Crítica – ‘Swiss Army Man’

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Título original: Swiss Army Man

Año: 2016

País: EEUU

Director: Dan Kwan, Daniel Scheinert

Guión: Dan Kwan, Daniel Scheinert

Fotografía: Larkin Seiple

Reparto: Paul Dano, Daniel Radcliffe, Mary Elizabeth Winstead, Timothy Eulich, Richard Gross, Marika Casteel, Aaron Marshall, Antonia Ribero

Productora: Cold Iron Pictures / Tadmor / Astrakhan Film SB / Blackbird Films

Género: Comedia dramática

El otro día, hablaba un poco sobre la identidad del director y cómo puede manifestarse en sus películas en la crítica de Un monstruo viene a verme (J.A. Bayona, 2016), y entonces llegaron los Daniels y su fantástica Swiss Army Man, ganadora del galardón a la mejor película del Festival de Sitges de este año. Dando un repaso por su canal de Vimeo, se puede ver que este dúo de directores no ha cambiado ni un ápice a la hora de dar el salto a la gran pantalla, dejando ver el mismo humor absurdo, sin sentido, pero que inevitablemente engancha. Todos sus cortos tratan en mayor o menor medida las relaciones interpersonales, llegando a mostrar la propia amistad que tienen ellos.

Hank y Manny deberán encontrar el camino de vuelta a casa, y mientras tanto tendrán que descubrirse a sí mismos.
Hank y Manny deberán encontrar el camino de vuelta a casa, y mientras tanto tendrán que descubrirse el uno al otro.

Con Swiss Army Man han querido llevarlo un poco más lejos, y contar la historia de cómo un náufrago al más puro estilo de Tom Hanks ha llegado al punto de relacionarse con un muerto, y poder descubrir su propia verdad. La reflexión sobre los miedos e inseguridades que uno puede tener quedan patentes a lo largo de todo el metraje, y cómo esas pequeñas píldoras de negatividad pueden ir matando poco a poco hasta límites casi poéticos al verse Hank reflejado en Manny tantas veces, pero que si se descubren y se les planta cara no importará lo que piense el resto (aunque se le esté hablando a un muerto). Tiene un poco de Náufrago (Robert Zemeckis, 2000), un poco de Wilfred (Jason Gann/Adam Zwar, 2011-2014), es cada clásica buddy movie que ha existido. Para establecer un último paralelismo con otra obra cinematográfica, cabe destacar que los Daniels van muy encaminados al tipo de historias y relación que suele plasmar Edgar Wright con Simon Pegg y Nick Frost, conocidísimo dúo de la Trilogía del Cornetto, y es realmente interesante cómo lo enfocan desde otra perspectiva que probablemente cuando llegue a España será tildada de burda y poco inteligente y comparada con cualquier película de salchichas que hablan.

Imposible no destacar el trabajo de Radcliffe, que dotará a la película de una comicidad genial volviendo al humor físico clásico.
Imposible no destacar el trabajo de Radcliffe, que dotará a la película de una comicidad genial volviendo al humor físico clásico.

Han depurado los efectos especiales que estaban acostumbrados a usar en sus cortometrajes, pudiendo crear comedia desde lo más básico, sin necesidad de esa autocomplacencia que tienen muchos últimamente creyendo que hacen humor inteligente, o rebuscado, o que hace dar mil vueltas a un chiste pseudo-profundo que al final ni siquiera tiene gracia (intensismo, que se llama esto), y hacer reír con el clásico humor físico que enseñaron los maestros Keaton y Chaplin no es nada fácil. A esto hay que añadirle la labor de interpretación de Daniel Radcliffe bajo la compleja dirección de Kwan y Scheinert, que parecen haberse compenetrado y entenderse durante todo el rodaje: prueba de ello es que los mejores momentos de la película son aportados por la contención de Radcliffe en su papel y concentrarse en ser lo que está siendo, sin querer demostrar nada más allá de su valor como intérprete. Si todo ello se adereza con una dosis del versátil Paul Dano usando a su compañero de reparto como una navaja suiza -de ahí el título de la película-, resultará uno de los más inesperados pero efectivos dúos cómicos que se ha visto últimamente (y que Seth Rogen y James Franco se vayan a pastar de una vez, por favor). Como única pega, habría que decir que puede que el tramo final, más dramático que el resto de la película, suponga un cambio de tono demasiado brusco, aunque los directores consiguen llevarlo bien hasta un cierre que retorna a la comedia y que seguro que dejará oír más de una carcajada.

Lo mejor: Que Kwan y Scheinert ofrezcan un guión novedoso y fresco, explorando con mayor profundidad los temas clave que ya trataron previamente en sus cortometrajes, y por supuesto el dúo Radcliffe/Dano. El apartado musical tampoco tiene desperdicio, cosa que no podía faltar teniendo en cuenta el trabajo previo de los directores.

Lo peor: El brusco cambio de tono al final, que aunque no es molesto, llama bastante la atención, aunque es bastante breve.

Puntuación: 9/10