Escena de 'La peor persona del mundo' (Fotografía: Elástica Films)

‘La peor persona del mundo’, retrato de una mujer posmoderna

Título original: Verdens verste menneske

Año: 2021

Duración: 121 min.

País: Noruega

Dirección: Joachim Trier

Guion: Joachim Trier, Eskil Vogt

Música: Ola Fløttum

Fotografía: Kasper Tuxen

Reparto: Renate Reinsve, Anders Danielsen Lie, Herbert Nordrum

Ficha en FilmAffinity

La peor persona del mundo es el retrato sólido de una sociedad líquida. Julie (Renate Reinsve) en doce capítulos, un prólogo y un epílogo refleja a toda una generación que no sabe dónde está, ni mucho menos a dónde quiere ir.

Con un ritmo interno peculiar, incluso personal, el tiempo transcurre para el espectador tal y como Julie lo siente. Sus primeros años de juventud son una vorágine de acontecimientos, de cambio continuo condensado en el prólogo; el amor pasional, que le quema las entrañas, detiene el mundo y un instante pasa a ocupar todo un capítulo de su vida. Porque La peor persona del mundo es eso: la entrada a la adultez de una joven de clase media-alta europea en plena posmodernidad. ¿Cómo no va a calar hondo en el espectador medio si todos compartimos su misma realidad?

Escena de ‘La peor persona del mundo’ (Fotografía: Elástica Films)

El filme se sostiene en gran medida por su guion ácido, elocuente y sedimentado. Atrapada por la fresca fotografía de Kasper Tuxen, una se descubre con los ojos inundados de lágrimas y el corazón en un puño, estallando minutos después, junto a toda la sala, en una carcajada. La peor persona del mundo es cine, nos regala una experiencia colectiva común a través de la bella y particular mirada de Joachim Trier. Su modo de entender a toda una generación ha dado en el centro de la diana.

Hablo de un guion “sedimentado” por la profundidad que subyace en conversaciones aparentemente casuales, y es que esta película representa la realidad de ser mujer hoy entre los 20 y los 30 años. La maternidad es uno de los pilares clave que orbitan alrededor del filme, junto a él la reflexión y la crítica de esta nueva cultura líquida y la importancia de establecer límites en todos los ámbitos de nuestras vidas.

Si bien el trabajo de Trier como director y guionista no muestra fallas, su elección de dividir el filme en capítulos genera una sensación de desazón en el espectador. Como Julie, somos conscientes del paso del tiempo y de la proximidad de un final que se presenta un tanto atropellado. El epílogo no es innecesario, pero su elipsis respecto al resto del metraje es abismal, de ahí la abrupta sensación de inconexión que genera. ¿Necesitábamos esas respuestas?

El cierre de la trilogía de Oslo del director –Reprise (2006); Oslo, 31 de agosto (2011)- es redondo, no prescinde de Anders Danielsen Lie (Aksel) quien, junto a Renate Reinsve, borda un papel complejo y coprotagonista. Dedicar unas líneas a alabar a la galardonada Reinsve (Premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes) es necesario, esta actriz es un implícito exquisito. El capítulo 2, cuando la visión de lo sublime se torna reveladora, es una muestra del talento de esta mujer.

Esta película es, ante todo, muy humana y actual. Enseña al mundo lo que significa ser joven hoy, las incertidumbres, el bamboleo constante al que estamos sometidos; sin caer en el cliché, nos muestra que no hay camino, se hace camino al andar. Porque, ¿qué nos hace ser la peor persona del mundo? ¿Equivocarnos? ¿Actuar acorde a nuestros deseos? Vivir nos lleva a ser las peores personas del mundo.

Lo mejor: El retrato de toda una generación que consigue Joachim Trier

Lo peor: El epílogo

Puntuación: 9/10