Se nota fácilmente que la directora juega entre la personalidad y las épocas —se habla de móviles en la cinta, pero la vestimenta, pues van vestidos como se sienten, y la casa reflejan 7 décadas atrás—, así retratando desde la mujer protagonista el desencaje social, para la incomprensión personal sobre ella, donde confunde a lo visual, así dando flexibilidad y espacio, reflexión, a la situación; está creando un universo propio. El juego de la cámara con esas texturas y movimientos —grandes angulares, los espacios estrechos, el plano fijo del baño narrando diferentes etapas de Antonia en la vida—. Lucía decía que <<tenía de referente a Kaurismäki>> (El otro lado de la esperanza, 2017, Fallen Leaves, 2023). De primeras no es tan notoria tal referencia, pero sí que puede estar en lo cierto, en algunos de sus personajes y en la fotografía. Aprovecha mucho la intensidad de los colores rojos y verdes —también puede recordar a Almodóvar (La habitación de al lado, 2024, y Premio Donostia en la 72ª edición del SSIFF), a Amélie, de Jean-Pierre Jeunet o, a Wes Anderson (I y II)—. Tiende a acercarse al simbolismo y surrealismo, justificando a Antonia con el realismo mágico, evitando lo costumbrista, para captar mejor el deseo, fantasía, de esta mujer.

Existe atrevimiento, originalidad y humor que, personalmente, lo prefiero en el marido de Antonia y Bob. También, en la directora, existe inseguridad, por los errores que, al final, acaban siendo diminutos. Completa una historia de verdadero feminismo y propiedad, muy singular. Un poco naíf en unos pocos puntos, ya digo, muy pequeños. Consigue allanar el camino de una mujer en busca de su sustancialidad en la sociedad, utilizando a la familia como lo más cercano y más lejano a la vez. A Virginia Woolf le habría encantado ese cuarto de baño con esa tierna Nuria González y Fernando, su pez y mejor amigo. 

8/10

LO MEJOR: la sinceridad con la que se narra  y la fotografía

LO PEOR: cierta pomposidad e ingenuidad


‘THAT’S IT FOR TODAY’

LA FAMILIA FELIZ QUE ENMASCARA EL PASADO (CON LOS CUBITOS DE COCO)

Tengo una relación amor/odio con la familia. El concepto de ‘familia’ en sí. Esta, la de That’s it for today, al menos, no se parece en nada a la mía. Y que «suerte» la de Moca, Višnja y Vasa. Que en esta familia no ocurre nada malo, porque lo supuestamente malo ya pasó. Prefieren vivir el presente, no pensar en lo ocurrido. Hacer feliz a la hija de uno de ellos con esos cubos de coco horneados (quiero hacerlos yo ahora). Mostrar una felicidad constante en cuestión de una recopilación de sketches cotidianos en los que al no ocurrir nada malo hacen que me pregunte qué va a ocurrir o qué ha ocurrido. Pues el conflicto no aparece hasta el final, y una vez la trama avanza, se puede intuir uno posible. “Es cierto que el conflicto no se vislumbra hasta el final. Por supuesto, nosotros, en un principio, cuando empezamos a desarrollar el filme, lo sabíamos. Pero la dificultad, aquí, era como traducir esto a escena sin que la audiencia lo notase, el conflicto subyacente. Y, también, sin que la audiencia llegase a dilucidar que, desde el principio, realmente, los personajes están luchando con la vida a través de esa actitud positiva, continuamente. Y también nos interesaba que el público no supiera del conflicto sino que, de alguna manera, lo pudiese intuir», diría Marko Đorđević, el director.

Nikola Rakočević comiendo cubos de coco con Ivana Vukovic en «That’s it for today»
Filip Djuric y Nikola Rakocevic en ‘Thats it for today’

«Yo quería dar libertad a los actores, permitirles un espacio de libertad para que pudieran improvisar. Por supuesto que había un guion, pero yo estaba dispuesto a renunciar a esas partes del guion. Nos basábamos en algunos elementos del guion, pero dejábamos espacio para que las emociones y la verdad propia de cada actor surgieran, y así se iban creando momentos de mucha verdad», proseguía el director. Y sí que existe mucha verdad y naturalidad, especialmente, en los protagonistas, excelentemente interpretados y escogidos para esta historia, Nikola Rakocevic, Filip Djuric y Ivana Vukovic y Miona Pejkovic. Esta narrado de manera infantil y muy tierna, intentando captar la felicidad y el cariño de la familia entre todos ellos: «El reto era lograr esto sin caer en la superficialidad. Lo cierto es que la forma en que escribo es infantil, no trato de demostrar nada demasiado inteligente”, añadía Đorđević. Y sin embargo encuentro muy inteligente contar esta historia desde un lado no inteligente, desde esa mirada infantil. Se echa en falta (en la vida real.) Y hacer una película así, que te haga sonreír tanto, en una época en la que lo necesitamos mucho, dice bastante, deja huella y hace sonreír. Me enamora. 

