Christian François Bouche-Villeneuve (Chris Marker) fue un ecléctico cineasta, documentalista, fotógrafo y ensayista francés. Nació en el suburbio parisino de Neuilly-sur-Seine en julio del año 1921 y muere, en Francia, en el 2012. El seudónimo de Chris Marker lo empieza adoptar formalmente a principios de la década de 1950. Este alias, probablemente, fue lo que comenzó a formar la mitología de la gran figura de Chris Marker que, a pesar de su preponderancia en el cine documental, influyó a otros grandes cineastas como Terry Gilliam, Jonas Mekas o Harun Farocki.
Se había creado el rumor, en el entorno de la industria del cine, que Chris Marker era un sobrenombre de un colectivo de varios cineastas. Este mito también ha sido alimentado porque se tiene poco registro (por ejemplo, fotografías o video) y las escasas apariciones públicas del documentalista francés. Sin embargo, una prueba de la falsedad de este mito es que la académica norteamericana, Nora M. Alter, escribió un libro sobre la vida y obra de Chris Marker y ella, afirma, estuvo entrevistándolo en su propio domicilio en Francia. No hay duda, pues, que Chris Marker sí existió.
¿Dónde y cómo podemos acceder al pensamiento, la palabra y reflexión de Marker si no hay material audiovisual que lo documenten? Guy Gauthier, escritor francés y especialista en el cine francés, nos da una fórmula sencilla y práctica: podemos conocer, principalmente, a Chris Marker por medio de su obra. En su cine documental podemos encontrar sus reflexiones y pensamiento que lo trabajó a modo de una prosa que hace notar su autoría sin pretensión de ego. Paradójicamente, vemos que su intención siempre fue alimentar su anonimato como figura pública.
Ensayo documental y experimental
Hablar sobre la obra cinematográfica de Chris Marker es hablar, simultáneamente, sobre su obra fotográfica. El cineasta francés usaba, por ejemplo, fotografías tomadas por él para montarlas en algunos documentales como Si j’avais quatre dromadaires (Marker, 1966). Marker había realizado una serie de viajes desde 1955 y documentaba esas aventuras con su cámara fotográfica, pero después esas fotos las usaba principalmente en sus documentales. El cine de Marker siempre fue cuidadoso en la composición de sus planos, su fotografía y otros recursos estilísticos-visuales.
A modo de recomendación, si es que no se conoce la obra de Marker, consideramos que su documental Las estatuas también mueren (Marker, 1953) nos introduce a la visión del cineasta francés. Este documental estuvo un tiempo censurado por el Centre National de la Cinématographie. ¿Por qué razón? En este documental, Marker en colaboración con Alain Resnais, se planteaba una crítica al colonialismo europeo en África: las estatuas mueren porque las distintas culturas y civilizaciones africanas habían sido desestructuradas por un mercado esclavista y colonial. La crítica al colonialismo fue la razón para que censuraran Las estatuas también mueren.
Otra de las primeras obras cinematográficas de Marker que podemos hacer alusión es, sin duda, La Jetée. ¿Qué es La Jetée? ¿Un documental, ensayo documental, una ficción, una ciencia ficción? Diríamos que, en esta obra, realiza una obra experimental que mezcla la voz en off como herramienta narrativa, la fotografía fija como recurso estilístico-visual y la música como función dramática. La Jetée nos narra un escenario postapocalíptico y posconflicto bélico-nuclear. La radiación está por todos lados. Un grupo de científicos plantean realizar un viaje en el tiempo para enviar a alguien al pasado y que pueda pedir ayuda sobre el desastre global del invierno nuclear. Esta cuestión estaba fresca por la tensión entre los dos bloques militares-hegemónicos de la época: los Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero, ¿este tema todavía tiene vigencia con todos los conflictos bélicos de nuestro presente? ¿O no?
Marker continuó realizando obras con la característica de su postura política. El agregado ético-político, digamos, casi siempre estuvo presente en su obra como acabamos de ver con su ciencia ficción de La Jetée o Las estatuas también mueren. Otras obras de la década de 1960 fueron encausadas en esta línea política. Por ejemplo, Loin du Vietnam (Marker, 1967) es un documental donde expone Marker su postura crítica sobre la invasión militar de Estados Unidos en Vietnam. También, en 1970, nos trae su documental político sobre el guerrillero brasileño Carlos Marighella (Marker, 1970); tras el golpe de Estado al presidente electo João Goulart, se organizaron levantamientos armados contra la dictadura militar y uno de esos lideres fue el propio Marighella.
Saltemos hasta la década de 1980 con otro ensayo-documental: Sans soleil (Marker, 1983). El título, por cierto, hacer referencia una de las composiciones musicales realizadas por el compositor ruso Modest Mussorgsky. Esta obra cinematográfica nos expone una serie de reflexiones sobre la memoria y los recuerdos de los seres humanos. Otra vez nos aparece, en esta obra, la voz en off que nos plantea reflexiones, recuerdos, memorias, sentimientos. No es casualidad que esta obra sea una de sus películas mas reconocidas en la historia del cine.
Como bien se puede ver, Marker podríamos decir que su obra fue un cine documental, experimental, abierto. Pero, sin duda, tenía un uso del lenguaje documental para expresar un pensamiento a modo de prosa, ensayística. El propio Marker se autodenominaba como un ensayista. Para Marker había cineastas que creaban su obra desde los recursos estilísticos y formales de la novela, otros desde el teatro, pero él realizaba un ensayo con sus imágenes. Creativo e innovador. Pero esto sucedía también por la necesidad de Marker de expresar sus reflexiones, críticas y, por supuesto, su postura ética-política que se materializaba en la voz en off y en su firma visual.
La fotografía fija en Marker
Por último, queremos destacar el gran ojo fotográfico del propio Marker. Técnicamente, la cámara fotográfica de Marker se enfocaba principalmente en el retrato. Conocemos algunos retratos realizó sobre otros colegas (cineastas) suyos como a Tarkovsky o Kurosawa. También solía documentar sus viajes a otros países con magníficos retratos: por ejemplo, de 1955 a 1966 realizó un proyecto de viajar por 26 países para trabajar con su fotografía.
Tanto su obra fotográfica como su cine han sido influidos por los viajes y contacto con otras culturas, con otras visiones de ver al mundo. Solo recordemos la poesía y filosofía que podemos identificar en su documental Les statues meurent aussi, en donde exponía claramente una crítica contra la visión del etnocentrismo: la creencia que nuestra forma de ver el mundo es la única y, de esta forma, anulamos otro tipo de posibilidades culturales/civilizatorias.
La fotografía, por tanto, tuvo una función más allá del recurso para cuidar su composición visual. La fotografía de Marker era un elemento muy importante para compartirnos sus reflexiones críticas, pero también las más humanas como memoria del contacto con el otro, con los otros. El momento capturado por el lente de la cámara de Marker es una muestra de que el arte tiene una gran carga emotiva, espiritual y, principalmente, humana.