Cartel de XXI Festival de Cine Europeo de Sevilla

Festival de Sevilla 2024: reseñas

Volvemos otro año más al Festival de Sevilla, ya con el ambiente más calmado tras una pasada edición bastante accidentada. Ahora lo que importa son las películas y en el siguiente post iremos recogiendo nuestras opiniones sobre lo que vayamos viendo:

¿Es el enemigo? La película de Gila (Alexis Moramte)

El éxito de Saben Aquell (Trueba, 2023), el biopic de uno de nuestros mejores cómicos, Eugenio, hacia tener esperanzas ante el de Gila. Sí bien la protagonizada por David Verdaguer y Carolina Yuste se centraba en la trayectoria profesional del personaje, ¿Es el enemigo? parte de las experiencias de Miguel Gila durante la Guerra Civil, que tanto le marcaron e influenciaron su popular monólogo.

Al igual que la anterior, intenta hacer un balance entre comedia y drama, para no romantizar los horrores de una guerra en este caso, aunque espera que siempre podamos «mirar al lado luminoso de la vida«, al estilo Monty Python. Y no lo consigue.

Existía el precedente de La vaquilla (Berlanga, 1985), como comedia en la Guerra Civil, pero en esta película no se consigue en ningún momento sacar una risa. Y puede que sea principalmente por un protagonista que, comparado con el mismo Gila (al final de la película sale en algunos fragmentos), palidece de una falta de carisma evidente e irritante como una risa de Mozart en Amadeus (Forman, 1984). Puede que la vis cómica recaiga en algunos secundarios, siempre divertidísimo Salva Reina, pero no es suficiente.

No es suficiente porque no se sabe dotar de personalidad propia al pelotón de Gila, al no desarrollar apenas sus historias personales. Un ejemplo claro es el de Natalia de Molina, que prometía mucho por su trasfondo algo más oscuro, que finalmente nunca llegamos a ver. Así cuando ocurren las desgracias, no consiguen impactar al espectador que solo se alarma ante los malos efectos especiales.

1/10

Miocardio (José Manuel Carrasco)


A Vitor Sanz lo conocemos principalmente por ser recurrente en el cine de Jonás Trueba. Podemos que en cierto modo está encasillado en un cine pequeño-burgués madrileño que Miocardio no viene a romper. Pero por qué romper algo si funciona. Si estamos tan cerca de Woody Allen, habrá que seguir el camino.

Sin embargo, en este melodrama sobre reencuentros, trasunto de Atrapado en el tiempo (Ramis, 1993), hay que señalar a Marina Salas como un imán para la cámara y como un detonador para la vida de nuestro protagonista.

En plena depresión, y a punto de suicidarse, el personaje de Vítor Sanz se reencuentra con su exnovia de los 20 años, siempre con diferentes resultado y siempre volviendo a levantarse la misma mañana. Lo que da la impresión de ser un cortometraje, se convierte en largo sin perder punch y manteniendo el humor, la reflexión, los sentimientos reprimidos, los reproches y recuerdos, en definitiva, el amor.

Puede que, a pesar de ser una cinta tan corta, el final se haga algo largo y enrevesado dentro de una sencillez general. Aún así, es cine adulto completo y complejo que te recuerda no tener miedo a que se repita la vida «aunque a veces duela«.

7/10

Meet the barbarians (Julie Delpy)


Cine para no molestar, cine anodino. Comedia francesa sobre la inmigración desde un punto moralista. Imposible molestar, imposible generar lazos con los protagonistas, pero tampoco odiarlo. No es extremadamente graciosa, aunque se ve con una cierta comodidad.
Julie Delpy nos entrega una película que pasa por nosotros, destinada a la mediocridad o a una clase de ética de la ESO. Consigue crear personajes identificables, pero planos. Todos representado el problema de la inmigración y su adaptación a la sociedad, pero sin ser profundo.

A pesar de su corrección durante toda la película, el final desbarra y se vuelve tan optimista que resulta inverosímil (disculpa, sir Alfred Hitchcock que estas en los cielos, por usar estas infames palabras, pero hasta tú lo entenderías). Tampoco nos acordaremos de esta película.

5/10

A missing part (Guillaume Senez)


Las emociones a flor de piel. Las injusticias a ser denunciadas. El amor a ser devuelto.

A missing part cuenta la historia de un padre afectado por la justicia japonesa en cuanto a la custodia de su hija. Básicamente, en esta el primer padre que llega, es el que se queda con la custodia. Y nuestro Romain Duris no es el primero. Después pasan nueve años en los que sigue buscando a su hija hasta que por casualidad la empieza a llevar en su coche.

Desde este momento, estamos metidos en un gran drama donde él solo quiere pasar tiempo con una hija a la que ya prácticamente no conoce, pero que día a día consigue acercarse sin que ella sepa, ya que no lo recuerda.

Efectiva, algo ambigua y contundente. Occidente nunca entenderá a Oriente.

