dune parte 2

‘Dune: Parte Dos’, sobre la violencia profética

Título original: Dune: Part Two

Año: 2024

Duración: 166 min

País: Estados Unidos

Dirección: Denis Villeneuve

Guion: Jon Spaihts, Denis Villeneuve, Craig Mazin

Fotografía: Greig Fraser

Música: Hans Zimmer

Reparto: Timothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Josh Brolin, Austin Butler, Florence Pugh, Dave Bautista, Christopher Walken, Stephen McKinley Henderson, Léa Seydoux, Stellan Skarsgård, Charlotte Rampling, Javier Bardem

Productoras: Legendary Pictures, Warner Bros., Villeneuve Films

Género: Ciencia ficción. Aventuras. Drama

Ficha completa en FilmAffinity

Me siento en la butaca y se apagan las luces. Se ilumina la pantalla y todo está justo donde lo dejamos hace ya más de dos años. La segunda parte del Dune de Denis Villeneuve nos hace sentir que nuestra vida durante estos meses no ha sido más que una estiradísima pausa para ir al baño. Si su primera parte pudo pecar de ser una detallada introducción de dos horas y media, en esta ocasión no hay tiempo para primeros actos. Volvemos a las dunas y, con ellas, a ese juego de dimensiones y texturas que tanto alejaron a Dune: Parte Uno de otros blockbusters hollywoodienses de ciencia ficción. La saga árida de Villeneuve se reanuda a través de una entrega tan continuista como expansiva, preocupada por lo que contó pero también obsesionada por poner el foco en las peculiaridades de aquellos nuevos espacios que debe aprender a cabalgar.

La distopía tecno-brutalista de su primer acto se transforma en Dune: Parte Dos en una bicromática odisea bíblica donde el pequeño gesto parece ganar importancia. Hechas ya las presentaciones, Villeneuve se permite bajar un par de marchas y no sólo mostrarnos este rojizo universo (el plano general), sino también darnos la oportunidad de tocarlo (el primer plano). La mitología de las novelas de Frank Herbert se adapta aquí desde una vertiente sensorial que dialoga más con el cine naturalista de Akira Kurosawa (he pensado mucho en Dersu Uzala) que con cualquier literatura post-apocalíptica. Su crítica anti-colonialista, aún poder llegar a relacionarse demasiado con Avatar, consigue obligar a la película a adoptar un ritmo más pausado y a comprometerse más con su punto de vista.

Dune: Parte Dossigue siendo una experiencia tan inmensa como lo fue su predecesora, ambas responsables de algunos de los planos generales más impactantes del último siglo. Sin embargo, en esta ocasión lo colosal parece apuntar más a lo introspectivo, al detalle y a la mística. Mientras la primera parte hablaba de lo diminuta que podía resultar una enorme duna, la segunda explica lo monumental que puede parecer una huella en la arena. Paradójicamente, cuanto más se aleja Villeneuve de la textualidad narrativa heredada de las novelas más entiendo el significado de las mismas. Cuanto menos se me explica sobre Paul Atreides, mejor entiendo su forma de sentirse perdido en su propia mirada.

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Fotograma de ‘Dune: Parte 2’ (Foto: Warner Bros. Pictures)

Imposible concentrar en un solo texto todas las sensaciones —tanto positivas como negativas— que le pueden brotar a uno durante las ásperas casi tres horas de metraje. Siento que enfrentarse a Dune es enfrentarse a una historia interminable (sentimiento que no supo cristalizar David Lynch), a un cuento inabarcable lleno de senderos hacia todas partes. Hay algo desbordante en esta matrioshka invertida, capaz de concentrar en el interior de su historia otra historia aún más grande que la anterior. Mentiría si dijera que esto no acaba por afectar negativamente a sus desenlaces, siempre algo faltos de fuerza y carisma por su necesidad de ser también introducciones a una entrega aún por llegar.

Al igual que Dune: Parte Uno, a Dune: Parte Dos también le cuesta por momentos acordarse de que es algo más que un trámite para la siguiente película. Sin embargo, en esta ocasión el presente se siente más seductor y la falta de punto y final más esperanzadora que desesperante. La introducción de personajes resulta ahora mucho más gratificante, otorgando una mención especial a la incorporación de un visceral y físico Austin Butler (Elvis), recién llegado de una secuela perdida de Hellraiser. Sigo defendiendo la presencia de Timothée Chalamet, quien canaliza con creces la naturaleza insegura de un Mesías en construcción.

Su camino del héroe adopta una dimensión mucho más corporal y gestual, recordando en ocasiones al experimento atmosférico y paisajístico presentado por Hideo Kojima en Death Stranding. El hamletiano Atreides materializa los peligros de confundir fe y política, al mismo tiempo que invoca algunos de los horrores contemporáneos que nos acompañan fuera de la sala de cine. Puede que la idea más fascinante de Dune: Parte Dos sea la forma en la que se pone en escena la ansiedad por la violencia venidera (al mismo tiempo que se justifica la ambición serial de la saga). Lo profético se convierte en el tema principal de un cuerpo desértico más herido por el pasado y el futuro que por el presente, siempre a la espera de lo que vino y lo que vendrá.

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Florence Pugh, en una escena de de ‘Dune: Parte 2’ (Foto: Warner Bros. Pictures)

Resulta complicado no convertir una crítica de Dune: Parte Dos en una comparativa con Dune: Parte Uno. Al fin y al cabo hay elementos compartidos que brillan por igual en ambas entregas. La fotografía de Greig Fraser aporta una segunda vida a las secuencias de acción, convirtiendo los destellos lumínicos en figuras retóricas de los propios enfrentamientos. La banda sonora de Hans Zimmer sigue siendo tan táctil como ya lo fue, por mucho que acierte dejando más espacio a un excelente diseño sonoro capaz de convertir el ruido en textura. Esplendido también el diseño de vestuario de Jacqueline West, tan comprometido con el misticismo de Villeneuve que parece dialogar en ocasiones con algún personaje de Meshes of the afternoon de Maya Deren.

Como podréis comprobar, escribir sobre Dune se convierte en una tarea tan expansiva como la propia narrativa de Dune. Para facilitar la lectura a quien haya llegado hasta aquí, acabo mi crítica con el titular que supongo que muchxs querían leer. Dune: Parte Dos me ha parecido mejor que Dune: Parte Uno. El cineasta canadiense ha acabado de perfeccionar un dispositivo visual desbordante, indiscutible en su capacidad de volver a hacernos sentir pequeños y curiosos ante una pantalla de cine. Sigo encontrando imperfecciones en una trama que prefiere narrar la mitología antes que mostrárnosla, convirtiendo las novelas de Herbert en una fantasma en ocasiones castrador. Sin embargo, hay algo innegable: de vez en cuando da gusto sentirse perdido en la aparente infinidad de un desierto como el de Denis Villeneuve.

Nota de lectores1 Vota
8
Lo mejor: Sus ganas de consolidar un cine de acción desde el énfasis en las texturas y las dimensiones
Lo peor: Estar más comprometida a una mitología dialogada que a una mostrada
7.5