Título original: Crypto boy
Año: 2023
Duración: 103 min.
País: Países Bajos
Dirección: Shady El-Hamus
Guión: Shady El-Hamus, Jeroen Scholten van Aschat
Reparto: Shahine El-Hamus, Sabri Saad El-Hamus, Minne Koole, Isabelle Kafando, Manoushka Zeegelaar Breeveld, Leny Breederveld, Raymond Thiry, Loes Schnepper, Jonas Smulders, Kendrick Etmon, Tobias Kersloot y Yari van der Linden
Música: Juho Nurmela
Fotografía: Daan Bukman
Productora: Four One Media
Distribuidora: Netflix
Género: Finanzas | Internet | Tecnología | Drama
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El sueño recurrente de la libertad financiera, el enriquecimiento rápido y fácil. Es la trama principal de esta película neerlandesa producida ex profeso para Netflix. Ya se sabe que la única manera de hacerlo es de forma fraudulenta (estafando a otros), o mediante economía sumergida (delinquiendo). No existe el enriquecimiento inmediato y sin esfuerzo, o al menos sin consecuencias legales y penales…
Si bien las criptomonedas no son necesariamente ilegales, ni siempre son una total estafa, sí dejan tras de si todo tipo de suspicacias. Estamos ante una especie de nueva fiebre del oro.
Eso le sucede a Amir (Shahine El-Hamus), el joven protagonista de la película. Ávido por aliviar las deudas del negocio familiar, se aventura en el mundo de las inversiones especulativas en criptomonedas. Y ya de paso, por supuesto, para demostrarle a su padre que es una tecnología con la que sacar mucho más provecho que con el bar que regenta desde hace 20 años. Un negocio que considera poco rentable y obsoleto. El clásico choque intergeneracional entre boomers y millenials, viejos y jóvenes, tecnoescépticos y criptoentusiastas.
Es obvio que Amir se deja seducir por un mundo repleto de dádivas y acceso al lujo y fiestas. Además, los mercachifles y charlatanes que se encargan de propagar todas las bondades de sus chiringuitos financieros, son tan hábiles como los mejores ‘coaches‘-mentores-gurús del tema que sea.
Roy (Minne Koole) es ese captador de crypto bros o crypto boys, una legión de creyentes y que están perfectamente convencidos de salir millonarios tras depositar sus ahorros y los de otros allegados en las crypto wallet de su agencia revestida como ‘start-up‘. Con la básica fórmula de acumular fondos de nuevos inversores, va construyendo un castillo de naipes que tarde o temprano se desmoronará dejando a todos sin nada, y huyendo con el botín. Los vendedores de crecepelo de las películas del Oeste, son ahora vendedores de humo digital.
No es una novedosa forma de construir riqueza, hay que arriesgarse (y mucho). La especulación como modelo de negocio es más vieja que el Sol: la Bolsa, el Casino, las apuestas deportivas o tragaperras, ¡las loterías! Múltiples formas de multiplicar (más bien dividir) tu bolsillo. No es sino el reflejo del ansia de muchas personas por obtener ingresos extra como sea. Una palpable falta de educación financiera. La volatilidad tiene algo de adrenalínico que embelesa a los que tienen acuciantes necesidades, o son bastante propensos a la ludopatía.
El discurso antibanco y de incomprensión social mediante eufóricas charlas, se trata de una innovación tecnológica interesante, es el gran argumento de los que estafan e intentan progresar a costa de los fondos de otros. Una estafa piramidal, bajo el esquema Ponzi, que curiosamente no cuenta con una película que ilustre su vida y deshonrosos méritos. Lo más reciente y aproximado es el caso Madoff en las finanzas neoyorquinas, y otros múltiples casos de estafas relacionadas con este mundo cripto.
La historia de Crypto boy no es sofisticada ni elabora una exposición detallada de en qué consiste esta tecnología de blockchain ni nada por el estilo. Para ello, ya contamos con múltiples documentales sobre el universo Bitcoin en todas las plataformas habidas y por haber. Tanto del misterioso y enigmático creador de este gran invento financiero y tecnológico, Satoshi Nakamoto. Como de los ya numerosos casos de estafa, o controversias acerca de si finalmente supondrá el fin del dinero físico.
Más bien es una fábula de tinte emotivo, auténtico, familiar y tradicional. En definitiva, pretende ensalzar el valor del esfuerzo en la vida real, en la economía productiva. A base de trabajo, ahorro y sensatez. El padre es un esmerado comerciante que inmigró a Holanda desde su Egipto natal para emprender con un pequeño bar de comida mejicana.
A pesar de no contar con ese argumento especialmente hilado ni excesivamente didáctico, sí facilita una moralina satisfactoria. Una simple pero responsable y prudente lección de educación financiera. Huir del timo de siempre, no hay que dejarse embaucar por los desaprensivos de turno. ¿Quieres ser rico antes de los 30?, ¿¡sin hacer nada, ni tener riesgo alguno!? A ver crypto boy, «nadie da duros a 4 pesetas»…
Crypto boy está actualmente disponible en la plataforma Netflix.
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Lo mejor: intenta despertar de los sueños de independencia financiera rápida y fácil a aquellos ‘cryptobros‘ más ingenuos e insensatos.
Lo peor: que no desgrane con algo más de detalle el mundo de las criptomonedas.
Nota: 6,5/10