el rio de la ira

Crítica – ‘El río de la ira’

Título original: Salvage Salvation

Año: 2022

Duración: 101 min.

País: Estados Unidos

Director: Randall Emmett

Guion: Adam Taylor Barker y Chris Sivertson

Música: Philip Klein

Fotografía: Eric Koretz

Reparto: Jack Huston, Robert De Niro, John Malkovich, Dale Dickey, Willa Fitzgerald, Lindsay Pulsipher, Swen Temmel, Tierney Smith, Quavo, Macy Kyla Weathersby.

Productoras: Emmett Furla Oasis Films, Verdi Productions, SSS Entertainment

Distribuidora: The Avenue Entertainment

Género: Thriller. Acción, Drogas

Ficha en Filmaffinitty

La emoción en una película es un objeto frágil. Se presenta ante nosotros como un globo. Si está bien hinchado y debidamente anudado, el aire se mantiene dentro. Si, por el contrario, nos descuidamos de él, se desinflará en segundos, no sin antes volar ante nuestros ojos en una espectacular muerte.

El río de la ira —Salvage Salvation como título original— es la última película del director Randall Emmett. El reconocido productor de títulos como 2 Guns (2013) y Everest (2015) de Baltasar Kormákur o El irlandés (Scorsese, 2019), se embarca en su segunda película con un plantel de lujo. En ella, la pareja formada por Shelby John y Ruby Red deciden dejar la heroína después de que Shelby le pida matrimonio a Ruby, pero el cese les costará más de lo que esperaban en un pueblo maltratado por la droga.

Poco o nada parece haber aprendido Emmett de todos los títulos prestigiosos que produjo en el pasado. El río de la ira es una película artificiosa. Tiene un ritmo extraño; el montaje hace un uso excesivo de la elipsis, incluso para secuencias cortas donde no lo necesita. Los personajes no despiertan ningún interés, y no hablemos de empatía. La des-conexión emocional ante los sucesos que se ven en pantalla le hacen preguntarse a uno ¿Qué estoy viendo?, una y otra vez.

el río de la ira
Robert de Niro en el papel del S. Church. (Foto; Inopia Films)

El montaje tan solo es uno de los puntos donde la película se hunde en ese río ceremonial que se nos muestra con tanta importancia para la comunidad del pueblo pero que apenas vemos. La dirección es errónea, en un sentido narrativo: momentos donde la cámara debería situarse en un primer plano por el nivel de intensidad emocional se queda alejada de los personajes, y viceversa. Las actuaciones rozan el cliché en la mayoría de los casos, salvando la de Robert De Niro, que por cierto, apenas aparece y ocupa un primer plano en el cartel promocional.

La interpretación del protagonista de Taxi Driver (Scorsese, 1976) es lo único salvable de esta película que se hunde en las promesas. Completan el papel otros actores como Jack Huston, ¡y hasta el propio John Malkovich! Para quitarle peso al director, constatar que el guion escrito por Adan Taylor Barker (es su primera película) y Chris Sivertson se desinfla por todas partes. El río de la ira es el ejemplo perfecto de cómo un mal guion no puede ser salvado de ninguna de las maneras, ni aún teniendo a actores y actrices de la talla de De Niro (y mucho menos si no se aprovechan).

En resumen, El río de la ira es un globo pinchado. Ni su excelente plantel de actores pueden levantar una historia que carece de emoción. Tiene imágenes que de por sí solas son impactantes, y si estuviesen bien conectadas funcionarían con potencia. La premisa podría haber sido explotada con mejor maestría, pero la película se pierde en la violencia innecesaria y un segundo acto anticlimático.

Lo mejor: Algunas imágenes sorprendentes e impactantes

Lo peor: La historia es anticlimática, los personajes planos y clichés, y el montaje peca de elíptico.

Nota: 5/10