Desde el 22 de enero se puede disfrutar en Netflix de Tigre Blanco, una película que explora la problemática de las castas sociales en la India. Basada en la novela homónima del escritor Aravind Adiga, la historia coloca el foco sobre un hombre de baja casta en busca de un futuro mejor. La adaptación cinematográfica cuenta con Priyanka Chopra y Rajkummar Rao, reconocidos actores de la industria de Bollywood, y presenta a Adarsh Gourav en su primer papel protagonista. Chopra es también la productora ejecutiva de la cinta, dirigida por el estadounidense Ramin Bahrani (Fahrenheit 451, 99 Homes).
La trama de Tigre Blanco gira en torno a Balram Halwai, nacido en una familia pobre, quien tiene esperanzas de convertirse en un hombre de éxito. Empezará trabajando para un matrimonio adinerado, formado por Ashok y su mujer, Pinky. En tono de comedia, Balram se encargará de guiar al espectador hacia su ascenso en la pirámide social. Habiéndose criado en un ambiente que le recordaba constantemente que su única aspiración es ser un sirviente, Balram se rebelará contra su destino.
Aunque todos los actores están espléndidos, el brillante trabajo de Adarsh Gourav como Balram Halwai consigue sumergir al espectador por completo en la historia. Chopra, cuya aparición es breve pero importante para el desarrollo de la trama, está impecable como de costumbre. Personalmente, echo de menos a Priyanka Chopra en Bollywood, ya que tiene una capacidad innata para mimetizarse con cualquier personaje que quiera. Rajkummar Rao se ha sabido posicionar como actor reputado en la industria del cine hindi. Aunque siempre le he visto en papeles similares, tiene carisma de sobra para hacer un excelente trabajo.
Tigre Blanco enseña las dos caras de un país tan lleno de contrastes como es la India. Retrata la miseria y el clasismo de una manera original, sin regodeos, y es capaz de hablar de temas tan oscuros desde la esperanza. El protagonista es un antihéroe con mucha personalidad, que prácticamente lleva sobre sus hombros todo el peso narrativo. Todos los personajes tienen luces y sombras, por lo que es complicado averiguar sus reacciones ante las situaciones que se suceden a su alrededor.
En definitiva, Tigre Blanco es un gran acierto de Netflix. Tiene un buen balance entre momentos de tensión absoluta y de comedia absurda, que no dejará a nadie indiferente. No se hace excesivamente larga, pese a superar las dos horas de duración no sobra ninguna escena. Si estáis cansados de rebuscar durante horas en busca de algo nuevo y divertido, esta película es para vosotros.
Namaste, amigos.