Series que son un buen negocio (XXI): ‘Détox’, el ayuno tecnológico

¿Qué pasaría por hacer un ayuno tecnológico durante un mes? De eso trata la miniserie que comentaremos a continuación: Détox (2022).

Más bien podríamos hablar de microserie, y es que su duración total no supera a una película de los autocomplacientes muy-largometristas de Scorsese o Christopher Nolan.

La idea principal que subyace es la de la purificación personal. Una cura del exceso de uso y exposición a las redes sociales. Todo ello en clave cómica, siguiendo un poco el célebre formato sitcom. Se viven las andanzas de una peculiar familia. Vamos, nada que ver con dramas y tragedias tecnológicas del estilo de Her (Jonce, 2013). Dos primas que viven juntas, Manon (Manon Azem) y Léa (Tiphaine Daviot), rodeadas de amigos, familiares y situaciones disparatadas todo el tiempo.

Una idea inicial que recuerda bastante a la película hípster de Desconectados, con dos jóvenes del entorno millenial con problemas de tecnodependencia.

Así que resulta obligada una desintoxicación digital para acabar con esa adicción y sus problemas derivados. Didáctica y paródica para ridiculizar el excesivo apego a los teléfonos móviles y la hiperconectividad. La fascinación que sentimos como usuarios por las increíbles aplicaciones de nuestros dispositivos puede ser del todo comprensible.

No olvidemos cómo alucinaban Emma Roberts o Dave Franco en el juego de reality en línea de Nerve (Schulman, 2016). O lo que sucedía con los juegos de realidad aumentada, la próxima evolución tecnológica, de Ready One Player (Spielberg, 2018). Pura adrenalina y diversión. De una poderosa naturaleza adictiva.

El problema se hace muy evidente cuando nuestra protagonista en cuestión (Manon) se ve damnificada por las redes sociales. Una humillación que le supone una losa para su reputación como artista de hiphop. Todo muy cómico como comentábamos, sin pátina dramática alguna como la que mostraba el sucedáneo neerlandés de Eminem en Forever Rich.

detox
Las dos protagonistas en ‘Détox’ vagando sin conexión

La otra prima (Léa) por su parte, es algo así como una ex de lo más celosa, compulsiva más bien. Incapaz de aceptar la ruptura sentimental con su exnovio. Es tremendo el seguimiento/rastreo que le hace en redes valiéndose de pirateo informático. Cuestión interesante que ya observamos en C U Soon o con el padre ciber coraje de Searching. La ingente cantidad de datos que circula por la red, al alcance de cualquier avispado internauta.

Por consiguiente, una ciberacosadora y una obsesa de las redes que se ven forzadas a seguir una terapia de un mes de ayuno tecnológico, incluyendo un campamento détox de lo más original y divertido. Ya sabemos que el marketing siempre busca etiquetarnos para lo bueno y para lo malo. Se perfila a todos y todo con tal de clasificarnos mejor.

De ahí que muestre algunos perfiles caricaturescos de ciberacosador, youtuber intensito, puntuador-calificador profesional, cantante producto de Internet… Farsantes de lo social y mediático como el Andrew Garfield de Popular (Mainstream). Sin embargo, desde un punto de vista burlesco. Sin caer tampoco en el humor absurdo y bastante más facilón como el del friki tecnológico (geek) de Adam DeVine en Jexi (Lucas, Moore, 2019). Otro tecnodependiente y esclavo en plena sumisión de su asistente virtual.

En cualquier caso, tanto en las películas mencionadas como en esta miniserie, lo que necesitan los personajes es liberarse de los males de la tecnología. Por ello, muestra de manera satírica, burlesca y ridículamente real hasta qué punto estamos enganchados. Jóvenes estudiantes, personas de mediana edad y de cualquier condición social. Es algo natural de nuestra esencia en este siglo XXI.

No obstante, no cabe dramatizar en exceso ya que encontraremos seguramente muchas más ventajas que inconvenientes. No cabe duda de ello. Y muy a pesar de los trágicos efectos perniciosos como los que muestran algunas historias como Las gentiles o la reciente serie de Intimidad, con el crecimiento personal y las huellas que dejan el acoso y la toxicidad en redes. Cierto es que no resulta nada raro encontrarse con trols como el de Hater, o adeptos a la cultura de la cancelación como en Arthur Rambo.

Por fortuna, la propuesta es relativamente igual de interesante que algunos de los casos más dramáticos citados. Sin esperar un humor desternillante, sí es muy entretenida. El mundo de las redes sociales termina siendo rocambolesco como la vida misma. Es un reflejo más de la sociedad actual.

detox
Un buen ‘momento wifi’ donde y cuando sea

Recordemos que incluso las películas de animación, supuestamente enfocadas al público infanto-juvenil, moralizan sobre las virtudes de la tecnología pero siempre promoviendo un uso racional y moderado. Siendo conveniente no descuidar los valores humanísticos de las relaciones sociales y la familia.

Precisamente es lo que pretende esta miniserie, mostrarse sarcástica y crítica. Es decir, enseñarnos que mucha tecnología y pocas relaciones humanas es una vida de lo más irreal y superflua. No se trata de publicar contenido y más contenido, sin esencia. Adiós a tanto plato o momentos ‘instagrameables’, menos postear y publicar vídeos de lo que sea.

Una idea potente en Léa y Manon es en realidad la capacidad de reinvención personal, como la hay en otros personajes. Mucho más allá de su privación más o menos voluntaria de la tecnología…

Gracias a ello descubren que también hay todo un mundo analógico ahí fuera, sin (tanto) móvil, en el que forjar nuevas amistades, disfrutar de la lectura, nuevas experiencias,… «La Wikistreet». Eso sí, a pesar de que obsesionarse con el móvil es contraproducente, siempre será mejor no desaprovechar las ventajas infinitas de la tecnología y no tener que quedar como en los años 90 a golpe de cabina telefónica. Ni transitar por el mundo con toda la incertidumbre de que la Diosa Fortuna no hiciese de las suyas…