Lo nuevo de Disney-Pixar genera divisiones en el espectador y esto se debe a la simpleza de su forma. Un tema complejo que lo aborda de una manera sencilla, dejando de lado la excesiva emoción y lágrima fácil vista en títulos anteriores.
¿Tú eres tú? o ¿eres lo que han hecho de ti?
Soul (Pete Docter, 2020) indaga en la construcción de la identidad/personalidad y nos propone la pregunta más antigua y típica del ser humano; ¿Cuál es el sentido de la vida?
Entiendo que el espectador esté acostumbrado a la magistral habilidad de Pixar en dar equilibrio entre tocar temas adultos con una animación y humor infantiles. Así, su cine justificaría la etiqueta «para toda la familia».
En Soul, creo que esto no ocurre. Están tocando ese límite donde el espectador decide si odiar o amar a una producción. Los expertos apreciarán las referencias, los detalles de un guión fino que obliga un segundo visionado.
El espectador que quiere ver algo similar a Coco (Lee Unkrich, 2016) o Up (Docter, 2009), se defraudará. Esto es otro nivel. Diferente, ni superior o inferior.
Soul trata un tema complejo de la manera más simple posible. Utilizando al Alma 22 como punto de ironía y sátira hacia la vida de un sistema obsoleto que no potencia el bienestar emocional de las personas.
Con este filme se puede hacer un análisis de nuestra propia identidad tan sólo con una de sus frases: «Aquí las almas no se destrozan. Para eso está la vida en La Tierra.»
Por no hablar de la elegante crítica a un sistema educativo que no fomenta la creatividad y el descubrimiento de la «chispa», esa esencia que nos hace únicos.
Esta última idea parece un cuchillo bien afilado a los padres y madres espectadores, que suponen que pensar sobre la muerte, la identidad, el sentido de la vida y la inteligencia emocional, no gustará a sus hijos y mucho menos comprender.
Los animadores de Soul apuestan por la sencillez en todas las facetas de la película. Desde lo técnico, almas y estructuras etéreas en el mundo del «Más Atrás» con líneas cubistas de Picasso, hasta un guión nada enrevesado que explica perfectamente el mensaje que quiere transmitir y que, por un momento parece obvio, pero créeme que la mayoría de nosotros no lo aplicamos en nuestra vida diaria.
Los detalles simples son los que hacen que tengas que ver Soul por segunda vez para poder apreciarla. El retrato de la comunidad negra en el barrio de Queens en Nueva York, la velocidad de ésta en la vida diaria de los ciudadanos que golpea una y otra vez nuestra esencia, engarrotando nuestro cuello hacia abajo ene l metro o en la calle. Las referencias a otras películas del estudio de animación o el Alma 22, por qué ese número y qué relación tiene con el mundo astral y numerología.
Los padres y madres que se quejan por tener que explicar a sus hijos Soul o Del Revés (Docter, 2015) tienen un problema. La animación ha madurado, sigue creciendo a pasos agigantados, y nuestros hijos y sobrinos también.
Si el espectador quiere una película de Disney para entretener a sus hijos mientras busca las últimas novedades de Rosalía en Instagram, que les ponga Frozen (Chris Buck, Jennifer Lee, 2013) o La Sirenita (John Musker, 1989). Pixar va más allá.
O «Más atrás». Según se mire.
Atrás, allí, al origen de todo. Donde todo era mucho más simple para disfrutar de las pequeñas cosas. La vida antes de los haters y de Twitter.
La vida sencilla. La vida misma.