sion sono love exposure

Cinco películas en las que pasa todo

Después del artículo de la semana pasada, donde recomendaba cinco películas en las que no pasaba nada en concreto, esta semana busco recomendar todo lo contrario. Las películas que incluyo en este artículo son aquellas que me han demostrado las posibilidades del cine como un “arte total”, donde hay espacio para todo y más. Son películas que me han hecho recuperar la fe en el cine, a las que vuelvo cuando quiero sentirme abrazado por personajes que conozco y, en algunos casos, siento como amigos. Con ellas he llorado, me he reído y, más que otra cosa, me he enamorado una y otra vez de las historias que se veían en la pantalla.

  • Holy motors (Leos Carax, 2012)
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Denis Lavant, protagonista de ‘Holy motors’.

Una limusina, Denis Lavant y Edith Scob es lo único que Leos Carax, uno de los realizadores franceses más interesantes de los últimos años, necesita para construir una película verdaderamente única. En Holy motors, seguimos a nuestro protagonista, Monsieur Oscar, en lo que parece ser su trabajo diario, mientras se introduce en diferentes escenas de la vida cotidiana (o no tanto) disfrazado de diferentes personajes.

La obra maestra de Carax es un canto de amor al cine, con una interpretación magistral de Lavant haciendo, básicamente, de El Cine, con mayúsculas. Aunque es una película críptica y difícil, es disfrutable en todas sus capas para cualquier miembro del público que esté dispuesto a dejarse llevar.

  • Night is short, walk on girl (Masaaki Yuasa, 2017)
Night is Short, Walk on Girl, Masaaki Yuasa
Un fotograma de ‘Night is short walk on girl’.

Masaaki Yuasa se ha convertido, en muy poco tiempo, en uno de mis directores favoritos. Su segunda mitad de la pasada década está repleta de obras inconmensurables, con la serie Devilman Crybaby o películas como Lu over the wall y Ride your wave, pero donde su personalísimo estilo de animación destaca por encima del resto de sus contemporáneos es en Night is short, walk on girl.

En la película, seguimos a una chica que decide salir a beber por su barrio después de una cena de empresa. Esta aventura, que parece sencilla en un principio, la acaba llevando a una subasta de libros con comida picante, una compañía de teatro callejero clandestino y a luchar contra el régimen totalitario impuesto por la biblioteca de la ciudad.

  • Love exposure (Sion Sono, 2008)
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Algunos miembros del elenco protagonista de ‘Love exposure’.

Sion Sono es uno de los directores más prolíficos de su generación, y a su marcado estilo no se le resiste ningún tipo de historia. Aunque en años más recientes ha llevado a cabo la realización de películas espectaculares como Antiporno, Why don’t you play in hell? o la serie Tokyo Vampire Hotel, su obra maestra incontestable sigue siendo Love exposure.

Estrenada en 2008, la película, de cuatro horas de duración, sigue a un joven tokiota que se enamora de una chica mientras trabaja haciendo fotos debajo de la falda a chicas que ve en la calle. Lo que comienza de forma relativamente sencilla comienza a dar vueltas y retorcerse sobre sí misma hasta convertirse en una de las historias más estimulantes que hayamos visto a lo largo de este siglo.

  • Once upon a time… in Hollywood (Quentin Tarantino, 2019)
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Brad Pitt y Leonardo DiCaprio, protagonistas de ‘Once upon a time… in Hollywood’.

Cuando la última película de Quentin Tarantino llegó a los cines, la reacción general fue poco entusiasta. El director, reconocido por sus explosiones de violencia desmedida, había estrenado una película sobre dos amigos pasando el rato en el Hollywood de los 60, y apenas había dos secuencias que reflejasen la marca tan reconocible del director.

Y, sin embargo… quizá por eso es una película tan estupenda. Como trabajo de resignificación y reinvención histórica, es mucho mas interesante que Malditos Bastardos, y aunque no llega a ser tan redonda como otros esfuerzos del director, demuestra madurez, verdadera reverencia sobre sus sujetos, y que Tarantino tiene la capacidad de hacer cualquier tipo de cine.

  • Marisa (Nacho Vigalondo, 2009)
Marisa Nacho Vigalondo
Fotograma de ‘Marisa’, de Nacho Vigalondo.

Nacho Vigalondo lleva años siendo uno de los directores más importantes de nuestro país. Sus coqueteos con la ciencia ficción, de mayor o menor presupuesto, nos han regalado películas de culto como Los cronocrímenes, obras atemporales como Extraterrestrial y joyas escondidas para muchos como Colossal. Pero, en mi opinión, su mejor trabajo está lejos del largometraje.

Marisa es un cortometraje de apenas cuatro minutos sobre una mujer que cambia de aspecto según se mueve en el espacio. Aprovechando al máximo las posibilidades del cine y el montaje, el problema se vuelve más grave cuando también cambia de aspecto según el tiempo. Su pareja, el narrador, la busca por todo el mundo, enfrentándose a la imposibilidad de volver a ver a “su” Marisa, sin pararse a pensar si él sigue siendo el mismo.