Juego de tronos
Kit Harrington (Jon Nieve) y Emilia Clarke (Daenerys Targaryen) en una imagen promocional de 'Juego de tronos'

‘Juego de tronos’, el poder y el caos como claves de su éxito

Por fin llega la última temporada de Juego de tronos y es hora de preguntarnos muchas cosas. En mi caso, cuando llega un final, creo que hay que preguntarse cómo se originó éste y cómo empezó todo lo que ahora concluye. En el caso de esta serie, añadiría una cuestión importante, ¿por qué su éxito durante tanto tiempo?

Siendo de las pocas series que estrenan un capítulo por semana en un mercado dominado por temporadas completas en plataformas digitales, HBO ha conseguido mantener durante nueve años a millones de espectadores enganchados a nuestras pantallas para seguir sorprendiéndonos con esta increíble historia.   

Lo cierto es que tanto la serie como la novela han supuesto una reflexión constante sobre la sociedad occidental actual. Un curioso mestizaje entre la fantasía y la realidad que ha hecho las delicias de millones de lectores y espectadores. 

Las innumerables semejanzas entre la ficción que propone George R.R. Martin y nuestra actualidad ha hecho que gran parte del público se vea atraído, no sólo por la estética y cuestiones de narrativa fantástica, sino también por la constante reflexión que se hace sobre la política y el poder, temas cada vez más candentes en nuestra sociedad a partir de la crisis económica mundial. 

  • El poder y la legitimidad 
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El joven actor Jack Gleeson caracterizado como el rey Joffrey Baratheon

Juego de tronos podría ser un híbrido de géneros, la serie podría ser la mezcla entre Los soprano y la trilogía de El Señor de los anillos, con denominador común: la búsqueda del significado del poder y el caos que genera. 

¿Qué es el poder? La serie gira en torno a esta idea base, la cual origina más cuestiones que a su vez dan carisma y vida a los personajes: ¿Quién se merece el poder? ¿Los hombres con moral merecen gobernar en un mundo sin moral? ¿La legitimidad da poder? 

En ‘Baelor’, el episodio 09×01 de la serie, la cabeza de Ned Stark (Sean Bean), hombre íntegro y bondadoso con buena ética y moral, es cortada y pinchada en un palo a ojos del rey Joffrey Baratheon (Jack Gleeson), un ser egoísta y avaricioso que lo único que desea por encima de todo es el poder por el poder. La serie nos dice en la primera temporada que el mundo que pretendía Stark no existe y que la historia de Juego de tronos nos grita que la política, al menos en Poniente, no iba a ser moral. 

Ese pesimismo que se respira en la serie desde este momento empatiza al instante con un público que vive en un contexto social en crisis. Ya no sólo económica, sino también cuando la corrupción en la política es cada vez más latente. 

Resultado de imagen de ned stark execution gifEl carácter moral -y difuso- de los protagonistas hace que el espectador tenga que escoger a unos u otros para gobernar, pero siempre con el miedo de la posible corrupción y traición del personaje. Se crea aquí el principal debate de la serie y de nuestra sociedad desde hace siglos: ¿Quién se merece gobernar? ¿Quién se merece el poder? La serie pone así al espectador en una tesitura interesante en tiempos que concuerdan con la realidad, donde aún no sabemos qué partido político debe gobernar. 

Después de analizar el paso de personajes como Daenerys Targaryen (Emilia Clarke)Cersei Lannister, (Lena Headey) mujeres que luchan de diferente manera por el poder en tierra de hombres, hay que diferenciar el concepto de poder y el de legitimidad. La producción plantea diferentes maneras de búsqueda de poder para hacernos esta pregunta: ¿La legitimidad da poder? Con el ejemplo de Khalesi, existe como prueba que el poder se gana, y sin poder no hay legitimidad. 

  • «El caos no es un foso, es una escalera.»
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Los actores Aidan Gillen y Conleth Hill en una escena de la serie

Aquí me gustaría destacar una de las escenas más importantes de la serie, en la cual se encuentran los personajes de Lord Varys (Conleth Hill) y Meñique (Aidan Gillen) reflexionando sobre el caos en ‘El ascenso’, capítulo 03×06.

Este último termina el diálogo diciéndonos que el caos puede ser una oportunidad para ascender, algo que, relacionándolo una vez más con el paradigma actual, se ha visto en algunos políticos que se han aprovechado de la debacle que ha supuesto la crisis en estos años, el fenómeno del populismo y el ascenso de la ultraderecha, por ejemplo. Meñique representa así el personaje meticuloso y manipulador que no se deja llevar por las pasiones y se aprovecha del desborde de la de otros para ascender y cumplir sus objetivos. 

Al fin y al cabo, toda la serie es un homenaje al caos y lo que viene después del mismo. Cómo algunos lo aprovechan para ascender y otros se engullen en un foso sin fin. 

Una analogía constante de los últimos años que nuestra sociedad occidental ha vivido y que en mes de elecciones en 2019, Juego de tronos afina su puntería para finalizar lo que empezó. A partir de su final…¿reinará la paz y la bondad o seguirá irremediablemente el caos? 

https://www.youtube.com/watch?v=eUmV9WXqhTk

Artículo patrocinado por @ParaisoFriki