Forever Rich

‘Forever rich’, una pobre reputación digital

Título original: Forever rich

Año: 2021

Duración: 90 min.

País: Países Bajos

Dirección: Shady El-Hamus

Guión: Shady El-Hamus, Jeroen Scholten van Aschat

Reparto: Jonas Smulders, Daniel Kolf, Sinem Kavus, Hadewych Minis, Yootha Wong-Loi-Sing, Mustafa Duygulu, Yassin Dardour

Música: Mihkel Zilmer

Fotografía: Menno Mans

Productora: Four One Media

Distribuidora: Netflix

Género:  Drama | Intriga | Redes sociales

Ficha en Filmaffinity

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En esta historia encontramos acción e intriga en torno a un cantante de hip hop en la cresta de la ola, un sucedáneo de Eminem neerlandés, con una ambición desmesurada por convertirse en millonario. Su filosofía de vida: «de mayor quiero ser famoso y millonario, con una villa y mayordomo». Menuda declaración de intenciones…

Por tratarse de una película holandesa podría pasar más que inadvertida de no ser por su presencia en Netflix. Sin embargo, aporta un interesante punto de vista y ofrece una reflexión de actualidad que la hace recomendable.

La interpreta Jonas Smulders, un joven actor que ya ha desarrollado otros perfiles complejos de entornos sociodemográficos desfavorecidos. Destaca en su filmografía otra desapercibida pero de temática relevante como Silk road (Mark de Cloe, 2017), no confundir con la reciente Silk road: atrapado en la Dark Web (Tiller Russell, 2021) que se ha estrenado en Amazon Prime Video. Ambas sobre la ciberdelincuencia en Internet y ese lado oscuro de la Red.

Jonas Smulders es «un Gangsta sin reputación online» en ‘Forever Rich’

El personaje, en sentido literal, es el perfecto arquetipo de individuo con sustitución de carencias afectivas, personales y morales a través de la acumulación de cosas. «Tan rico que sólo tiene dinero».

La falsa expectativa del éxito asociado a ganar dinero y la riqueza material. Además de eso, un componente explosivo: la fama en redes sociales y el turbulento entorno de un estilo musical callejero y barriobajero. Que unos pandilleros le vejen y le humillen públicamente mediante un vídeo viral en el cual le roban un valioso reloj de oro, rompe los ya endebles esquemas de Rich.

Más que el valor económico del propio reloj, se trata de un elevado coste de perder una ya escasa autoestima. Nada ni nadie puede arrebatarle la cima que está a punto de alcanzar. Como un mero aprendiz de su idolatrado icono, el Tony Montana de El precio del poder (Scarface), se afanará por recuperar su reloj como símbolo, para restaurar su reputación de ‘gangsta’ del momento.

Fotograma de la película, dependiente del juicio de las redes sociales

Ahí radica lo interesante de la película, cómo encontrarse en el foco mediático de las redes sociales y su efímera y tantas veces cruel fama, algo harto complejo de gestionar. La presencia de los inevitables detractores (‘haters’) y millones de seguidores veleta. Todos ellos pueden encumbrar o hundir la carrera de un artista, celebridad e incluso cualquier particular. Y sólo con unos pocos, cientos o miles de «me gusta» y comentarios bochornosos y ofensivos. La viralidad de los vídeos humillantes de Rich, y el ciberacoso al que le someten, le llevan a perder la cabeza -inseguro de si mismo- durante una trepidante noche en busca de la reputación online perdida.

En definitiva, una película con acción, chantaje y ciberacoso a una celebridad del momento, en el marco de unas redes sociales tóxicas tanto por el entorno como por la propia gestión que haga uno mismo de ellas y de cómo las interiorice. ¿Por qué vivir continuamente obsesionado y preocupado por lo que piense la gente de uno mismo? Una película algo más que una historia facilona y de un país cinematográficamente poco habitual.

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Lo mejor: las carencias afectivas, personales y morales camufladas a través de la acumulación de cosas, y a su vez desenmascaradas por la toxicidad en las redes sociales.

Lo peor: la motivación y el éxito del protagonista como un ejemplo que pueda ser malentendido, incluso valorado positivamente.

Nota: 6,5/10