Título original: Elvis
Año: 2022
Duración: 159 min.
País: Australia
Dirección: Baz Luhrmann
Guion: Jeremy Doner, Sam Bromell, Baz Luhrmann, Craig Pearce
Música: Elliott Wheeler
Fotografía: Mandy Walker
Reparto: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Richard Roxburgh, David Wenham, Kodi Smit-McPhee, Dacre Montgomery, Luke Bracey
Productora: Bazmark Films, Roadshow Entertainment, Warner Bros
Género: Musical. Drama, Biográfico
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Creo que prefiero considerarla secreto profesional y reservarme mi opinión acerca del cine de Baz Luhrmann (Moulin Rouge, Romeo + Juliet, El Gran Gatsby…). Supongo que es por todos ya conocida la habilidad del cineasta australiano de dividir a todos los espectadores en dos grupos muy definidos: sus fans aférrimos y sus detractores absolutos. Seas del bando que seas, es imposible que tus pensamientos hacia Luhrmann, sean positivos o negativos, no estén movidos por una visceralidad rara de encontrar (o, al menos, así nos lo pinta Twitter). O le amas o le odias. Quizás la buena noticia sea que Elvis, lo último del director, tiene algo de tratado de paz, pudiéndose entender fácilmente como un apretón de manos entre dos bandos que parecían destinados a nunca ponerse de acuerdo.
El biopic del rey del rock es, ante todo, un ejercicio de equilibrismo. Luhrmann baja un par (o más) de revoluciones a su desfasadamente adrenalínico estilo visual, poniendo siempre por delante la supervivencia y reivindicación de su estética. Todo el mundo puede estar contento en Elvis, pues el resultado de este experimento es una película innegablemente enérgica y dinámica que aspira a despeinarte pero no a marearte. Energía, energía y energía. El cineasta demuestra que los códigos de su cine era los únicos que podían aspirar a siquiera imitar a los que hicieron de Elvis Presley el indiscutible icono musical en el que se convirtió. Hay algo afrodisíaco en esos movimientos prohibidos del cantante con lo que la cámara de Luhrmann parece empatizar. Esos dos cuerpos movidos por una noción atípica de la sensualidad se entienden y dialogan, y eso es ya de primeras un triunfo.
Difícil era que el australiano no se sintiera como en casa teniendo ante sí a un Elvis tan sentidamente interpretado por Austin Butler. Remarcar que el actor recrea a la perfección toda la mímica que caracterizaba al cantante no me parece tan primordial como reivindicar lo bien calibrada que está su interpretación. Butler no se deja llevar por el tour de force gratuito o por la actuación hiperbólica y explosiva que suele llamar la atención de los Óscars año tras año. El actor sabe captar esa calma antes de la tormenta, esa fuerza contenida que espera impaciente a que los pies de Elvis toquen el escenario. Siempre con el respeto por delante, Austin Butler brilla por sí mismo sin dejarse arrastrar por la poco inspirada intepretación de Tom Hanks.
Y es que sin duda Elvis resplandece cuando la música empieza a sonar, siendo una película que se mueve mucho mejor en la coreografia que en el caminar (qué íbamos a esperar de Luhrmann…). Mucho mérito de esto tiene Elliott Wheeler, quien toma prestadas las melodías del cantante para los leit motivs de su banda sonora original, componiendo no solo un delicado homenaje al artista sino también una atmósfera elvisiana que envuelve por completo todo el metraje. Es por la excelencia de lo estricamente musical en Elvis por lo que su naturaleza de biopic musical hollywoodiense le pesa tanto…
Cuatro guionistas no han sido suficientes para alejar a esta historia de los convencionalismos con los que otras películas como Bohemian Rhapsody o Rocketman también han tropezado. Todo esto nos suena ya y en una película de Luhrmann ese es sin duda el peor de los pecados (por mucho mérito que tenga que casi tres horas de película se hagan increíblemente amenas). Creo que ya va siendo hora de mostrarnos otra faceta de estas estrellas del rock que no tenga que ver con su idealizada vertiente mesiánica y con todo aquello que tuvieron que sacrificar.
¿Acaso no puede un biopic reenmarcar lo real con tal de cambiar la historia? ¿No podemos creer en la justicia poética? ¿No consiguió exactamente eso Once Upon a Time in Hollywood? ¿No consiguió exactamente eso Spencer? Creo que Elvis se merecía otro final y creo – con aún más convicción – que el cine era lo único que se lo podría haber concebido.
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Lo mejor: La química afrodisíaca que brota entre el Elvis de Butler y la cámara de Luhrmann
Lo peor: Una condición de biopic que ha tenido que conformarse con quedarse mirando de lejos este romance
Nota: 7,5/10