José Luis López Vázquez

José Luis López Vázquez, el actor del cambio

Al final de la dictadura franquista, los cineastas se esforzaron por hacer obras que cambiasen mentalidades, introdujesen nuevos temas y cargasen contra el régimen con fuertes denuncias sociales. Según Juan Antonio Bardem, el cine que, hasta las conversaciones de Salamanca de 1955, se hacía en el país era “políticamente ineficaz. Socialmente falso. Intelectualmente ínfimo. Estéticamente nulo e industrialmente raquítico”.

De esta manera, se decidió romper con lo anterior y el grupo de cineastas que estuvo presente –Berlanga, Fernán Gómez, Martin Patino, Saura y Sáenz de Heredia, entre otros- creó un movimiento conocido como “nuevo cine español”.

Aunque ya se habían realizado algunas obras que se podrían adscribir a esta ola, como ¡Bienvenido, Mister Marshall! (García-Berlanga, 1953), una serie de cineastas trataron de cambiar la sociedad y política española desde el séptimo arte.

José Luis López Vázquez, cuyo centenario de su nacimiento se celebró el pasado 11 de marzo, puede que no sea el actor que primero se venga a la mente cuando se piensa sobre el “nuevo cine español”, pero, sin ninguna duda, fue uno de los más importantes.

El actor de comedia

La filmografía del madrileño no es la más selectiva que conozcamos, actuó en más de doscientas películas y en muchas de ellas interpretó a personajes cómicos con unas características más o menos similares: babosos, comunes, calzonazos, irascibles, pequeños burgueses o administrativos y pícaros. Además, su compañera de reparto más habitual fue la actriz con la voz más peculiar de España, Gracita Morales. Con ella la vimos en la popular Sor Citroen (Lazaga, 1967) o Chica para todo (Ozores, 1963), dos de las llamadas “españoladas”.

A pesar de que estas películas están un poco desfasadas para el público actual, junto a ella y con varios de los grandes cómicos del país –Alfredo Landa, Agustín Jiménez, Cassen y Manuel Alexander– protagonizaron una obra con un mensaje social bastante potente como es Atraco a las tres (Forqué, 1962). En esta, los empleados de un banco planean atracarlo como venganza por el despido de un compañero. La organización de este grupo es caótica, el personaje de López Vázquez “un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo” y la crítica al abuso laboral y a la banca es igual de efectiva que el humor de esta excelente película.

También con anterioridad había participado en cintas cómicas con mucha conciencia social, donde interpretaba a personajes muy mundanos y con algunas de las características antes mencionadas. En este grupo están obras maestras del cine español como El cochecito (Ferreri, 1960), donde se aborda la avaricia del personaje de Pepe Isbert; El pisito (Ferreri, Ferry, 1958), en la que López Vázquez interpreta a un marido controlado por su shakesperiana mujer, interpretada por Carmen Sevilla; o Plácido (García-Berlanga, 1961), critica contra las campañas de falsa caridad de la dictadura.

El actor-autor

Todas las comedias anteriormente mencionadas son grandes obras que le ayudaron a subir al estrellato de los actores españoles y le insertaron en el cine de denuncia social. Aun así, interpretó a ciertos personajes dramáticos que le llevaron a ser reconocidos en el extranjero por eminencias del calibre de Charles Chaplin.

En 1967, Carlos Saura le llamó para que protagonizase Peppermint Frappé junto a Geraldine Chaplin. En esta película, partiendo desde un personaje muy típico de López Vázquez, de baboso, consigue ahondar en la represión sexual de la dictadura franquista en contraposición de la libertad francesa. Para trasladar esto el actor emerge llenando la pantalla con su perturbadora lujuria fetichista y poniendo en entredicho que hay un solo autor detrás de la cámara, ya que hay otro delante de ella -sin desmerecer a una Geraldine Chaplin que también está colosal-.

Este papel le dio el pasaporte para protagonizar otras obras dramáticas de carácter psico-sexual. En Mi querida señorita (de Armiñan, 1972), se traviste para hablar en plena dictadura de lo trans. También otro tipo de sexualidad fue abordado en No es bueno que el hombre esté solo (Oléa, 1973), en este caso estando enamorado de una muñeca. En todas estas destaca López Vázquez como un autentico actor-autor, capaz de llenar de matices a sus personajes para llegar a entender sus no-convencionales psiques y presentando temas tan complejos incluso hoy día en una sociedad que llevaba 40 años bajo un régimen sin libertades de esta índole.

El actor polifacético

El techo de la carrera de López Vázquez fue destruido totalmente. Volvió a trabajar en películas con Saura, reflexionando sobre la dictadura y la memoria en El jardín de las delicias (1970) y La prima Angélica (1972). Siguió haciendo sus españoladas hasta llegar a la hipérbole que fue la trilogía nacional de Berlanga, donde la sátira de la aristocrática familia Leguineche cautivó a todo un país.

También se adentró en el cine de género en El bosque del lobo (Oléa, 1970) y en el mediometraje televisivo La cabina (Mercero, 1972). Fue llamado por el mismísimo George Cukor para estar en el reparto de Viajes con mi tía (1972), aunque no se decidió a dar el salto definitivo a Hollywood por su pereza para los idiomas. Sin embargo, sí participó en producciones latinoamericanas en sus últimos años de vida, como en Luna de avellaneda (Campanella, 2004) y en la serie Vientos de agua (Campanella, Pivotto, Stagnaro, 2005).

Quizá he tenido la oportunidad de participar en películas excelentes por haber estado presente en otras muchas que no lo eran”, confesó a su amigo y biógrafo, Luis Lorente. También admitía que aceptaba “guiones a sabiendas de que no contenían grandes personajes, incluso algunos que al leerlos solo te producían infinito estupor, me permitió siempre estar ahí, tener una continuidad y creo que eso es lo importante en este oficio”.

A pesar de la enorme y casi inabarcable cantidad de películas en las que apareció, como él mismo apunta, estuvo presente en películas extraordinarias que removieron conciencias, que repercutieron en su tiempo y lo hicieron un actor imprescindible para entender no solo la historia del cine español, sino también de España.

José Luis López Vázquez en ‘La Cabina’ (Mercero, 1972)

FlixOlé tiene en su catálogo casi todas las películas mencionadas con anterioridad, agrupadas para celebrar el centenario del actor. https://flixole.com/