Skam, la perla noruega

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Skam significa vergüenza en noruego. Así ha titulado Julian Andem su serie, Skam, que se emite des de 2015 en el país nórdico, dónde ha causado furor entre sus jóvenes. Y sobretodo a partir de la tercera temporada, la serie ha dado un salto más, traspasando sus fronteras y haciéndose más visible a nivel internacionalSkam es una serie que podemos catalogar dentro del género teen, cómo tantas otras hay en el inmenso repertorio de ficciones televisivas para escoger. Entonces, ¿por qué Skam? ¿Por qué ha llegado a nuestros oídos una serie ambientada en la fría ciudad de Oslo?

Antes de hablar de cualquiera de sus tramas (que también merecen atención), tenemos que hablar del formato de emisión de Skam. Contrariamente a lo que suele pasar, lo que ha catapultado la serie ha sido la forma de emitirla y la relación con el espectador antes que sus tramas. Y es que juegan con que todo suceda en tiempo real. Por ejemplo, si Eva (Lisa Tinge) y Noora (Josefine Frida Pettersen) tienen clase de español un lunes a las 10:21, la web oficial de la serie Skam sube el clip de lo que pasa en esa clase el lunes a las 10:21 (de la vida real). Así al largo de la semana. Es decir, las escenas de la series están ‘marcadas’ con hora y día, y el espectador puede verlo a tiempo real, ya que esa escena es subida a la página web de Skam al milímetro, al mismo día y hora que transcurre.

Y la verdad, es una pena no ser noruego. Las escenas (lógicamente) están subidas en noruego y sin subtítulos; y cómo ya sabréis, el idioma nórdico en poco se parece al español o a cualquier idioma que podemos haber aprendido en el colegio o academias (inglés, francés). No es que la serie pierda mucho ‘caché’ al verla toda de golpe (en Noruega se emite todos los viernes, es una emisión conjunta de todos los clips que se han ido subiendo durante toda la semana) pero la manera de conectar con el espectador y de intentar que la serie traspase algún que otro límite de la credibilidad y realidad me parece original y una buena apuesta con creces, con lo que es una pena no poderlo disfrutar. Me dan cierta envidia sana los noruegos, lo confieso.

Noora, la protagonista de la segunda temporada.
Noora, la protagonista de la segunda temporada.

Aunque este no es el único roce con los límites de la realidad que tiene la Skam. En su página web no sólo publican estos clips, si no que también muestran cada interacción que los protagonistas tienen por medio de las redes sociales.  Cualquier publicación a Instagram, conversaciones por Whatsapp, comentarios en Facebook… Todo esto está al alcance del espectador, ver la vida que el personaje proyecta en sus redes sociales cuándo no está en su pantalla, en su ‘clip’, como si el personaje realmente existiera. Personalmente, ver o conocer hasta tal punto los personajes de una serie que sigues y a la que por lo tanto, le tienes cierto agrado, es una auténtica delicia. Es cómo si pudiéramos saber que comentan Julián (Rodolfo Sancho ) y Alonso (Nacho Fresneda) de El Ministerio del Tiempo por Whatsapp, si éste último supeira cómo usar un teléfono móvil.

Entrando ya en las tramas, otro rasgo de Skam es que cada temporada tiene un protagonista, sin olvidar el resto de personajes. Es decir, la trama principal está conectada a ese personaje y en especial, las escenas que son fuera del centro escolar tienden a centrarse en ese protagonista, que en la primera temporada es Eva, la segunda Noora y en la tercera, Isak (Tarjei Sandvik Moe). Y aunque esto ocurra, no hay ninguna desconexión con la temporada interior, simplemente, hay un cambio a la hora de escribir a qué personaje le dedicas más tiempo o tiene más minutos. Es un buen método (siempre y cuándo la serie permita utilizarlo) para no quemar en exceso la evolución o las tramas de tan sólo un protagonista. Al contrario, puedes hacer que tus personajes, tus creaciones sean protagonistas y dedicarles su merecido tiempo para sus tramas, que de hacerlo diferente, quizá no podrías haber explorado.

La primera temporada se centra en la relación de Jonas y Eva.
La primera temporada se centra en la relación de Jonas y Eva.

Como ya habíamos comentado, es una serie teen. Aunque su narrativa y su forma de emisión puedan parecerte interesantes, si aborreces el género teen puede que no le encuentres el atractivo que cada vez le están viendo más jóvenes. Pero una vez dentro del género, podemos decir que Skam es una serie realista, que puede combatir con etiquetas de serie ‘ligera’ o ‘superficial’. Porqué ante todo, es una serie realista. En su adolescencia, ha habido mucha gente que ha seguido la corriente para intentar encajar, que se ha fijado en alguna persona que cursaba dos o tres cursos más, que ha empezado a salir y a consumir alcohol de forma ocasional o que ha tenido curiosidad para explorar su sexualidad. Todos estos tema los podemos ver en Skam. ¿Acaso la podemos acusar de algo más que de relatar los pilares que marcan la vida de un adolescente? 

Además, podemos respirar tranquilos. Skam huye de que sus tramas sean absurdas o somníferas, con lo que la convierte en una serie bastante entretenida. Sí que son líneas argumentales que hemos visto con anterioridad, pero están contadas con cierto carisma y fotografían bastante bien qué es ser un adolescente (mejor que en otras ficciones, la verdad) que el hecho que ya puedas haber visto esa trama en otra ocasión, queda en un segundo plano.

Y aunque no siempre,  han roto algún que otro estereotipo haciendo gala, por decirlo de alguna manera, de la tolerancia que se habla que tienen los noruegos. A la homosexualidad, la interculturalidad o el uso del cuerpo de la mujer cómo un objetole ha dado visibilidad la serie de forma constructiva y sin pintarlo de color de rosa. En su contra, también podemos comentar que a menudo, cuándo el grupo de chicas principal ‘habla’, suele hacerlo de chicos, suspendiendo por décimas o aprobando muy justo el test de Bechel.

Aún con eso, casi todos los personajes tienen alguna ‘chispa’, algún atractivo (o al menos, alguna evolución) que evita que bosteces. De verdad. Es una pena no saber noruego.