9/10

LO MEJOR: Dejarse llevar para enamorarse de la cinta.

LO PEOR: Durante un tercio de película no sé si merece la pena aguantar el visionado entero, pero esa es la gracia, y cuando llego al final agradezco haberme quedado.


‘THE LIFE APART’

RELUCIENTES FANTASMAS MARGINADAS

No he ido a Italia, jamás. Solo he salido de España dos veces —en 2022 y 2023— y ha sido al mismo destino: Londres. Últimamente solo hago que pensar en salir de aquí, del país, e irme. Desparecer. Pienso en sitios, y no puedo evitar pensar en algún sitio como Londres, Edimburgo, algún sitio interesante y precioso de Escandinavia. O Vicenza, la ciudad donde ocurre The Life Apart, donde Maria (Valentina Bellé: Ferrari, 2023) parece querer desaparecer, pero de otra manera. Es una adaptación de la novela homónima de Mariapia Veladiano que ha dirigido el hilarante y sabio Marco Tullio Giordana (La meglio gioventùI cento passi) ambientándola en la década de los 80 y 90. Y es que mi ganas de pertenecer a Vicenza se aumentan frenéticamente cuando observo y conozco los espacios de tal ciudad con la excelente fotografía oscura, lluviosa y crepuscular, de Roberto Forza, acompañada en el crecimiento de una niña marginada de clase alta, Rebecca (Sara Ciocca la pequeña y Beatrice Barison la mayor) cuya media cara está invadida por una marca roja de nacimiento y descubre desde pequeña que el piano es su talento. No obstante, Erminia (Sonia Bergamasco, La mejor juventud, 2003), tía de Rebecca y popular concertista de piano, se convierte en la profesora de su sobrina y en una segunda madre, una que la protege del rechazo de los demás, ya que la biológica, Maria, sufre una interminable depresión y un bipolar rechazo hacia su hija mientras cada día se aísla más y más en su habitación con un diario que cuenta los secretos de la familia…

Sonia Bergamasco y Beatrice Barison en ‘The Life Apart’
Beatrice_Barison en ‘The Life Apart’

No he leído la novela, y me muero de ganas, porque al tener un cineasta maestro como lo es Giordana se siente que no va a destrozar la novela. Entre la música del legendario y ganador de Óscar Dario Marianelli (Atonement, 2007) y el guion escrito por Mariapia Veladiano, Giordana y el premiado Marco Bellochio, donde se nota la huella de este último cuando se habla de las relaciones familiares y la religión (esta primera también le obsesiona a Giordana; por <<su experiencia>>). Soledad y marginación son el peso que con éxito cargan Valentina Belle y la actriz novel Beatrice Barison. Es una fantasmagórica,  —ya desde la primera escena—, soñadora y exageradamente palpable película de la debilidad, de los cuerpos tan únicos como preciosos, auténticos, en lo que nada falla si no es por alguna confusión narrativa pero diminuta. El reparto es escalofriante, real, bello, verdadero. Nada falla, es todo tan suave y áspero al mismo tiempo. 

9.5/10

LO MEJOR: El relato sombrío e inquietante; como se cuenta y sus intérpretes.

LO PEOR: algún matiz narrativo que confunde.

 

 


‘FOTOGENICO’

