Rick and Morty: La locura hecha de oro

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Hay un momento de nerviosa duda, de sangrienta batalla campal en mi cabeza, cuando me piden que recomiende alguna serie. O sin petición alguna; sino simplemente cuando me hallo sumergido en una intensa charla etílica sobre las virtudes y milagros de las series del ayer y hoy, entre jarras de cerveza mientras calculo los céntimos de mi bolsillo. Se trata de una decisión especialmente difícil, más aún cuando entra uno en el campo de la comedia, tan subjetivamente traicionero. Es ahí, cuando puedo ir a lo seguro y pregonar que vean ‘The Big Bang Theory’, que es divertidísima, porque el científico ese alto es raro y divertidísimo, y el indio aquel es muy mono. También puedo hacer caso a mi corazón y dar un poco de luz a las eternamente recomendadas – y escasamente escuchadas – ‘The Office’ y ‘Wilfred’.

No obstante, la vida es de los valientes (audentes fortuna iuvat, si me la pego de pedante y doy uso a mis clases de Latín en el instituto). Así pues, planto mi bandera en tierras desconocidas para muchos con la esperanza que se maravillen ante ellas, ya que para la próxima vez que se pida – o yo imponga – mi opinión sobre comedias, diré, sin nerviosa duda: “Ve ‘Rick and Morty’.  Paga la cerveza y vete a casa a verla”.

Realmente, ‘Rick and Morty’ no destroza ningún esquema que no haya sido ya destrozado y machacado en televisión. La serie creada por Justin Roiland y Dan Harmon (quién también creó Community), bebe de otras animaciones para adultos (no he mencionado que es para adultos y esto puede ser un detalle importante). Sin embargo, ‘Rick and Morty’ es más que una jugosa sucesión de gags como ‘Padre de Familia’ o una punzante producción ávida de escándalos como ‘South Park’. Si bien estos dos referentes televisivos comparten con ‘Rick and Morty’ una concepción de lo absurdo sin aparente delimitación moral, la serie que nos ocupa se desmarca de esas dos al presentarnos una locura coherente y constructiva; aunque a simple vista se vea esto contradictorio.

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De entrada, resulta extraordinariamente meritorio el punto de partida que se propone en ‘Rick and Morty’. Caricaturizando- más si cabe- a los míticos Marty McFly y Doc de ‘Regreso al Futuro’, sus personajes se construyen sobre una sólida y a la vez desequilibrada personalidad. Son estos desquiciados protagonistas los que crean una trama argumental estable y constante. Absurda; sí, pero que te permite empatizar con las demencias de sus personajes y le da “credibilidad” a la serie.

Inciso para advertir que es muy posible que la palabra credibilidad la tachéis de vuestro diccionario tras los primeros minutos del primer capítulo, y olvidéis su completo significado tras las dos temporadas emitidas hasta la fecha.

Rick y Morty; los dos ejes conductores de la ficción, ridiculizan esa clásica relación de maestro-discípulo para desplegar a su alrededor, y ante nuestros anonadados ojos, un universo con una riqueza, una belleza y una locura creativa desbordantes, sin precedentes; y que sin duda os harán plantearos, no ya si hubo consumición de estupefacientes en la mesa de guión, sino la cantidad precisa injerida.

La explosión imaginativa de estos creadores de un universo como este, se ve constatada con la increíblemente variada colección de personajes secundarios, extras, decorados, planetas, dimensiones, paradojas, sangre y eructos.

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Argumentos de la más clásica ciencia-ficción se entremezclan con una esquizofrenia alucinógena no gratuita, ya que todo responde a un sentido narrativo central, igualmente absurdo y descabellado, pero que vale su peso en oro en un soporífero panorama cómico actual.

Y es que el refrescante humor negro – más negro que el carbón – ha sido lo suficientemente original y transgresor como para crear escuela en tan sólo 21 episodios. Un número que puede ser reducido a cero en dos noches de feliz visionado.

‘Rick and Morty’ ha abierto un nuevo cauce para la comedia en televisión. Ha amenazado a las pedantes legiones de fans que exclamaban sobradamente que ya habían visto todo en su vida seriéfilo. Porque Rick and Morty nos presenta una locura llevada a cabo por maestros de la locura. Una locura que no cae en la locura por la locura, porque eso equivale locura cero. ‘Rick and Morty’ te da un paseo por una nave espacial atiborrada de botellas de alcohol para que contemples una nueva locura por un universo infinito. Han moldeado con inesperado cuidado una locura hecha de auténtico oro. Así que ahora deja esa cerveza y ponte a ver ‘Rick and Morty’.

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