Bolsa de valores

Series que son un buen negocio (XXVII): 1987, Bolsa de Kuwait

Esta miniserie a golpe de vista puede arrojar un claro aroma a telenovela, y para más inri está inspirada en hechos reales. Calma, no es un drama histriónico ni un novelón de los de sesión vespertina, de esos que acostumbran las cadenas generalistas de televisión. Aunque para gustos los colores. Pero vaya, que no estamos ante una de esas apasionadas y enrevesadas series turcas de última generación o de la vieja escuela sudamericana.

En esta ocasión, Bolsa de valores (The Exchange) (2023) es una producción de Netflix proveniente de Oriente Medio. Y eso como mínimo ya suscita cierta intriga y curiosidad. Petróleo, crisis económica, y el entorno de la Bolsa en el complejo año 1987. A priori todo parece vislumbrar la tragedia.

Siempre se nos ha mostrado el crash de octubre de 1987, con su Lunes Negro desde una perspectiva muy estadounidense. Treinta y seis años después sigue apareciendo contenido sobre este incidente financiero. Desgraciadamente, el enésimo de cada crisis cíclica del momento.

El turbulento ambiente financiero previo ya había atraído el interés de Oliver Stone por el asunto, y le motivó a rodar la fabulosa Wall Street (1987). Atemorizado por el mundo yuppie y las consecuencias derivadas de los actos de estos tiburones financieros. Buenas son también revisiones más actuales como la serie cómica y transgresora de Black Monday (2019) sobre este mismo crash.

Bien es cierto que Kuwait no fue especialmente relevante para explicar esta crisis en concreto, aunque ya se empezaba a vislumbrar el conflicto por el petróleo y la Guerra del Golfo Pérsico de los noventa entre Estados Unidos e Iraq. En contextos de dificultades económicas y financieras es cuando los países empiezan a tirar mano de disputas territoriales y a defenderse de supuestas amenazas contra su integridad nacional…

Realmente, la temática principal, recordemos que está inspirada en hechos reales, se centra en el empoderamiento de la mujer, el techo de cristal y una contraproducente tradición social (y religiosa). Interesa por su visión del mercado laboral y la incursión de la mujer en una tradición ochentera y bastante conservadora en cuanto al trabajo y el rol de la mujer en la sociedad.

Bolsa de valores
Reparto principal de la serie ‘Bolsa de valores (The Exchange)’

Las protagonistas son dos mujeres ambiciosas, a pesar de ser primas, algo enfrentadas por cierto esnobismo y arribismo. Su empoderamiento en una industria tan compleja como las finanzas, parece algo secundario inicialmente. Munira es una divorciada de alta sociedad, que sufre un golpe de realidad al tener que afrontar la independencia moral y económica en un Kuwait prebélico donde las élites económicas vivían a todo lujo. Acuciada por las deudas se resiste a huir del paripé de la alta sociedad y guardar las apariencias. El absurdo juego de siempre de la señalización por estatus social. Por contra, Farida es una mujer emancipada, profesional liberal, y es la que induce involuntariamente a su prima a unirse al selecto club de los profesionales de las altas finanzas.

El exotismo de ver el mundo bursátil de un país árabe como el Kuwait en los ochenta es quizá lo que pueda suscitar más curiosidad. La Bolsa es como una jungla donde todos buscan robar el alimento de los otros animales. Es un juego de inteligencia donde hay que ganarse el favor de los que dominan ese entorno (regalos, acercamientos, detalles, intercambios provechosos…). Muchas veces soportando la grosería, y las faltas de respeto de los antiguos del lugar. La tradición…

El día a día se basa en la negociación de valores a viva voz, a base de papeletas para las órdenes de compra y venta. Lo que no falta en las protagonistas es la intuición para la macroeconomía y los acontecimientos internacionales como los conflictos sobre el petróleo. Saber interpretar los indicios macroeconómicos es crucial. Ya sea mediante el precio de la carne de cordero y su alta demanda, o con la actualidad: Chernóbil, las vacas locas o los conflictos con barcos petroleros. Sin olvidarnos de controlar cómo evolucionan los juegos de poder de las altas esferas económicas.

La información es la prioridad, nada más que eso para obtener enormes ganancias, la primicia te da ventaja para ganar dinero en las inversiones. Como siempre, la información privilegiada es clave. El gran ejemplo lo tenemos en Charlie Sheen y Gordon Gekko (Michael Douglas) en Wall Street.

Saber negociar es básico, así que Munira por pura necesidad se apremia en desarrollar esa faceta para no estancarse. Menos mal que cuenta con habilidad matemática y la picardía de su experta prima Farida con la cual se complementa. Tratar con la hostilidad y recelos de los hombres no resulta fácil, así que unen fuerzas para acertar tendencias de mercado gracias a sus presentimientos basados en datos. Unas veces se pierde y otras se gana. Así es el mercado.

Los dos últimos episodios de Bolsa de valores resultan ser los más filmeconómicos. El desplome del fatídico día del crash. Efecto dominó global y ese trasfondo geopolítico del petróleo y el Golf Pérsico con el mundo árabe en ebullición. No tiene un final explosivo a lo Entre pillos anda el juego (Landis, 1983) a pesar de un desenlace caótico, pero muestra entresijos y juegos de engaño para tomar esa ventaja tan definitoria en las decisiones. Y sobre todo, se palpa el pánico y la desesperación de las ventas masivas en ese día de tanta incertidumbre como el Lunes Negro.