5 grandes interpretaciones olvidadas por los Oscar

Los Oscar son los galardones cinematográficos más famosos y codiciados del mundo. Desde 1929, se han entregado anualmente en una gala donde se premia a los artistas y profesionales del mundo del cine más destacados en cada categoría. Sin embargo, las decisiones de la academia norteamericana han estado en numerosas ocasiones rodeadas de polémica. Hoy te traigo cinco interpretaciones que deberían haber ganado un Oscar pero no lo hicieron.

5. Harry Dean Stanton en Paris, Texas (Wim Wenders, 1983)

Vale, este nombre ha sido añadido a la lista por motivos puramente pasionales. Nunca estuvo ni de refilón en las quinielas. De hecho, en toda su vida no fue nominado a ningún premio importante. Sin embargo, con sus andares de vaquero triste, su sonrisa blanca picarona y su porte reprimido pero sensible en París, Texas (Wim Wenders, 1983) el actor se ganó el corazón y la admiración de muchos cinéfilos. Sus paseos sin rumbo por el desierto tejano bien habrían merecido al menos la nominación. Pero claro, nadie se acuerda nunca del bueno de Harry

4. Kenneth Branagh en Enrique V (Kenneth Branagh, 1989)

Cogiendo el relevo de Sir Laurence Olivier en la noble tarea de ser el heraldo en vida del gran William Shakespeare, Kenneth Branagh protagonizó y dirigió esta magnífica adaptación de una de las obras teatrales más célebres del bardo inmortal. Con un reparto plagado de estrellas y un estilo narrativo innovador pero respetuoso con la estructura de la pieza original, Branagh se encumbró como uno de los realizadores más talentosos de su generación. Aunque fue nominado en ambas categorías (mejor actor y mejor director), el británico se fue a casa de vacío. Una verdadera injusticia que me hace tener un poquito menos de fe en la academia de Hollywood. Y sí, su interpretación es realmente insuperable (véase la escena del discurso de San Crispín).

3. Piper Laurie en El buscavidas (Robert Rossen, 1961)

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En el Hollywood de los años 60, lleno de caballeros andantes y damiselas delicadas, no abundaban los personajes femeninos complejos y bien construidos. Sin embargo, esta loable excepción permitió a Piper Laurie enseñar al mundo el talento que llevaba dentro. Interpretó a una escritora alcohólica y atormentada por su pasado cuyas ganas de vivir menguaban día a día. La maravillosa interpretación de Laurie, que le dio las réplicas al mismísimo Paul Newman sin despeinarse, debió haberse llevado la estatuilla. No obstante, se tuvo que contentar con una nominación.

2. Dustin Hoffman en Cowboy de medianoche (John Schlesinger, 1969)

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Son muchísimos los papeles oscarizables de Dustin Hoffman, que es sin duda alguna, uno de los mejores actores de la historia. Sin embargo siempre me he sentido especialmente apelado y conmovido por ese pobre diablo sin suerte que encarnó en esta bonita y sórdida película. Los matices y el nerviosismo que el maestro consiguió imprimir en su rostro, la irascibilidad y la desesperación. Para mí, este es por muchos motivos el mejor papel de su carrera (si, mejor que Rain Man).

1. Paul Newman en La gata sobre el tejado de Zinc (Richard Brooks, 1958)

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Seguramente la mayor injusticia de la historia del cine. El hecho de que Paul Newman no ganara un centenar de Oscars ya es de por sí una aberración. Pero es que los miembros de la academia ni siquiera creyeron que esta estelar, insuperable y sobrehumana interpretación de proporciones bíblicas mereciera el galardón. Esos ojos vidriosos, esa rabia contenida, ese vaso de whisky bien agarrado… Cada vez que recuerdo que esta interpretación no recibió un Oscar me entran ganas de darme veinte cabezazos contra la pared.

Postdata: Lo de Danny DeVitto era solo para llamar vuestra atención, no tiene nada que ver con este artículo.