cantando bajo la lluvia

Retro-crítica Butacom: ‘Cantando bajo la lluvia’

Título original: Singin’ in the rain

Año: 1952

País: Estados Unidos

Duración: 102

Dirección: Stanley Donen, Gene Kelly

Guion: Betty Comden, Adolph Green

Música: Nacio Herb Brown, John Alton

Fotografía: Harold Rosson, John Alton

Reparto: Gene Kelly, Donald O’Connor, Debbie Reynolds, Jean Hagen

Productora: MGM

Ficha en Filmaffinity

Escrito por Amancio Cebrero

Hacer una reseña sobre una película tan emblemática dentro del cine musical como lo es Cantando bajo la lluvia, se vuelve una tarea de lo más entretenida cuando te encuentras completamente enamorado de esta cinta. Dedicarle unas palabras a esta inolvidable experiencia me hace reflexionar sobre lo mucho que me apoya el cine en mi vida y lo orgulloso que me siento de poder encontrarme con piezas tan bellas como esta. 

He tardado bastante en verla por primera vez, lo reconozco. Pero tampoco pienso que sea una película a la que llegas tarde (como le ocurre a la mayoría de los clásicos), ya que se conserva mejor que cualquier presentador de telediario. La atmósfera tan nostálgica y colorida en la que te envuelve, la cuál evoca a aquellos años dorados del Hollywood (quizás un tanto romantizados) de los años treinta, la gran cantidad de impresionantes decorados y el despliegue de talento artístico (y físico, sobre todo físico) que realizan sus actores, es a todas luces una experiencia que, sin lugar a dudas, voy a volver a repetir muchas, pero que muchas veces más.

Y es que quien se atreva a decir eso de que “los musicales son un coñazo” es que no ha visto un solo musical en su vida. Es imposible que el ritmo tan frenético de su trama (que en ningún momento pierde fuerza) te deje indiferente. Ni tampoco que pierdas la sonrisa que tanto contagian sus actores en todo momento. O que por supuesto decidas apuntarte a clases de claqué tras haberte tragado todos esos números musicales imposibles en poco más de hora y media que dura esta película. 

Y es que esta obra es una inyección de serotonina, ideal para cualquier momento de bajón o para un día en el que te sientas con tanta energía como para intentar recrear cualquier escena en tu salón. Es una película que funciona en todos los contextos posibles: con amigos, con familia, con tu pareja, de noche , de día… incluso si tienes que pasar un día en la cama porque has cogido algún virus (que nunca se sabe). 

Sin embargo, no todo en esta película es color de rosa. Otro de los potentes mensajes que podemos encontrar en ella, es la manera en la que se comporta la industria del espectáculo con cualquier persona que trate de buscarse la vida en ella. El sin fin de impedimentos para poder alcanzar el estrellato y el vacío que encontramos tras el éxito, son algunos de los temas que podemos sacar en claro leyendo entre líneas. Una odisea que vivió el propio Gene Kelly, que siempre ha recordado este rodaje como una completa tortura, debido a los múltiples obstáculos que encontraba para relizar su gran obra maestra.

Uno de los elementos que la convierte en un clásico es su alto contenido de metalenguaje cinematográfico. En ella no únicamente encontramos una historia sobre cómo se vivió el cambio del cine mudo al sonoro en el público, sino que nos enseña la manera en la que aquello afectó a todos los aspectos del rodaje y el sin fin de estrategias y entresijos que había que ingeniar para conformar una nueva forma de hacer cine. Una forma que propulsó todo un género, tan aclamado y odiado a partes iguales, como lo es el musical. 

Por supuesto, esta película ha sido una base de inspiración para la mayoría de musicales que le han seguido, sólo me ha hecho falta dedicarle un visionado para identificar en ella musicales modernos como son La La Land (Chazelle, 2016) o Annette(Carax, 2021) (cosa de la que podríamos hablar en otro momento). Pero desde luego que este musical abarca inspiraciones fuera del cine, es una película completamente necesaria para los tiempos malos, ya que el solo hecho de pensar en ella te sacará una sonrisa, por pequeña que sea.