LA PORTADA DE UN DISCO DE INDIE Y POST-PUNK QUE RETRATA LA MARSELLA UNDERGROUND

Fotogenico tiene todo lo que yo quiero cuando me encuentro entre melancolía y alegría, pero sin felicidad, ya que todavía sigo sin encontrarla y la película nunca se atreve a serlo, y adoro eso. Y no sé por qué, pero me da la sensación de que me costará mucho o, simplemente, nunca la encontraré, ni siquiera la conoceré. En parte, estas declaraciones pertenecientes a mi corrosiva y ridícula persona(lidad) me recuerdan a Agnès, la joven adulta hija de Raoul (Christophe Paou), fallecida recientemente en Marsella. Tras lo ocurrido, Raoul decide ir allí para conocer mejor la vida de Agnès y recorrer esos lugares por los que solía moverse. Se suponía que eran una academia de idiomas, un estudio de taekwondo y un bufete de abogados, pero no. Enseguida descubre que eran una oficina de frikis, una tienda de discos y la casa de un camello que escribe patéticamente. Se entera de que la vida de la joven se basaba en fiestas, drogas y tocar en su banda: ‘Fotogenico’. Raoul se obsesiona por la banda y, poco a poco, aunque bipolarmente, va conociendo mejor a tres de las amigas de Agnès: Lala (Roxane Mesquida), Tina (Angèle Metzger) y Brune (Bella Baguena), hasta conseguir una gran relación mientras que acaba rivalizándose con el camello.

Christophe Paou y Angèle Metzger en ‘Fotogenico’
Christophe Paou y Angèle Metzger en ‘Fotogenico’ en la tienda de discos

Solo hago que pensar en aquellas épocas que no me pertenecen, que mis padres sí pudieron vivir. Con esa música que acoge el indie y el post-punk y su underground, que recuerda a los graffitis, los carteles de discos, intactos o arrancados, los colores vibrantes, sobre todo el rojo —como los calzoncillos de Raoul—, y la cinematográfica ciudad de Marsella, con una autenticidad plena que hasta su mugre la hace hermosa e inspiradora. «Es una ciudad tan cinematográfica, es a la vez Los Ángeles y Estambul, una ciudad pop”, dirían Benoît Sabatier y Marcia Romano, los directores franceses que cierran con una mirada juvenil techno-rockera su trilogía dedicada a la ciudad de Marsella, que comenzó con Le moral des troupes y Amore Synthétique.

Eso es Fotogenico. Y también es una película llena de química entre los sentimientos incompatibles, el drama y la comedia —“Nuestra idea sigue el espíritu de las comedias italianas de los años sesenta. Queríamos darle ligereza a una historia trágica sin perder su esencia humana”, dirían los dos cineastas—, que afectan al imprescindible e hilarante bufón de la historia Christophe Paou —al estilo Borat un poco más suavizado— con quien consigo empatizar tanto, y lo mismo con las actrices Roxane Mesquida me enamora ella y su personaje, Angèle Metzger y Bella Baguena (esta última es valenciana), todas tiernas juntos con sus personajes mientras la cámara, inhibida, utiliza Marsella como patio visual con zooms de choque y un montaje elíptico que borraría la sonrisa postureta de un turista ignorante.

Christophe Paou y Roxane Mesquida en ‘Fotogenico’.
Christophe Paou y Roxane Mesquida en ‘Fotogenico’

Y aunque parezca todo un poco fanzine (tan solo 23 días de rodaje y 400.000 euros de presupuesto) y haya alguna repetición cómica, existe ese algo en Fotogenico que me cautiva. Espero desesperado escuchar más la banda sonora y el futuro de ese grupo. Y espero todavía más desesperado conocer más a Agnès, pero, por lo visto, me quedaré esperando todo el metraje de una vida —la que ella no pudo tener— hasta mi desaparición física. Y eso… Eso me destroza.

9.5/10

LO MEJOR: El reparto, la música y el guion. Todo, en realidad.

LO PEOR: La inevitable desgracia del bajo presupuesto.


SECCIÓN INFORMATIVA

‘MAI PARLAREM DE NOSALTRES’

UNA FUTURA NOSTÁLGICA AMISTAD

Es por la noche y es el primer día de festival. Algo cansado quizá, pero extasiado por todo esto. Por las películas, especialmente, y no solo las oficiales, también las informativas —como en este caso—. Y como siempre digo, la noche siempre me ayuda, en entender, en saborear… Ya me entiendes, la prefiero. Mai parlarem de nosaltres es la ópera prima de Raimon Valls, y va de una amistad —algo que me falta últimamente—. De dos amigas, Andrea y Raquel, que van a celebrar el último fin de semana juntas antes de que Andrea se marche a Francia para estudiar una carrera artística. Raquel se queda estudiando informática. Para despedirse, deciden estar todo el rato juntas, pero todo no es tan bonito, evidentemente. Ocurren cosas que llevan a problemas, enfados, decepciones, desenlaces, etc. Una serie de actos y palabras que acaban llevando al límite de la amistad a las inseparables amigas, especialmente lo ocurrido la primera noche de ese fin de semana.