7/10

 

Tardes de soledad (Albert Serra)

Leni Reifenhstal revolucionó la forma de grabar el deporte, Albert Serra hace lo mismo con el toreo. Más allá de una mera retransmisión de una corrida, el catalán hace zoom en esa batalla entre la bestia contra el humano, el torero Roca Rey, plasmando todos los sentimientos de ambos en primer plano, desde el miedo inicial, a la desesperación, a la sorpresa, a la ventura y al éxtasis.

Porque si hay una palabra para definir a esta película es éxtasis, concretamente, el de la adrenalina de una corrida, el de Roca Rey exaltado mientras sangra, matando a un toro sin apenas ver. Puede que no se haya grabado tal nivel de sugestión real de un torero ante la muerte.

Porque aquí se graba la verdad: el terremoto que es un toro de lidia de media tonelada corriendo, el choque contra los burladeros, los gritos ante el golpe, el silencio. El sonido para generar una atmósfera que nos violenta a la par que nos atrapa.

Y, además, lo hace sin ser provocadora, cosas que muchas veces se le aqueja a Serra, sino simplemente plasmando y enseñando todo, aunque pueda desagradar (estamos mirándole a los ojos a la muerte y a la diosa fortuna). Tampoco desde el halago excesivo nacionalista que vive el espectáculo, tan solo centrándose en la batalla entre el torero y su cuadrilla ante el toro. Experiencia inolvidable.

8/10

Comme le feu (Philippe Lesage)

Esta producción canadiense (hablada en francés) encierra a varios personajes en una casa en el bosque para que los sentimientos salten: a unos amigos que hace años se pelearon, a un chico que ama a una chica, que no es correspondido. Un cabin fever de manual.

Y si bien hay momentos de gran tensión y lacrimógenos, el exceso de accesorios lastra la potencia de la película. Muchos personajes prescindibles, subtramas que ni se desarrollan, una estructura anticlimática, recursos sacados de la manga que no aportan nada. Finalmente, el sabor es agridulce ante una obra con buenas intenciones, que se alarga demasiado y sin cabeza.

5/10

 

Bird (Andrea Arnold)

Uno de los grandes atractivos de la XXI Edición del SEFF, lo nuevo de Andrea Arnold, responsable de películas tan celebradas como Fish tank (2009) o American Honey (2016). Continuando con su Universo Cinematográfico Animal (risas enlatadas), la inglesa nos sitúa en un suburbio de chavs para contarnos un cuento de hadas.

Bailey (debutante y omnipresente Nykiya Adams) es la hija de 12 años de un padre joven (Barry Keoghan) que se va a casar con su nueva novia. Encerrada en un suburbio, en las condiciones más deplorables posible, conoce a Bird (Franz Rogowski), un alma libre que le ayudará a que su madre deje a su maltratador.

Si es destacable por algo esta película es justamente por su aproximación al realismo mágico y su fuerte carga social. Justamente, es lo que menos funciona, llegando a estar las metáforas demasiado subrayadas, la extravagancia desmedida y con una cámara demasiado nerviosa.

Sin embargo, y a pesar de que parecía un accidente, al final demuestra que es una película con mucho corazón, que en el pastiche que proponía, había algo de sinceridad, de amor. Incluso, aún cayendo en lo fácil de caracterizar a Barry Keoghan otra vez como alguien con problemas mentales, consigue demostrar que es uno de los actores de su época. Una gran remontada al ritmo de The Verve, Blur y Coldplay.

«If the days they seem to fall through youWell, just let them go»
6/10

Julie keeps quiet (Leonardo van Dijil)

Bajo el brazo de los Dardenne, viene esta película sobre los abusos sexuales en el mundo del deporte, más en concreto, en los escalafones inferiores de tenis. Julie es la prometedora deportista de un club en el que se acaba de suicidar su punta de lanza. Las principales acusaciones van a parar al entrenador, mentor de nuestra protagonista y manipulador de manual, y al que el club despide.

Julie prefiere guardar silencio para alejarse algo del tema y analizar mejor los comportamientos del entrenador. Poco a poco, se traza un relato en el que la tenista se va rompiendo, pero siempre con una mirada sobria y callada, que hace ver la gran labor de la debutante actriz que encarna al personaje, Tessa Van den Broeck.

También muy sobria y austera es la puesta en escena de la película, que con este estilo, mantiene algo la distancia al espectador, que si bien sigue con intensidad la historia, no la vive de una manera más visceral.

6’5/10

Ernest Cole: Lost and Found (Raoul Peck)

Raoul Peck sigue siendo el mismo cineasta combativo de siempre. Siempre luchando contra las injusticias y exponiendo las bases asentadas de racismo institucional y de los crímenes del capitalismo colonialista. Siempre dando voz a los que no la tienen y siendo el altavoz de la historia olvidada de la humanidad. Todo esto lo vemos en sus documentales como I’m not your negro (2016) o la serie Exterminad a todos los salvajes (2021), y en su nueva obra sobre el olvidado fotógrafo Ernest Cole.

El sudafricano usó su cámara como arma para denunciar el criminal apartheid que sufría la población negra de su país. Por esto consiguió gran fama en todo el mundo, pero cuando emigró a Estados Unidos se perdió su pista hasta que ahora han descubierto material nuevo de la época que relata el racismo de la época y las penurias que acabó pasando Cole.

