The Quiet Girl

‘The quiet girl’, más con menos

Título original: An Cailín Ciúin

Año:  2022

Duración: 95 minutos

País: Irlanda

Director: Colm Bairéad

Guion: Colm Bairéad

Música: Stephen Rennicks

Fotografía: Kate McCullough

Reparto: Catherine Clinch, Carrie Crowley, Andrew Bennett, Michael Patric, Kate Nic Chonaonaigh, Carolyn Bracken, Joan Sheehy, Tara Faughnan, Neans Nic Dhonncha, Eabha Ni Chonaola

Productoras: Inscéal, Broadcasting Authority of Ireland, TG4, Fís Éireann/Screen, Screen Ireland

Género: drama

Ficha en FilmAffinity

2022 ha sido el año de los excesos. Se han estrenado un buen número de películas apabullantes, donde las imágenes se sucedían sin ningún descanso. Hablamos de Todo a la vez en todas partes (Daniels, 2022), Elvis (Luhrmann, 2022) o Babylon (Chazelle, 2022). Sin embargo, y casi emulando a ese poblado de irreductibles galos, Irlanda ha presentado a los Oscar The quiet girl, una película intimista, calmada, sin necesidad de alzar la voz para que su mensaje puro cale en el espectador. Y no solo eso, sino que también ha pasado la preselección y es una de la nominadas finales.

Esta se centra en Cáit, una niña irlandesa de familia numerosa. Sus padres y sus hermanas no le prestan mucha atención, cosa que también le sucede en el colegio con los demás niños. De aquí viene su timidez y ser muy callada. Sin embargo, un verano es enviada con una prima de su madre que la acogerá junto a su marido como una hija y le demostrará qué es el amor.

Ante el exceso antes expuesto, Colm Bairéad decide apuntar a los sentimientos para hacer de una película de poco más de hora y media una pequeña delicia casi universal. Como el buen cine clásico, consigue llegar al corazón del espectador con pocos elementos y, sobre todo, con sutileza. Aquí los pequeños gestos importan, los regalos -¡ay, esa galleta!-, una caricia.

Incluso, cuando se podría haber puesto extraña a lo Vértigo (Hitchcock, 1958), apuesta más por la emotividad de una frustración curada, por el nuevo amor que emerge entre la niña protagonista y sus nuevos padres. Porque, aunque no lo sean biológicamente, son los que actúan como tal. De este modo, sobresalen los actores, robándonos el corazón, sobre todo, Carrie Crowley.

Sí es verdad que su aproximación a la maternidad no se siente novedosa, como sí lo hace Cinco lobitos (Ruiz de Azúa, 2022). Más bien maneja espacios comunes que sentimos como conocidos con anterioridad. Pero esto no juega en su contra, ya que es suficientemente emotiva para cautivar al público.

El único gran pero de The quiet girl es su traición final por parte del realizador. Hace una película sutil, con un mantra maravilloso y casi revolucionario en nuestra época que es «decir las palabras justas«. Aun así, decide autofagocitarse en un final donde se pone a sí mismo las medallas por lo bien que lo ha hecho con anterioridad a través de un montaje con sus highlights, rompiendo así su humildad y su discurso formal, demostrando un ego innecesario para una película que funciona como un soplo de aire al corazón durante la mayor parte de su metraje.

Nota : 7/10

Lo mejor: la sutileza para narrar el amor paterno filial

Lo peor: un exceso de ego en el final