Crítica – ‘Rocketman’

Título original: Rocketman

Año: 2019

Duración: 121 min

País: Reino Unido

Dirección: Dexter Fletcher

Guion: Lee Hall

Música: Elton John, Matthew Margeson

Fotografía: George Richmond

Reparto: Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden, Bryce Dallas Howard, Steven Mackintosh, Gemma Jones, Tom Bennett, Kit Connor, Viktorija Faith, Charlotte Sharland, Layton Williams, Bern Collaco, Ziad Abaza, Jamie Bacon,Kamil Lemieszewski, Israel Ruiz, Graham Fletcher-Cook

Productora: Marv Films / Rocket Pictures / Marv Studios / New Republic Pictures / Pixoloid Studios

Género: Drama musical / Biopic

La fama cuesta. Y también pesa, pesa muchísimo. Demasiado podríamos decir. La fama es una verdadera vorágine de fiestas, drogas, alcohol y también diversas compañías que pueden (o no) llevar a la celebridad en cuestión a perder el control sobre su propio ser. Y si no, que se lo digan a Reggie Dwight, también conocido como Elton John. Elton porque le gustaba el nombre y John por John Lennon (de forma completamente casual, también hay que decirlo), o eso cuenta Rocketman, el nuevo biopic musical sobre una de las leyendas más importantes del pop británico.

Dexter Fletcher, recientemente conocido por ser el salvador oficial de Bohemian Rhapsody (tomó las riendas de la película tras el despido de Bryan Singer), dirige esta nueva cinta que hace unas semanas tuvo su estreno mundial en el Festival de Cannes. Fletcher consiguió que el biopic de Freddie Mercury llegase a los Óscar e incluso le valiese su primera estatuilla a Rami Malek. En esta ocasión, ya sin Singer de por medio, el director demuestra que, efectivamente, el éxito de la película de Queen era todo mérito suyo. A él se le atribuye, por ejemplo, toda la secuencia final de la actuación en el Live Aid de Wembley, uno de los momentos más épicos del film. Y aquí repite en epicidad pero también se atreve a ser mucho más glamuroso y ante todo fiel a su protagonista.

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El joven actor Taron Egerton en ‘Rocketman’.

Y poco más podemos pararnos a comparar ambas películas. Porque sí, las dos son una completa celebración de dos iconos de la música, pero mientras una intentaba ir por un camino más terrenal y realista, Rocketman hace aquello que la vida de Elton John venía pidiendo a gritos: convertirla en un musical. Esto invita al espectador a dejar atrás toda regla natural del realismo en el cine para llevarnos en un viaje por el onirismo, la pomposidad y la abstracción cargado de brilli brilli. Un verdadero show acerca de la construcción de un icono sobre los hombros de un ser humano incapaz de aceptar su propia desdicha.

La cinta de Fletcher sigue cuidadosamente los puntos típicos que todo buen biopic necesita para cautivar al espectador. Sin embargo, en ningún momento suena condescendiente o tópica. Al contrario, el resultado final es una película perfectamente medida. Se toma los riesgos de estilo necesarios para salirse del arquetipo, pero sabe guardarse suficientes ases bajo la manga como para ofrecer un espectáculo digno del mismísimo Broadway. Porque en el fondo, Rocketman no deja de ser un popurrí de canciones de Elton John que perfectamente podría haber acabado sobre el escenario de un teatro pero que, sin embargo, acabó en la mesa de un ejecutivo de Hollywood… Y menos mal.

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Fotograma de ‘Rocketman’.

Su reparto no decepciona. Taron Egerton se camufla a la perfección en esta crónica de una calvicie anunciada, un chascarrillo incluido en la propia cinta. Bryce Dallas Howard (Jurassic World: El reino perdido) por su parte, borda el papel de mala madre, desinteresada y recelosa, y nos ayuda a entender los tantísimos traumas que marcaron la figura del artista. Aún así, no todo se debe a unos profundos mommy issues. Para la película es tremendamente importante la figura de productor ejecutivo del verdadero Elton, porque no se trata solo de un resumen de su vida y obra sino más bien de una recopilación de todo aquello que lo marcó de por vida. A la tremenda falta de cariño de su madre debemos sumarle un padre ausente, una vida romántico-sexual que solo le trajo quebraderos de cabeza y un corazón permanentemente roto.

Por fortuna, Rocketman no es una tragedia sobre la fama sino, en todo caso, una lección de vida en forma de musical pop. A veces épica y a veces íntima, pero siempre ambiciosa y enérgica. Tiene complejo de feel-good movie, pero no pasa nada porque no es una película para salir moqueando del cine. Todo lo contrario. Rocketman es una película para apreciar la vida y celebrar la música. Un canto de amor a una estrella del pop que no ha tenido reparos en confesarnos sus mayores miedos. Un relato sobre el precio del triunfo y lo que esconde el estrellato. Una vida única llena de momentos  que merece ser celebrada y, sobre todo, recordada.

Lo mejor: Sus cero complejos a la hora de ser una celebración lo más excesiva posible de la figura de Elton John.

Lo peor: Si no te gustan los musicales, esta no es tu película.

Nota: 9/10.