Macu Machín: “De nada sirve tener unas ayudas al cine un año y al siguiente no tener nada. Creo que podrían coexistir el cine de los incentivos fiscales y un cine como bien cultural”
Las Islas Canarias son una cuna para el talento y la innovación, en esta ocasión, fue Gran Canaria la que vio crecer a la directora Macu Machín. Una cineasta que se define a sí misma como “alguien que contempla el mundo que la rodea con curiosidad. Pero creo que todavía está por descubrirse, afortunadamente”.
Dicha curiosidad se expresa en su trayectoria. Ha trabajado como guionista y realizadora de documentales en Barcelona, Argentina y Canarias. “La Hojarasca”, su primer largometraje, ganó un premio de desarrollo de proyecto en MiradasDoc Market (2017) y ha sido becado por el Programa Ibermedia (Madrid).
“El mar inmóvil”, “Ernesta y Elena”, “La Campaña”, “El Imperio de la luz”, “Ruinas Misteriosas”, “Geometría del Invierno” son títulos que forman su filmografía y consolidan su sello y estilo: austero y minimalista. “La forma es uno de los elementos que más me preocupan en mis piezas, así que una vez que siento que fondo y forma van de la mano en el proyecto, comienzo a desvestirlo hasta quedarme con lo mínimo indispensable”, apunta Machín.
Una de sus últimas creaciones, fechada en 2017, es el cortometraje “Ernesta y Elena”. La obra fue concebida para la Muestra Visionara. Conceptos de isla 2017 que tiene una regla muy particular: solo pueden participar obras que duren menos de ochenta segundos. Allí ganó el Premio a segundo mejor cortometraje Muestra Visionara, y selección oficial del FIVA Buenos Aires.
Entusiasmada y orgullosa, Macu Machín la presenta como “una pieza muy sencilla, donde el montaje de imágenes es manual, yo misma voy deslizando unas imágenes de dos indias alacaluf de principios del siglo XX sobre un taburete de piel. Para mí fue un reto poder contar una historia con los mínimos elementos posibles, sin diálogos, solo un aria de Monteverdi, unas fotografías en blanco y negro y un pequeño texto. Ahora mis dos indias viajan al FIVA, el Festival Internacional de Video Arte de Buenos Aires, y eso me pone muy contenta. Mi intención era restituir de alguna manera su identidad perdida en ese proceso de descontextualización al que fueron sometidas sus imágenes. El origen de la antropología como ciencia, los inicios de la fotografía y el propio imperialismo colonial fueron de la mano a finales de siglo XIX y comienzos del XX. Ese paquete conformó el imaginario de este mundo moderno totalmente cosificado, etiquetado y reducido a través de nuestros propios recortes del mundo que son hoy las fotografías”.
Dirigir este cortometraje ha sido una revelación para la grancanaria, “quiero seguir explorando esta línea formal cada vez más despojada de elementos. “Ernesta y Elena” ha sido la excusa perfecta para comenzar a trabajar en un tema que me interesa mucho: la producción de imágenes y su relación con el colonialismo y la antropología”.
El presente
Pero para llegar a este punto, en el que uno se encuentra con algo muy concreto que le llena y le apasiona, Macu Machín ha tenido que labrarse una carrera basada en la perseverancia y el esfuerzo. Tras más de una década, la directora reflexiona sobre su recorrido y hace una síntesis, definiéndolo como: “azaroso, inesperado y con algunas cuestas empinadas. Por suerte, no tengo problemas para pensar en la idea de estar sometida a una constante reinvención, aunque a veces es extenuante imaginarse como un elemento útil o necesario en el actual mercado de la producción cultural”.
Pero, ¿qué le diría la Macu Machín del año 2017 a aquella joven que estaba iniciándose en el mundo del cine?
La entrevistada no duda, “que es un mundo raro, donde muy a menudo te ves transitando caminos extraños que, en principio, no parecen llevar a ningún lado. Sin embargo, con el tiempo, algunas decisiones comienzan a tener sentido. De todas formas, existen muchos mundos posibles en el cine y el que yo he elegido es uno de los más espartanos. También le diría que, a pesar de todo, se dedique a ello con todas sus ganas y sin tantas dudas, que es hermoso cuando ves que tu trabajo se ve recompensado con el amor de un solo espectador y que desconfíe siempre de los caminos más cortos y rápidos”.
Tomando como lema esta última declaración, Machín ha estado estos últimos meses en Madrid, trabajando en un proyecto documental. Y adelanta que se trata de un largometraje en el que lleva trabajando desde hace más de diez años, cuando estudiaba un master de cine documental en Buenos Aires.
