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‘Parasite’, una metáfora perfecta

Título original: Gisaengchung (Parasite)

Año: 2019

Duración: 132 min

País: Corea del Sur

Dirección: Bong Joon-ho

Guion: Kim Dae-hwan, Bong Joon-ho, Jin Won Han

Música: Jaeil Jung

Fotografía: Kyung-Pyo Hong

Reparto: Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin, Cho Yeo-jeong, Choi Woo-sik, Park So-dam

Productora: Barunson / CJ Entertainment / Frontier Works Comic / CJ E&M Film Financing & Investment Entertainment & Comics

Género: comedia, drama, comedia negra, drama social, familia

Ficha en Sensacine

Tanto Gi Taek (Song Kang Ho) como su familia están sin trabajo. Cuando su hijo mayor, Gi Woo (Choi Woo Shik), empieza a dar clases particulares en casa de Park (Lee Sun Gyun), las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles.

Así da comienzo la película que, me atrevo a decir, se posiciona como clara candidata a ser la mejor del año. Y es que el maestro coreano Bong Joon-ho, conocido por obras como Okja (2017) o The Host (2006), no deja a nadie indiferente con su último film, Parasite con la que consiguió la Palma de Oro en la última edición de Festival de Cannes.

Sin ir más lejos, en la reciente edición del Festival de San Sebastián, en la salida del primer pase del film en la sección Perlak, todo el público salió entusiasmado. Y conseguir ese efecto (que toda una sala salga completamente encantada de un film, y que sólo se escuchen buenos comentarios), lo consiguen muy pocas películas. Pero es que no es para menos.

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Fotograma de ‘Parasite’ (Foto: La Aventura Audiovisual)

En Parasite, Joon-ho aborda con maestría asuntos sociales como la diferencia de clases. Porque la familia Kim es en realidad cualquier familia coreana que viva en esas condiciones. Nos cuesta poco imaginar una familia de cuatro miembros que, en una situación de poca abundancia económica, deba sobrevivir cómo puede a través de trabajos poco convencionales (como doblar cajas de pizza para comercios cercanos). Nos cuesta poco imaginar una familia que, para mejorar su situación actual, haga cualquier cosa que estuviera a su alcance para salir adelante y poder darle un futuro digno a sus hijos.

Así mismo, tampoco nos cuesta imaginar una familia como los Park que viven rodeados de lujos, en una casa enorme, con profesores particulares, una mujer que ejerce de ama de casa para que la madre pueda despreocuparse de tareas como cocinar o limpiar, e incluso un chofer personal que acerca a los miembros de la casa a todos sus compromisos.

Y precisamente aquí, en estas dos familias tan fáciles de localizar en nuestra imaginativa, es donde Parasite se vuelve absolutamente extraordinaria. Poco a poco y sin que a penas te des cuenta, Bong Joon-hoentrelazará las vidas de ambas familias de una manera tan sutil y tan bien ejecutada que casi parece la situación más natural que podía suceder. Y contra más entrelazadas están ambas familias, más peligrosa se vuelve la situación de los Kim y los Park, que llegará a un punto de no retorno que dejará al espectador helado en la silla.

Fotograma de ‘Parasite’

Si, Parasite es fácilmente la mejor película del año. Por la ingeniosa historia que presenta el director y la magnífica actuación que brinda todo el elenco. Por ser un thriller tan meticulosamente pensado que no da tiempo a pensar en que pasará en la siguiente escena, porque te pillará desprevenido. Por construirse como una comedia, como un film de terror y como una crítica social, todo a la vez. Por ser la metáfora perfecta de la situación entre Corea del Norte y Corea del Sur.

Y sobre todo porque, si aún no conocíais a Bong Joon-ho, Parasite es la carta de introducción perfecta de un director que seguirá dando mucho de que hablar.

Lo mejor: La sofisticación visual y espacial de la película

Lo peor: La sobrecarga de acontecimientos finales puede ser un poco abrumadora

Nota: 9