A través de fotografías, consigue un relato tanto individual como colectivo de un personaje fascinante, a la par que desconocido, con momentos verdaderamente reivindicativos y sorprendentes por las imágenes plasmadas. Todo narrado por la amigable voz de Lakeith Stanfield, al que conocemos, entre otros muchos papeles, por esa maravilla que es Atlanta (Glover, 2016-2022)

7/10

Emilia Pérez (Jacques Audiard)

Muchos conoceréis a Jacques Audiard por Un profeta (2009), la película con la que estuvo nominado a los Oscar y excelente thriller carcelario con cierto punto mágico. También podéis conocerlo por uno de los mejores westerns del siglo XXI Los hermanos Sister (2018), protagonizado por Joaquín Phoenix y John C. Reilly; o por su última película, Paris, Distrito 13 (2021) un pequeño dram generacional sobre las nuevas tipos de relaciones románticas, que abrió el SEFF en su año. Incluso, los más frikis, pueden que hayan visto la joya escondida que es De latir, mi corazón se ha parado (2005), con tan poético nombre. Al igual que todas las obras antes mencionadas de la filmografía del francés, Emilia Pérez tiene la misma cosa en común: que no se parecen en nada.

Rita (Zoe Saldaña) es una abogada que es contratada por uno de los mayores narcos de México (Karla Sofía Gascón) que quiere cambiar de sexo y comenzar una nueva vida. Una vez ha transicionado a mujer, adopta el nombre Emilia Pérez y decide emprender una ONG para localizar a los desaparecidos de su país por la mafia. De mientras, reunifica a su familia, con su mujer a la cabeza (Selena Gómez), aunque sin decirle que es su marido y padre de sus hijos.

Todo lo anterior, que podría ser de normal un híbrido entre melodrama y thriller criminal, se afronta como un musical divertidísimo en el durante todo el rato estás metido en la película de una manera u otra. Además, con la tremenda revelación de la española Karla Sofía y de una Zoe Saldaña que nos demuestra lo encorsetada que estaba bajo la batuta de Marvel y James Cameron, y lo divertida y flexible que puede estar. Todo el elenco femenino ganó en Cannes a mejor actriz, pero puede que el punto más bajo lo marque una forzada Selena Gómez, que, si bien sabe escoger muy bien sus proyectos, tiene dotes actorales bastante limitadas.

Al final, salimos de la película habiendo visto algo nuevo, felices por haber asistido a una fiesta llena de sorpresas y que nos recuerda lo divertidos que son los musicales después del desprestigio a Joker: Folieu a deux (Philips, 2024) justamente por ese motivo, aunque de manera desmerecida. Pobres de los que no disfrutan de los musicales.

8/10

The girl with the needle (Magnus von Horn)

Tras la Primera Guerra Mundial aparecieron muchos monstruos. No solo los soldados que regresaban mutilados y deformados, sino que engendró a toda una de generación de humillados sin moral. De ahí surgen los fascismos y nazismo, posteriores a movimientos artísticos como el expresionismo alemán, que de alguna forma antecedieron con su pesimismo y visión funesta de la sociedad.

The girl with the needle, en un contexto como el actual, bastante descreído, nos transporta al final de la Gran Guerra en Dinamarca, donde apenas duró 11 días. Karolina (visceral Vic Carmen Sonne) se queda embarazada de su patrón, pero este decide no casarse con ella por presiones de su madre. Tras haberse intentado practicar un aborto, tiene a la niña, pero la da en adopción a una mujer de su pueblo, para la que empieza a trabajar para cumplir su deuda.

Pese a una premisa que no se antoja terrorífica, The girl with the needle puede ser una de las películas que más horror genera de las que se hayan hecho en los últimos años. No a base de fáciles jumpscare o gore innecesario, sino con la más real de las abominaciones e imágenes que se te quedan grabadas en la retina, aunque incluso ni la veas, tan solo sugiriéndolas. Un terror que nos alarma ante la posibilidad de la presencia de tales monstruos (humanos) en la realidad. Todo sin dejar de ser hipnótica.

Una de las películas del festival.

7’5/10

And their children after them (Zoran BoukhermaLudovic Boukherma)

Durante los años 90, la ganadora a mejor película del Festival de Sevilla nos sitúa cada dos veranos siguiendo la trayectoria vital de Anthony (Paul Kircher). Tanto de sus enamoramientos, como de su relación con los padres y amigos, hasta su mortal enemistad con Hacine (Sayyid El Alami).
La película nos propone un melodrama que se torna en telenovelesco, con puntos bastante bochornosos, en el que todo se torna bastante antipático durante su excesivo metraje. No hay personaje que caiga bien, ni tengamos ganas de seguir, salvo a lo mejor el padre (Gilles Lelluche), que llega a tener una evolución dramática correcta. Tampoco nos motiva con las imágenes, que parecen prefabricadas y con una playlist de Spotify de los 90 bastante básica (e incluso decepcionante para lo que se escuchaba en la época).
4/10