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‘Tetris’, el juego que necesitas

Título originalTetris

Año: 2023

Duración: 117 min.

País:  Estados Unidos

Dirección: John S. Baird

Guion: Noah Pink

Música: Lorne Balfe, Guadalupe Barbara

Fotografía: Alwin H. Kuchler

Reparto: Taron Egerton, Nikita Efremov, Oleg Shtefanko, Igor Grabuzov, Sofya Lebedeva, Anthony Boyle, Toby Jones, Roger Allam, Ben Miles, Togo Igawa

Productoras: Ai Film, Apple TV+, Marv Films

Género: Drama, Espionaje

Ficha completa en FilmAffinity

220 gramos. 8 Bits. 148x90x32 mm, poco más grande que una caja de tabaco. Con solo cuatro pilas podías pasar horas (32 para ser exactos) jugando donde quisieras, cuando quisieras, siempre que quisieras. En blanco y negro, claro. El color aún tendría que llegar.

Hablamos de la Game Boy, la madre de todas las consolas portátiles. Fue lanzada el 21 de abril de 1989, y cambió el mundo de los videojuegos para siempre. Hasta aquel entonces los gamers primigenios tenían tres maneras de jugar: en su PC, en una consola o en las recreativas. Seamos claros, las bases de la industria estaban ya asentadas por empresas gigantescas que perviven a día de hoy, como la japonesa Nintendo. Entonces, ¿por qué fue tan importante el lanzamiento de la primera Game Boy?

Porque era portable.

El mes de marzo ha traído grandes estrenos a las plataformas. Tetris (2023) es la última película estrenada por Apple TV+. Sigue la historia del comercial de videojuegos Henk Rogers (Taron Egerton) y su descubrimiento del juego Tetris en una convención de videojuegos. Desde el principio, Rogers sabe que está ante una oportunidad única, uno de los pocos trenes que solo pasan una vez en la vida. Sin pensarlo, compra los derechos de distribución del videojuego en Japón, país donde reside, para consolas y recreativas. Invierte todo su dinero, incluso su vida, en esos cinco minutos en los que ha podido jugar al Tetris. Casi nada.

Henk Rogerts (Taron Egerton), en la URSS. (Foto: Variety)

Cuando Henk empieza su aventura con la distribución del videojuego a través de su empresa Bullet-Proof Software, los ejecutivos de Nintendo le llaman para conocer su nueva consola: la Game Boy. Ante los ojos del comercial pasan todas las cifras que podrían hacer si vendiesen la consola junto a Tetris. Sin embargo, en cuanto decide poner un pie en el barco, las aguas se mueven: los soviéticos siguen teniendo la patente del Tetris en las consolas portátiles, por lo que Henk se ve obligado a viajar a la URSS para negociar.

Tetris tiene un ritmo frenético que nos atrapará desde el principio. Se nos presenta con una estética completamente generacional. No es solo el inicio: durante gran parte de la película el arte pixel art (llamado así porque utiliza los píxeles como unidades de dibujo), vertebra la narrativa. Los protagonistas se nos muestran como personajes de un videojuego; todo en la cinta rema hacia la integración trasversal entre ambos artes.

Nadie se espera que una película sobre el comercial que llevó el Tetris a lo más alto de la historia de los videojuegos sea una película de espías, y menos con tanta carga política. Sin embargo, el límite se traspasa en varias ocasiones retratando a los rusos como almas en penas, a los agentes de la KGB como empleados corruptos y despiadados, y a los funcionarios como débiles esbirros del sistema.

Todo lo que tiene de avanzado y rupturista (la estética, la vertebración de la narración como si fuese un videojuego), lo pierde cuando entra en los tópicos de siempre. Aquellos lugares comunes donde los soviéticos eran los malos, malísimos quedaron atrás. Tetris es capaz de dar un paso hacia delante pero aún sigue con el pie en el pasado.

No obstante, la película es muy disfrutable. El defecto ruso no arruina la experiencia completa, tan solo la hace menos interesante. La música de ocho bites acompaña el enrevesado mapa político que va desde los Estados Unidos hasta Rusia pasando por Japón, Inglaterra y Holanda. A veces resulta complicado seguir el juego de patentes, pero rápidamente la película se encarga de reconducirla. 

Tan solo falta el mando y Tetris podría ser un videojuego más.

Lo mejor: cómo consigue juntar la estética del videojuego con un ritmo electrizante

Lo peor: el retrato pobre y arcaico de la Unión Soviética y de sus personajes

Nota: 7,5/10