“Comenzó siendo mi proyecto fin de curso para la asignatura de guión y ha estado rondando mi cabeza desde entonces. Regresé a Canarias hace cuatro años y ahí retomé el proyecto. Ha pasado por distintas mutaciones hasta convertirse en este proyecto de autoficción con el que fui becada para el Curso de desarrollo de proyectos cinematográficos iberoamericanos que organiza Ibermedia en Madrid. “La Hojarasca” será una historia de reencuentros inesperados, de herencias malditas, de ánimas, de dos hermanas que se quieren pero que son incapaces de perdonar sus malentendidos, de unas huertas abandonadas de La Palma. Quiero que sea una exploración sensorial sobre la familia, el territorio y las historias aparentemente descabelladas que los conectan”.
El séptimo arte en Canarias
Y ya que la amena conversación nos traslada de nuevo hasta el Archipiélago, cabe destacar que Canarias se encuentra trabajando para estar a la vanguardia en cuestiones cinematográficas. La visión de la cineasta es clara y enriquecedora: “como individuos que desde posiciones diversas intentan sacar adelante sus propias visiones del cine, me parece que sí hay una necesidad de hacer cosas diferentes. Para ello han servido lugares de encuentro como el festival de cine de Las Palmas o el Festivalito de La Palma, que desde hace muchos años llevan propiciando el encuentro entre cineastas locales. En un territorio tan fragmentado y a falta de escuelas que aglutinen, el rol de festivales y muestras se ha convertido en fundamental para conectarnos. Pero no podría ser tan optimista y afirmar que a nivel institucional se esté trabajando en pos de una vanguardia. Sí a nivel de algunos centros culturales, festivales o a través del asociacionismo. Desgraciadamente, hasta que no se tome en serio al cine como bien cultural y se proteja con una ley del cine que incluya prácticas cinematográficas que no tienen, como primer objetivo, los resultados económicos, no puedo pensar en estar a la vanguardia cultural. Creo que vivimos un momento muy interesante como para que Canarias esté verdaderamente a la vanguardia y cree un modelo de cine que mime e incentive la riqueza de miradas que hoy tenemos, con ayudas al cine coherentes y consecuentes en el tiempo. De nada sirve tener unas ayudas al cine un año y al siguiente no tener nada. Creo que podrían coexistir el cine de los incentivos fiscales y un cine como bien cultural, pero para ello es necesario que los políticos también lo sientan así y se comprometan, entendiendo y valorando el momento único en que vive el cine canario. Así es como lo ven los festivales internacionales donde seleccionan sus películas”.
Mujeres y cine
Costó mucho esfuerzo para que la mujer llegara al mundo del cine y aún así a día de hoy se sigue reivindicando su rol en puestos directivos detrás de cámara. Desde tu punto de vista, ¿qué necesita el cine para que sea más igualitario?
“Aunque los discursos de la igualdad parecen estar totalmente aceptados, falta que se implementen medidas concretas desde las instituciones para que verdaderamente calen en todo el tejido industrial: desarrollar políticas públicas coherentes y consensuadas, para que tengan una continuidad a largo plazo. Desgraciadamente, el cine, no es una práctica ajena a este mundo que habitamos, tiene las mismas falencias y todos incurrimos, de alguna manera, en prácticas machistas, porque estas nos han modelado durante milenios. Así que no es extraño que el cine, como modo de producción industrial y cultural tenga aún esa visión tan reducida y ficticia de la historia, que es la que ha dictado el patriarcado. Entre cineastas y productores recae una responsabilidad fundamental que es la de romper ese falso discurso con el que se ha tejido la historia. Hasta que no dejemos de fabular desde ese punto de vista en el que la mujer es un mero elemento cosificado, no habrá cambio posible”.
Ante posibles situaciones machistas vividas desde que estudió cine en Madrid y guion en la EICTV de Cuba, añade que “de manera consciente o inconsciente he recibido valoraciones que tienen mucho que ver con esa mirada tan reducida y distorsionada. Queda mucho trabajo por hacer hasta que logremos emancipar nuestra mirada, no solo en cuestiones de género”.
Manuela Burló Moreno, directora y guionista, hizo esta reflexión en una entrevista para la revista Triodos: “estoy aburrida de que el hecho de que seamos mujeres signifique para algunos que hacemos cine para mujeres”. ¿Cuál es la tuya?
“Precisamente, como el cine forma parte de la visión del patriarcado, que organiza y narra a su antojo nuestra historia, cuando cuentas o produces historias fuera de esa propia concepción del mundo, eres etiquetada o convertida en un elemento exótico y nunca serás tratada en serio. Pienso en el cine que tiene perspectiva de género, pero también en el queer o en el que representa diferentes etnias. Quedas convertida en un producto transitorio porque no formas parte del verdadero mercado o sí, pero como mercancía, y, como producto exótico, entras a formar parte de su propio modelo de legitimación”.
Tras hurgar un poco en la vida y los pensamientos de la directora Macu Machín me inunda aquello que dijo una vez Alfred Hitchcock: “el cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel”. Espero y auguro, que las grandes ideas y la fortaleza de esta mujer sigan creciendo porque aportará al cine, como ya lo está haciendo, un recetario inolvidable.