Paula y Berta en Mai Parlarem de Nosaltres

Puede que Raimon no haya sobrepensado demasiado en crear una historia original, nueva, innovadora, pero, de seguro, sí profundiza en un desarrollo bien agradable y estimulante en tan solo 63 minutos para alguien como yo en una noche como esta, que solo quiere calor y abrazos. La narrativa es sencilla y honesta. No pretende nada complejo, y eso tampoco está mal. Va a lo seguro, que, de todas maneras, finalmente, la historia de estas dos amigas no necesita mucho más. Trata muchos temas sobre la amistad: cómo afrontar la separación física de una amistad importante, de toda la vida; cómo afrontar/perdonar una «traición»; ¿de verdad no existen secretos?; ¿Rencor o no? Adapta gratamente las personajes adolescentes a cómo son y se comunican, sobre todo en las generaciones actuales. Los altibajos de una amistad así, las fortalezas, amenazas y debilidades.

Berta en la piscina con Paula

Es perceptible que este humilde proyecto podría acabar acercándose a lo moralista, a la lagrimilla o al sentimentalismo fácil, en una historia no muy complicada y algo predecible, pero, sin embargo, no me irrita tales factores al conocer las dos genuinas interpretaciones de Berta Galo y Paula Vicario. Se nota de lejos la química entre las dos y me enamoran sus miradas, sus sonrisas, sus caras enfadadas y sus silencios. Hay madurez en ellas. La sensaciones encontradas en esta corta y pequeña película me cautivan por lo bonito y tan doloroso que puede ser el último fin de semana con mi amigo/a del alma (todavía no lo he encontrado) por mucho tiempo. Dejando atrás los fallos, Mai parlarem de nosaltres me llena de intimidad, calidez, relajación —aunque haya poco de eso en la historia—, entretenimiento y reflexión.

8/10

LO MEJOR: Berta Galo y Paula Vicario.

LO PEOR: Quizá haya superficialidad por encima del relato.


SESIONES ESPECIALES

‘SER REAL’

UNA PASADA AMISTAD, NOSTÁLGICA

La verdad, no hay mucho que decir, y no lo digo porque sea una mala película. Es que, en general, no me salen muchas palabras al respecto. Hay que tener en cuenta la parte inevitable de que sea un proyecto muy humilde. Y, posiblemente, el equipo haya hecho un muy buen trabajo, mejor del que esperarían, quizá (no lo sé, no estuve allí). Conociendo las circunstancias de la situación, no hay nada que me irrite. La dirigen dos seres que parecen muy majos, Emilio Encabo Lucini y Àlex Ándres, y, por lo que tengo entendido, Ser real es la segunda película de una trilogía. La primera, Ser ficción, se estrenó también en la pasada edición de este festival, que, de hecho, fue una de las que me quedó por ver, y recuerdo que me jodió, porque parecía muy interesante.

Victoria Oliver y Carla Pascual en el hotel de ‘Ser real’

Esta también lo es, y mucho. Cuenta como dos amigas se reencuentran dos años después de intentar cumplir el sueño de conseguir el presupuesto para hacer su obra de teatro a través de lo ilegal, que hizo romper la amistad. Se reencuentran en el hotel donde una de ellas trabaja, que, por cierto, tanto el hotel, su recinto y el paisaje donde se ubican son preciosos. Es lo que más me ha enamorado, sin duda. Y la historia se la cuentan a una borracha hospedada en el hotel, protagonizada por una enrollada Marta Chiner.

Victoria Oliver y Carla Pascual en ‘Ser real’.

Y ya está, lo último que me falta decir —quedará un poco superficial, pero bueno— es que las dos actrices principales, las dos amigas, interpretadas por Victoria Oliver y Carla Pascual a veces están bien, pero otras no llegan ni a lo correcto, las noto sobreactuadas, y me sabe fatal, porque, al menos, consiguen entretener e interesarme. Los sentimientos que me llegan con Ser real, son parecidos a Fotogenico y Mai parlarem de nosaltres, eso me cautiva y me hace pensar bonito sobre todo este proyecto. Sigo queriendo ver Ser ficción y la película que cierre la trilogía. No sé, no me preguntes por qué, tu solo asiente y déjame en paz, recordando lo bueno de esta película. 

3/10

LO MEJOR: La historia y los escenarios: el hotel y su paisaje.

LO PEOR: En algunos momentos, las interpretaciones de las dos protagonistas, y que, desafortunadamente, sea un proyecto humilde.