‘Chhapaak’, la violencia contra la mujer en la India

Chhapaak, la última producción de la directora Meghna Gulzar, se estrenó sin pena ni gloria en la India el pasado mes de enero. El primer proyecto como productora de la actriz Deepika Padukone, cuenta la historia de Laxmi Agarwal. Agarwal es una superviviente de un ataque con ácido, una práctica que por lo general suele hacerse contra las mujeres para “restaurar” el honor de una familia. En el caso que cuenta Chhapaak, este ataque se produjo tras rechazar los avances románticos de un hombre.

En abril de 2005 a Mansi (Deepika Padukone) le arrojaron ácido a la cara desde una motocicleta. La policía arresta a un amigo de la familia, quien quería casarse con Malti, como el principal sospechoso del delito. Con la ayuda económica de Shiraz (Payal Nair), para la que su familia trabaja, Mansi recibe numerosas operaciones para tratar de reconstruir los tejidos dañados de su rostro. Su abogada, Archana Bajaj (Madhurjeet Sarghi), trabajará para cambiar el Código Penal y conseguir justicia para todas las mujeres en la misma situación que Malti.

Paralelamente, Chhapaak también presenta a Amol Dwivedi (Vikrant Massey), el creador de una fundación de ayuda a las víctimas de los ataques con ácido. Amol muestra interés por Malti y su lucha para prohibir la venta de ácido, y ella comienza a trabajar para la fundación. Malti inicialmente es reticente a mostrar su rostro para el activismo de la fundación, por lo que su labor se centrará en ayudar a mujeres supervivientes de estos delitos.

Resulta muy interesante que se hagan críticas sociales en películas producidas dentro de la industria de Bollywood, ya que por lo general India es un país bastante reacio a cuestionar sus propias costumbres. Que una actriz del nivel de Deepika Padukone, la número uno de su generación, preste su rostro (y su bolsillo) a proyectos con tintes sociales, ya es todo un logro. Laxmi Agarwal es un referente para los derechos de la mujer en India, ya que gracias a su activismo se restringió la venta de ácido en este país.

Laxmi Agarwal y Deepika Padukone para la revista ‘Femina’.

Aunque Chhapaak es una película necesaria que cumple a la perfección con sus objetivos, en ocasiones intenta abarcar demasiado. Como consecuencia, el tratamiento de los diversos temas que se concentran en los 120 minutos de metraje resulta superficial: la lucha interna de Malti por volver a aceptarse, el activismo por los derechos de la mujer en la India, la trama jurídica, el romance… Además, los continuos saltos temporales entre el pasado y el presente de Malti puede llegar a confundir al espectador.

En cuanto a Meghna Gulzar, parece haber encontrado su lugar dentro del cine policíaco/judicial. Su primer éxito, Talvar (2015), adaptaba con gran acierto el caso del doble asesinato sucedido en la localidad de Noida. Raazi (2018), hasta el momento su cinta más exitosa, se centraba en la historia de Sehmat Khan, una espía real del Servicio de Inteligencia de la India. Con Chhapaak explora temas bastante diferentes a los que aparecen en sus anteriores trabajos, pero se mantiene en una línea similar de batallas judiciales.

Chhapaak tendrá sus defectos, pero una servidora se declara admiradora de estos nuevos proyectos que están surgiendo en Bollywood. Es una pena que el público parezca no estar preparado para apoyar un cine comercial más reflexivo en cuestiones sociales. Sin apoyo económico, difícilmente estas películas conseguirían ver la luz, por lo que es innegable la importancia del rol del espectador para que las grandes productoras apuesten por ellas.

Namaste, amigos.